El exceso de celo al cumplir las normas, tampoco es lo mejor del mundo

Esteban Viso

30 de enero de 2015

Siempre hablamos de normas de tráfico que no se respetan, o que se malinterpretan incurriendo de esa forma en una infracción, pero es muy raro que hablemos del exceso de celo a la hora de interpretar una norma. Es decir, cómo malinterpretar una norma puede dar lugar a un comportamiento no del todo correcto, pero creyendo firmemente que lo estamos haciendo genial, y que todo el mundo debería seguir nuestro ejemplo.

De forma particular, uno de los errores más vistosos es equivocarse a la hora de elegir el carril correcto. Parece mentira, sobre todo porque está muy claro desde el punto de vista de la norma y de la lógica, pero es cierto: mucha gente elige mal el carril adecuado para circular, o bien no deja de cambiar de carril una y otra vez, a pesar de que cuando el tráfico es denso, está demostrado que eso contribuye a formar atascos. Pero veamos un ejemplo claro de exceso de celo que deriva en algo que, sin ser una infracción, tampoco deja de ser un error.

Carril trenzado, ¿lo uso o no lo uso?

Nota: si el vídeo no empieza donde debe, navega hasta el minuto 11:56.

El vídeo es bastante largo, pero he colocado el inicio en el momento que quiero resaltar. Para ponernos en situación, este es un vídeo en el que un conductor graba el tráfico y va señalando infracciones que se quedan sin sancionar, pero en este caso creo que no está viendo la viga en su propio ojo. Lo podéis ver claramente, y de hecho se lo recriminan en los comentarios del vídeo: en su empeño por circular lo más a la derecha posible, utiliza un carril trenzado, que sirve para incorporación y salida de la vía, y que no sirve al efecto del cómputo de carriles.

Es verdad, total y absolutamente, que estamos obligados a circular por el carril de la derecha, porque así lo dice la norma, pero siempre que sea un carril propiamente dedicado a la circulación, y no a otros fines, como puede ser incorporarse a la autovía, o salir de ella. Como ya dijimos, los carriles de aceleración, de deceleración y los trenzados, no cuentan a la hora del cómputo de carriles.

¿Podría ser una equivocación?

Por supuesto que podría ser una equivocación: creemos que es nuestra salida, pero en un momento dado nos damos cuenta de que no, y «¡hop!», volvemos a la autovía, siempre que podamos hacerlo con seguridad. Pero en el caso del vídeo no es una equivocación, porque el señor en cuestión realiza su recorrido habitual (en un momento dado señala unas personas que, según él, están ahí todos los días para verlo pasar). La clave de este artículo es mostrar que nadie está libre de cometer un error, que en ocasiones debemos ser algo más tolerantes con los demás, y que hay que saber para qué sirve cada carril, y qué cuenta como carril.

En este caso, y no quiero ser el típico que señala con el dedo un error ajeno (porque de eso ya se encargan otros), creo que es un ejemplo muy gráfico para expresar eso que a veces pensamos: cumplir las normas tanto, tanto, que acabas pasándote por exceso de celo. Ojo, que también hace muchas cosas bien, como respetar la velocidad máxima, encender las luces en los túneles, y mucho más.

Foto | Mpeinado