En 1978 se televisaba ‘La segunda oportunidad‘, un programa moderno y avanzado a su tiempo que yo no pude disfrutar por el curioso hecho de estar naciendo, pero que años más tarde me serviría para tener una perspectiva de cómo hemos cambiado, como sociedad, en todo este tiempo. Y ver cómo ha cambiado la visión de la circulación y de la seguridad vial gracias a la experiencia y a los avances en materia de seguridad activa y pasiva.
En el primer capítulo de ‘La segunda oportunidad’ se hablaba de la frenada en curva, y hoy, en ‘La tercera oportunidad’, vamos a revisar el mismo caso. Hay pocas cosas más peligrosas que frenar con fuerza en el medio de una curva. En la inmensa mayoría de los casos eso termina con el coche en la cuneta, contra un árbol o el quitamiedos, o al menos termina con un gran susto. Frenar en una curva es absurdo porque se desequilibra el conjunto y se hace necesario actuar de una forma que la mayoría no está preparada. Lo que ocurre es que hoy en día, los sistemas de seguridad del coche nos ayudan mucho y lo que antes era casi al 100% motivo de colisión, hoy puede sobrellevarse con relativa agilidad.
La diferencia entre la secuencia del vídeo original y nuestro razonamiento ya la podéis intuir antes de que comencemos: ni las carreteras, ni los coches son lo mismo, mientras que las fuerzas que influyen en el coche son las mismas hoy que en los años 70, 80 o 90. Cosas de la física. Lo que ocurre es que los sistemas como el control de estabilidad o el ABS que tenemos actualmente en nuestros coches hacen gran parte del trabajo y, al menos, procuran que el resultado de esta imprudencia (frenar fuertemente en curva) sean mínimos en comparación con hace 35 años.
¿Qué cambiaría hoy con respecto a este vídeo? Muchas cosas fundamentales, y muchos más detalles. Lo primero, olvidándonos de la carretera y centrándonos en el coche, cambiarían las suspensiones y el sistema de frenado, elementos fundamentales para una frenada eficaz y segura. El propio sistema de frenado incorporaría ABS, y parte de sus componentes se encargarían de pasar información al control de estabilidad, además de trabajar para que las ruedas traseras (y las delanteras, pero menos en este caso concreto) no se bloqueasen y con ello la zaga del coche «se perdiese» tanto.
Por mucho ABS, ESP y suspensiones ultramodernas, neumáticos de alta adherencia,… frenar fuerte dentro de una curva era mala idea ayer, y lo es hoy. Otra cosa es que no haya que frenar nunca en curva. Se puede hacer, pero debe ser algo a evitar, y, en caso de necesidad, que sea una frenada lo más suave posible, y sobre todo intentando enderezar el coche al máximo. Podemos hacer eso gracias a toda la electrónica que nos arropa, que minimiza los efectos negativos de hacerlo «a pelo».
La razón de que no sea nada aconsejable frenar nada en curva es que si tenemos mala suerte y lo hacemos sobre mojado, o pisamos gravilla, o pasa cualquier cosa inesperada, los sistemas de seguridad activa van a tener que dejar paso a los pasivos para sobrellevar la colisión.
Es siempre mejor no tener que recurrir a una segunda oportunidad, nadie la tiene en carretera y por eso nació aquél programa. Si no hay segunda oportunidad, no hay tercera, pero como tampoco en la vida real la vamos a tener, para eso está esta serie: para recordarnos a todos que las cosas no han cambiado tanto, a pesar de que hoy tenemos mejores sistemas de seguridad y mejores componentes en los coches.