Tal como nos recordó ayer Capreolus, este año 2014 que acabamos de estrenar nos dejará una nueva Ley de Tráfico, que es de esperar que se despliegue en sucesivos reglamentos, a imagen y semejanza de la ley que tenemos hasta la fecha. Hablando de fechas, la nueva Ley de Tráfico llegará tarde, en concepto y sobre el calendario, y es de esperar que descafeinada a más no poder, de manera que no habrá grandes cambios, digan lo que digan.
Llega tarde en concepto, ya que esta Ley debía haberse promulgado cuando entró la anterior, que no fue más que un parche. Llega tarde en el calendario, ya que se había anunciado para 2013 y luego fue que no. Y llegará descafeinada porque no es buena época para lanzar leyes audaces, que se avecinan elecciones y no conviene entrar en jardines de difícil salida, y también porque quien la redactará está en la DGT y en el Congreso de los Diputados.
Veremos pasar, de nuevo, una oportunidad perdida. La oportunidad de generar una Ley de Tráfico nueva, con sus respectivos reglamentos nuevos –o no, quizá un Código de la Circulación que englobara todas las cuestiones necesarias sería más eficaz–, con un texto legal nuevo que dejase de ser un refrito que va pasando de padres a hijos.
La última vez que se hizo algo así en España corría el año 1989, y tampoco fue una limpieza a fondo. La criatura nacida aquel año se llamó Ley 18/1989, de 25 de julio, de Bases sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, y sirvió para barrer el Código de la Circulación, que databa de 1934, salvo en algunos artículos, el último de los cuales sobrevivió hasta nada más y nada menos que 2009, cuando tuvimos el hoy vigente Reglamento General de Conductores.
Desde entonces hasta hoy, las sucesivas leyes y reglamentos no han sido más que parches sobre parches. No hay una concepción verdaderamente novedosa a la hora de plasmar en leyes lo que supone el tráfico a día de hoy. ¿Es que no han cambiado las cosas desde 1989? Pues se ve que no.
La verdaderamente nueva Ley de Tráfico espera a Europa
Para entender qué ocurre en España hoy con la legislación de Tráfico, hay una pista en el citado Reglamento General de Conductores de 2009. No, no es que en la página tal haya algo escrito, es que la pista es el mismo reglamento. Si lo comparamos con la Directiva 2006/126/CE del Parlamento Europeo, podemos jugar a encontrar las siete diferencias… y nos costará hallarlas. Por ahí van los tiros. Dentro de una Unión Europea que está en permanente construcción, nuestros textos legales deben acomodarse a lo que emana del Europarlamento.
Así, lo que se vaya haciendo mientras tanto es un juego de parche sobre parche. Otra pista, otro ejemplo, está en uno de los cambios que traerá el nuevo Reglamento General de la Circulación, donde se eliminará la mayoría de las exenciones de uso del cinturón de seguridad después de que en Bruselas hayan dicho que de qué vamos.
Esto no es una crítica a la forma de hacer de Europa –aunque a Europa le falta aceite en cada uno de sus abundantes rodamientos– sino una constatación de que, por más que nos vendan la idea de que tendremos una gran Ley de Tráfico, adaptada a los tiempos que corren, eso no será así hasta que no lo determine Europa. Para todo lo demás, las pinceladas que con cuentagotas fueron cayendo durante 2013 y que veremos este año.