Hace ya tiempo que están empezando a hacerse un hueco entre nosotros, brillando con luz propia en muchas de nuestras intersecciones y guiando a los conductores a través de la jungla del asfalto. Llaman la atención al primer vistazo. Por algo será. Son los semáforos que funcionan con ópticas de diodos emisores de luz (LED).
En comparación con los modelos de bombilla incandescente, no hay color: su luz es mucho más brillante, consumen menos y además duran mucho más tiempo.
Entonces, ¿por qué no se generalizan los diodos y enviamos el invento de Edison a la basura? Por una cuestión de precio, básicamente. Las ópticas LED son caras y, aunque según el IDAE el importe de la inversión se amortiza en ocho años, los ayuntamientos no disponen de fondos para sustituir el parque semafórico de una sola vez.
Una verdadera lástima, porque los semáforos de diodos se ven mucho mejor que los convencionales y no dan pie a confusiones. A diferencia de lo que ocurre con las bombillas incandescentes, un LED apenas transforma electricidad en calor, sino que prácticamente toda la corriente que lo atraviesa se transforma en un punto de luz. Y al componer una óptica con muchos puntos de luz, la visibilidad del conjunto es mucho mayor, ya que no existen zonas ciegas como ocurre con las ópticas de bombilla incandescente, donde la luz se irradia del centro hacia los bordes del círculo.
Su consumo es menor. Una bombilla de semáforo tiene un consumo de 70 W, mientras que un panel de diodos está en 10 W. Se calcula que cambiando los primeros 49.000 semáforos se evitará el consumo anual de 10.898 toneladas de petróleo y la emisión de 31.246 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Duran mucho más que las bombillas convencionales. Mientras una bombilla tiene una vida útil de 5.000 horas, un LED se mantiene en servicio hasta 100.000 horas. El envejecimiento de los diodos es mínimo comparado con la pérdida de luminosidad de las bombillas a medida que pasa el tiempo. Por otra parte, el hecho de que un diodo falle no invalida todo el semáforo, como ocurre con las ópticas de bombilla incandescente.
De momento, el IDAE prevé que se sustituirá el 15% de los 300.000 semáforos que hay en España, lo que supondrá un desembolso inicial de unos 20 millones de euros. Es de esperar que paulatinamente se reduzcan los costes de instalación de este tipo de ópticas, de forma que la renovación de todos los semáforos de nuestras vías es sólo cuestión de tiempo.
Vía | Revista Consumer
Imagen | EYSSA