La somnolencia: el peor sueño

Victoriano Flores Corzo

26 de enero de 2011

Como decía Javier Costas en una de sus publicaciones anteriores, la somnolencia es una gran enemiga de la conducción segura, ya que sus consecuencias van desde un susto por microsueño hasta un accidente. Si estamos cansados, agotados tras un duro día o no hemos dormido lo suficiente la noche anterior, debemos evitar que afecte a nuestra capacidad para conducir, por tanto la única alternativa realmente eficaz es descansar y si estamos a mitad de viaje, lo mejor es detenerese en un área de descanso o de servicio, bajar del vehículo y estirar las piernas unos minutos.

La somnolencia es un factor de riesgo asociado a los accidentes de tráfico, ya que tiene la propiedad de mermar nuestras capacidades necesarias para conducir de forma segura, disminuyendo la capacidad de concentración e incrementando el comportamiento agresivo y el mal humor. Estos efectos no sólo se manifiestan por la noche, sino que también nos pueden afectar durante el día.

De nada sirve bajar la ventanilla o subir el volumen de la música. ¿Sabéis por qué?

Según los expertos, las consecuencias de la privación del sueño pueden ser varias debido a la modificación que sufren los ritmos circadianos obteniendo cansancio, inapetencias, confusiones mentales, etcétera. Por lo tanto, no podemos engañar a nuestro cerebro. No podemos evitar el bostezo o la caída del párpado. Podremos soñar despiertos, pero no conducir dormidos.

Está demostrado que las personas en estado de somnolencia exhiben ciertas características faciales que se pueden reconocer sobre el rostro, es así que la cabeza, los ojos y la boca brindan suficiente información visual para conocer cuándo un conductor presenta somnolencia.

cansado

Por dicho motivo, hace tiempo se planteó un sistema para la detección de la somnolencia mediante visión por computador, basado en el análisis de los ojos. Dicho sistema tiene la capacidad de adaptarse a cualquier persona, trabaja en tiempo real, bajo condiciones variables de iluminación y reales de conducción, generando en cada instante un índice de somnolencia que mide el estado de vigilia del conductor.

Bienvenidos sean todos estos avances que nos trae la ciencia y si salvan vidas están más que justificados, pero sigo pensando que nuestro organismo asocia una cama con el hecho de dormir y ningún sistema informático por muy innovador que sea nos podrá sustituir la idea de una buena siesta, en todo caso, nos avisaría para desistir en la conducción.

Son muchos los trastornos del sueño e incluso algunos de ellos puede ser causa directa de denegación para la obtención o renovación de la autorización para conducir, como es el caso de la narcolepsia. Sin embargo, otros muchos trastrornos relacionados con el sueño, si bien no impiden la tramitación del permiso de conducir, deberían hacernos pensar sobre si nos encontramos en las mejores condiciones para conducir nuestro vehículo, dado que pueden repercutir en los llamados efectos secundarios, por la ingesta de alcohol, drogas o tratamiento de medicamentos.

En lugar de referirnos a los síntomas del cansancio, vamos a citar algunas recomendaciones que nos pueden servir para evitar la aparación del sueño a la hora de conducir, como por ejemplo:

Cuidado con las comidas copiosas

El hecho de comer durante el viaje, si sabemos que nos queda todavía por recorrer una parte del trayecto, comer demasiado, nos puede hacer sentir pesados, igualmente ocurre con el alcohol entre comidas o la leche caliente después de comer.

Vigilar la postura al conducir

Confundir la comodidad con el reglaje del asiento nos puede llevar a una postura excesivamente relajada al volante, lo ideal sería sentirnos dominantes y en alerta ante cualquier posible maniobra de emergencia y sobre todo con una posición que nos permita sin esfuerzo una fácil visión de los mandos del vehículo.

Una buena ventilación

El aire que respiramos en el habitáculo de nuestro coche va a formar parte de nuestro sistema respiratorio, así que lo mejor es ventilar el coche sin que nos cause molestias. Para ello tenemos que dirigir algunas de las salidas de aire hacie el cuerpo o los brazos; nunca directamente hacia los ojos. Mantener una temperatura fija durante todo el año con efecto climatizador para evitar los cambios bruscos, ya que una temperatura elevada nos puede inducir al sueño.

Una buena conversación o un curso audio de inglés

La música relajante en el coche la dejamos para momentos íntimos ¿qué recuerdos aquellos? como en la escena de la película ‘Grease’ viendo el cine desde el coche. La música relajante mezclada con nuestro cansancio puede resultar incompatible con la actividad de conducir. Para mantenertos atentos no hay nada como una buena conversación si vamos acompañados o un buen monólogo con aquellos CD olvidados de inglés aunque el sonido del audio a volumen alto nos puede restar información del exterior y no digamos si llevamos la música con las ventanillas bajadas, nos pueden cobrar derechos de autor.

Una buena programación del viaje

Si no estamos acostumbrados a realizar un viaje largo (vacaciones tipo serie ‘Cuéntame cómo pasó’), lo mejor es hacer un plan de ruta. Podemos hacer coincidir un descanso con la visita a un lugar determinado, de esta manera cargamos las pilas y hacemos el viaje más entretenido. En el caso de que el tiempo no nos acompañe, por lluvia o niebla, pararemos con mayor frecuencia. Adaptarnos a las inclemencias del tiempo requiere más atención mientras conducimos y puede resultar agotador.

Y por último, son muchos los motivos para estar despiertos porque la conducción requiere informarse, interpretar, decidir y actuar en espacios de tiempo cortos ante las complejas variables y situaciones del tráfico. La falta de sueño al volante no trae nada bueno, por mucho que queramos combatirlo, ya que sus efectos siempre acaban influyendo en nuestra capacidad para conducir. Si nos vemos con sueño o cansados, abrimos durante unos segundos las ventanillas y seguidamente nos paramos a descansar.

Foto | Demian_us, calu777
En Circula Seguro | Sueño al volante. Cómo evitarlo