¿Se puede circular con neumáticos de invierno en verano?

Pablo García Cuadrado

29 de junio de 2017

Mucho se ha hablado de la conveniencia de montar neumáticos de invierno en aquellas zonas donde las temperaturas sean bajas de forma constante o donde llueve, hiele o nieve de forma muy frecuente en los peores meses del otoño e invierno. Pero hemos hablado menos de la circunstancia contraria. ¿Qué pasa si se usan neumáticos de invierno en verano? La estación más calurosa del año presenta una serie de condiciones que hacen que no sea seguro conducir con los neumáticos que muestran en su perfil el dibujo de la montaña de tres picos y un copo de nieve en su interior.

Capacidad de frenada, adherencia, y control sobre el vehículo… mermados

Ocurre algo parecido al usar neumáticos de verano (o los de para todo el año, excepto algunos modelos concretos) en invierno. Es decir, las consecuencias de usar un neumático de invierno todo el año (en concreto en verano y primavera) son parecidas. Pasamos a enumerarlas:

  1. Falta de agarre: una vez que se hayan alcanzado 7ºC de forma constante (algo bastante habitual en nuestras latitudes), el neumático necesitará mucho más distancia para lograr la frenada deseada. ¿Por qué? Los neumáticos de invierno y de verano se diferencian entre otros aspectos, en el dibujo de la banda de rodadura. El de invierno es más profundo para evacuar el agua y la nieve con más facilidad, mientras que los de verano es al contrario.
  1. Mayor desgaste: los neumáticos de invierno al tener una superficie de rodadura mayor en contacto con el suelo, se desgastan más. Lo que se traduce en que duran menos que los de verano, y además provocarán que se consuma más combustible. Hay que recordar que por regla genera los neumáticos de invierno son un 10% más caros que los de verano.
  2. Giro de rueda: cuando la temperatura supera los 30ºC de forma constante el neumático de invierno comienza rodar peor, lo que implica una mayor distancia de frenada en las mismas condiciones que uno de verano. ¿Por qué? Porque la composición de un neumático de invierno resulta de una mezcla de cauchos diferente. Un material que no se endurece con las bajas temperaturas, pero con una situación contraria sufrirá un mayor desgaste. ¿Cómo? A través de unas pequeñas bolitas que se formarán alrededor de la goma y que provocarán que la rueda no gire de una forma óptima.

Entonces, ¿se puede circular con neumáticos de invierno en verano?

Por poder, se puede. Pero no se debe. No sólo porque termine resultando más caro de mantener al sufrir un mayor desgaste y su coste adquisición sea más caro. Sino que también porque como hemos destacado antes, resulta menos seguro. Y de la misma forma, circular con neumáticos de verano en circunstancias climatológicas que impliquen mucho frío, nieve, abundante lluvia o hielo generarán situaciones de peligro. Unos peligros que se traducen en mayor distancia de frenada, falta de agarre y problemas de adherencia que un neumático de invierno reduciría.

Por tanto, ¿hay que alternar los neumáticos en función de la estación del año?

Como hemos dicho en anteriores ocasiones, si vas a circular por áreas donde el clima invernal sea extremo y constante, sí que conviene circular con neumáticos de invierno. El norte y las zonas montañosas de nuestro país serían las zonas más propicias para ello. Por otra parte, existe desde hace tiempo en el mercado la posibilidad de aunar ambos tipos de neumático. Es decir, unas ruedas homologadas tanto para invierno, como para verano.

Se trata de una opción más que propicia para el clima español. Indicada para aquellos que circunstancialmente, necesiten las aptitudes de un neumático de invierno, pero sin perder la practicidad (por frecuente) que se obtiene usando los neumáticos de verano en los cada vez más secos y calurosas estaciones del año.

Un neumático que va más allá del tipo “todotiempo”

Hace un par de años apareció en el mercado el neumático de Michelin cuyo nombre comercial es CrossClimate. Por sus características de uso y fabricación, el CrossClimate es la primera rueda cuyo uso está homologado tanto para verano como para invierno. Si bien su uso para respecto a los meses más fríos ha de ser menos exigente que un neumático sólo de invierno. Aún así, es una de las mejores alternativas para todos aquellos conductores que por cuestión de tiempo o dinero, prefieren no cambiar los neumáticos en función del clima. Con el Michelin CrossClimate se consiguen las cualidades que todo neumático ha de desarrollar de forma eficaz en uno. O más bien, en cuatro ruedas.

Y esto ya lo hemos dicho muchas otras veces: el neumático es el único elemento del vehículo que está en contacto con el suelo. Junto con los frenos y la amortiguación es uno de los vértices del triángulo que determinan la seguridad activa de nuestro vehículo. Es por tanto de vital importancia que estén en buen estado y que su uso sea el adecuado.

Son los neumáticos los principales responsables de que circulemos bien (o no) agarrados al pavimento. Por lo que no podemos jugárnosla a la hora de elegir las mejores ruedas para nuestro vehículo.

 

Fotos | Michelin