Los peligros de los márgenes de la carretera (4): medianas y edificaciones

Victoriano Flores Corzo

29 de marzo de 2015

La barrera de seguridad, quitamiedos, bionda o guardarraíl es un elemento de protección de seguridad vial pasiva, colocada a los lados de la vía, para separar calzadas de sentido contrario o en tramos peligrosos para impedir que los vehículos se salgan de la vía o puedan chocar con elementos más peligrosos que la misma barrera

La vía y su entorno representan el escenario por donde el tráfico rodado se desarrolla y las exigencias a las que el conductor con su vehículo debe afrontar y responder dentro de sus capacidades. Unas capacidades de respuesta que deben estar siempre por encima de las exigencias que presenta la carretera y su entorno como, por ejemplo, los peligros de sus márgenes. En caso contrario, las exigencias superarán a las capacidades del conductor y se produciría, por ejemplo, una salida de vía.

Pues bien, dentro de las exigencias de todo lo que rodea a la carretera a las que el conductor con su vehículo debe hacer frente, están: los elementos fijos, es decir, la vía con su configuración propia (rectas, curvas, cambios de rasante, pasos a nivel, pavimentación, adherencia, etcétera), la señalización (señales verticales, semáforos, marcas viales, etcétera) y los peligros de los márgenes de la carretera u obstáculos laterales como, por ejemplo: cunetas, árboles, bordillos, medianas y edificaciones.

¿Qué es una mediana?

mediana

Mediana: franja longitudinal, no destinada al tráfico, situada entre dos plataformas y con el fin de separar los sentidos de circulación

La invasión de la calzada de sentido contrario constituye uno de los accidentes más graves que se puede producir en una carretera. Un suelo inadecuado de la mediana supone un elevado riesgo de continuidad de los vehículos que circulan por el carril más próximo a la misma, aumentado el riesgo de accidente como, por ejemplo, una colisión frontal. Por tal motivo, los expertos recomiendan la instalación de barreras de seguridad cuando la calzada adyacente se considere un peligro.

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Para evitar este tipo de peligros y pensando en los conductores de dos ruedas, se recomienda la colocación de barreras de seguridad paralelas a las que ya existen y a una altura inferior para evitar que el cuerpo del motorista se cuele por debajo, así como rodear los postes con algún tipo de material de absorción de impactos contra las sujeciones para liberar parte de la energía en caso de choque o impacto.

Por otro lado, las barreras metálicas de seguridad pueden presentar más inconvenientes que ventajas para los turismos ya que, en caso de fuertes impactos, las partes metálicas de contención se separan y pueden actuar como auténticos elementos punzantes. En el caso de vehículos pesados o voluminosos como todoterrenos, camiones o autobuses, pueden arrancar de cuajo el guardarraíl o volcar por encima al impactar y salirse de la vía, por lo que para ellos tampoco es una buena solución.

Las edificaciones como obstáculos

Las edificaciones situadas en las proximidades de la carretera presentan un riesgo evidente para los casos de salidas de vía y elevado riesgo de choque contra las edificaciones cercanas. Según los expertos, las edificaciones próximas a la calzada pueden considerarse zonas peligrosas dependiendo de las intensidades de tráfico y de que la velocidad de proyecto de la carretera sea superior a 60 Km/h. No obstante, en el caso de que la edificación se encuentre habitada o sirva de almacén para sustancias peligrosas, la zona se considerará peligrosa con independencia de cualesquiera otras consideraciones.

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Pues bien, para evitar estas situaciones de riesgo inherentes a la carretera como se explican en éste vídeo, en relación a las edificaciones próximas a la carretera, existen las zonas de transición, es decir, el espacio de terreno que existe antes de entrar en la travesía, con el fin de eliminar, en la medida de lo posible, el aspecto interurbano del entorno y convertirlo en uno más urbano. Esto se puede lograr mediante la utilización de cebreados, medianas ajardinadas, refugios peatonales, dotación de aparcamientos, etcétera…:

La experiencia nos dice que la conjunción de distancias de visibilidad elevadas en los tramos de travesías y los carriles anchos, provoca en el conductor la sensación de circular por una vía interurbana y en consecuencia, ir a más velocidad. Pues bien, para cambiar la percepción del conductor y conseguir un descenso significativo de la velocidad y anchura del carril, por suelo urbano, se pueden utilizar los dispositivos reductores de velocidad como, por ejemplo, resaltos a modo de pasos de peatones, bandas transversales de alerta, ralentizadores prefabricados y semáforos.

Más información | Orden Circular 35/2014 sobre criterios de aplicación de sistemas de contención de vehículos.
Foto | Manuel, SantiMB
Vídeo | Asociación Española de la Carretera
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