Hoy, 1 de julio, se cumplen tres años desde la puesta en marcha del sistema del Permiso por Puntos en nuestro país y, de acuerdo con lo que dice la Ley, 21 millones de conductores obtendrán un bonus de 2 puntos por no haber cometido en todo este tiempo ninguna infracción que conllevase la pérdida de crédito.
Ando divertido estos días escuchando opiniones de la gente. Y es que las decisiones de la DGT dan para careos más acalorados que la eterna discusión sobre si el árbitro favoreció o no al equipo rival. Se escuchan tantas y tantas ocurrencias que la cosa da para una novela barata. Hoy me quedaré sólo en un post, pero si los comentarios que suscita son jugosos, a lo mejor me lío con lo del libro, quién sabe.
«Los que no conducen no pierden puntos»
Es evidente. Y si no sales de tu casa, tampoco. Y si no te sacas el carné, menos todavía. Quienes esgrimen este argumento hablan de conductores que guardan el Permiso en un oscuro cajón y claman al cielo porque estos conductores llegarán a 15 puntos sin unas mínimas garantías de ser conductores seguros.
Desde Circula Seguro ya denunciamos en su momento el problema que para la seguridad vial podía acarrear la modificación legal que permite que los permisos de conducir no caduquen. Fue y es un despropósito, aunque teniendo en cuenta cómo se lleva a cabo una renovación tampoco es para tanto. Lo que ocurre es que quienes se pasan el día conduciendo se ven más expuestos a la pérdida de puntos que aquellos que no tocan un coche… o que los llamados domingueros, esos conductores que tocan un coche sólo de vez en cuando y por esa razón se les presupone poco habilidosos al volante. De la misma forma y por el mismo proceso falaz, por cierto, que se supone que alguien que conduce a diario es un modelo de virtudes para los demás.
Dicho lo cual, ¿no se les olvida un pequeño detalle a estos conductores tan habituales? Quien maneja un vehículo con arreglo a las normas de tráfico… en principio no debería perder ni un solo punto, ¿verdad?
«Con estos límites de velocidad no me cambio el coche»
Esta idea es simplemente genial. Dicen quienes la defienden que con los límites de velocidad actuales no sale a cuenta cambiarse de coche y sí mantener el que uno tiene, aunque se caiga a pedazos. El razonamiento se resume en un divertido pareado retórico: «¿De qué sirve un coche potente si no paso de 120?»
Y mientras leo y releo la pregunta, pienso en la explicación que dio mi compañero Javier Costas sobre el uso racional de la potencia de los vehículos. Yo soy el primero que defiende la necesidad de llevar una buena colección de jacos bajo el capó, pero no para hacer el cabra, sino para obtener la respuesta que necesito en el mínimo tiempo posible (anda, qué curioso, ¡si esa es la definición de potencia! Trabajo realizado en un tiempo determinado). En el momento en que equiparo la potencia a la velocidad, es que he olvidado el resto de las leyes de la Física que acompañan al movimiento de un vehículo.
Por ende, y aquí el ponente llega a rozar la megalomanía intelectual, si nadie se compra un coche nuevo los fabricantes presionarán para que se amplíen los límites de velocidad y el Legislador no tendrá más remedio que claudicar. De lo contrario, las ventas caerán, los despidos se multiplicarán y nuestra ya maltrecha economía se precipitará al vacío en medio del Apocalipsis Final.
Leído de otra manera: si no suben los límites me quedo con el coche que tengo, que año tras año envejece más y más, hasta alcanzar por comparación con el resto del parque automovilístico el nivel coche de los de antes, de esos que beben como cosacos, contaminan lo que no está escrito y en caso de colisión tienen muchos puntos para convertirse en ataúdes sobre ruedas.
Bien mirado, la frase se puede interpretar como una especie de nota de suicidio.
«Todo el mundo va a más de 120»
Esta afirmación forma absurdo binomio con la anterior, y lo mismo aparece cuando hablamos del Permiso por Puntos que cuando nos referimos a la seguridad de las carreteras o a lo mucho que han evolucionado los vehículos en los últimos años. Es todo un clásico de la falacia popular en temas de estadística y seguridad vial, que se desmiente a lo Unamuno: viajando.
Hagamos una prueba sencilla. Me meto en la autopista con mi coche a 120Km/h de velocímetro. Fijo el control de crucero a esa velocidad y a ver qué pasa. Y lo que pasa dondequiera que vaya (y yo me muevo bastante con el coche durante todas las horas de la semana) es que no son tantos los que me pasan por la izquierda y sí muchos a los que yo voy adelantando sucesivamente. Pruebo lo mismo en una carretera donde la velocidad está fijada a 100Km/h y al cabo de nada desconecto el chisme que me mantiene a esa velocidad porque no me sale a cuenta. «Todo el mundo» va por debajo de 100Km/h para luego volver a acelerar un poco y soltar de nuevo el pedal del acelerador. Total, que por lo que veo circulamos más o menos a la velocidad máxima fijada y luego de vez en cuando pasa alguno bastante excedido. Donde sí tengo dudas es en el asunto de los límites específicos que se fijan en las curvas o en las inmediaciones de las intersecciones. Ahí sí que veo un despelote generalizado en materia de velocidad.
De vuelta al tema del Permiso por Puntos, la aseveración según la cual «todo el mundo va a más de 120» la encontramos en diferentes versiones, como el «todo el mundo se pasa los semáforos en rojo», «todo el mundo conduce borracho» o «todo el mundo conduce sin carné». Echando un vistazo honesto a nuestro alrededor, ciertamente las cosas no son así.
En realidad, quien afirma que «todo el mundo va a más de 120 Km/h» lo que hace es intentar justificar por qué él va a más de 120 Km/h.
«Por cualquier tontería quitan puntos»
¿Es una tontería dejar el coche tirado en una parada de autobús? Que se lo pregunten al autobusero cuando tenga que reanudar la marcha invadiendo dos carriles y molestando al resto de los conductores porque le es imposible hacerlo de otra manera.
¿Es una tontería saltarse un semáforo en rojo? La cuestión es tan sencilla como comprender que la vía no nos pertenece, sino que la pagamos entre todos. Y por lo tanto, hay que establecer unos turnos de paso: ahora pasa él y luego, tú.
¿Es una tontería exceder en 30 kilómetros por hora la velocidad máxima fijada? Si comprendemos cómo la energía cinética que acumula el vehículo al moverse se dispara en cuanto aumentamos la velocidad, quizá no sea tanta tontería.
Y así podríamos encontrar muchos y muchos ejemplos. No olvidemos otro pequeño detalle. Para que se cumpla una ley, no basta con redactar el texto y conseguir su aprobación por el arco parlamentario. Después de esto, es necesario que haya quien haga cumplir la Ley. Y eso, con la tabla de causas de retirada de puntos en una mano y los resultados objetivos en la otra, es hoy por hoy una utopía. Podemos convenir que se está procediendo a la retirada de puntos por alcoholemias y por excesos de velocidad, por ejemplo, pero hay decenas de infracciones que no se están penalizando como la Ley contempla.
Uniendo este punto con el anterior, el de «todo el mundo va fatal», podríamos acordar que no hay para tanto, ni en un sentido, ni en el otro. Es decir, ni somos angelitos ni esto es Kansas City, ciudad de pistoleros.
«A mí me da igual tener 12 que 15»
Claro. Eso es así. Al conductor que es capaz de respetar las normas, de la misma forma que hacía cuando se formó sólo que con más experiencia para hacerlo con mayor comodidad, a ese le da lo mismo tener 12 que 14 que, de aquí a tres años, 15 puntos cuando alcance el crédito máximo que otorga la Administración.
Entonces, ¿por qué se le conceden más puntos? ¿Para que tenga más posibilidades de infringir la Ley? Hombre, no creo que vayan por ahí los tiros. El que hace las cosas como marcan las normas convencido de que deben hacerse así no va a cambiar porque tenga más crédito en la cartera. En cambio, ese conductor puede servir de modelo a aquellos que en vez de 12 tienen 10, 8 o 6 puntos, por ejemplo. Porque el cambio de actitudes es posible y el sistema del Permiso por Puntos lo permite en todo momento. Y porque seguir las normas de circulación, a pesar de las interesadas leyendas urbanas que circulan por ahí, también lo es. Prueba de esto son los 21 millones de conductores que a partir de hoy pueden presumir de tener 14 puntos en su haber.
Y ahora, a por los 15. ¿Por qué no?
Foto | free parking, mind’s eye, Nathan from DeVryEET, Josep Camós, akeg
En Circula Seguro | Dos puntos extra para los buenos conductores
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