A principios de verano, la FUNDACIÓN MAPFRE dio a conocer un detallado estudio sobre siniestralidad vial en el ámbito laboral que debería formar parte de los libros de cabecera de cualquier trabajador o empresario, cuenten o no en su centro de trabajo con un encargado de Prevención de Riesgos Laborales.
Ahora que todos volvemos de vacaciones y hacemos propósito de enmienda para el nuevo curso que comienza, no está de más echarle un ojo a algunos de los puntos que se tratan en ese informe para mejorar la seguridad de las personas que con motivo de su trabajo deben trasladarse diariamente a bordo de un vehículo. Cada uno de nosotros es el máximo interesado en conseguirlo.
Desarrollado por la AEPSAL, el estudio comienza con una reflexión interesante:
La siniestralidad laboral derivada de los accidentes de tráfico no es demasiado relevante en el contexto de la siniestralidad laboral general española, pero sí que lo es en su cuota de mayor gravedad y mortalidad, debido a su especial virulencia con respecto a la de otro tipo.
Dicho de otra forma: pocos siniestros, pero graves. Aunque la siniestralidad vial de 2007 representó con sus 73.784 casos el 7,1% del conjunto de los siniestros laborales, acaparó el 39,1% de la siniestralidad laboral mortal, el 28,3% de los siniestros con daños muy graves y el 18,5% de la siniestralidad laboral grave.
En el estudio se distinguen dos tipos de siniestros laborales relacionados con la carretera: los siniestros in itinere y los siniestros en misión. Los siniestros in itinere son aquellos que suceden en el camino de casa al trabajo o del trabajo a casa, mientras que los siniestros en misión son los que ocurren durante la jornada laboral, lo que en el caso de la siniestralidad laboral vial se traduce a aquellos siniestros que se dan cuando el trabajador se traslada en el desempeño de sus funciones.
El informe revela un dato que da que pensar, o al menos debería: un 70% de la siniestralidad laboral vial se debe a siniestros in itinere. Y de estos, un 64% ocurre en el camino de casa al trabajo, a causa principalmente del estrés derivado de las prisas por llegar puntualmente y por el exceso de tráfico que se concentra en las horas punta.
Resulta interesante la tabla sobre factores relacionados con cada tipo de siniestro que da a conocer el estudio. En cuanto a la siniestralidad in itinere, los factores que concurren con mayor frecuencia son los siguientes:
- Uso incorrecto de los frenos en situación de emergencia
- Neumáticos en mal estado
- Ruedas con insuficiente o inadecuada presión de inflado
- Reventón
- Subviraje (desplazamiento del eje delantero) por velocidad excesiva
- Sobreviraje (desplazamiento del eje trasero) por velocidad excesiva
- Trazado incorrecto de una curva (con o sin visibilidad)
- Percepción incorrecta de la velocidad en maniobras peligrosas
- Pérdida de sentido de la trayectoria
- Mal estado del pavimento
- Suelo mojado o helado
- Desvío de la atención (aburrimiento)
- Realizar alguna otra actividad mientras se conduce (fumar, móvil, manos libres, GPS, buscar algún objeto, …)
- Prisas
- Consumo de Fármacos
- Fatiga atencional o psicológica
- Sueño
En cuanto a la siniestralidad en misión, se reconocen como habituales los siguientes factores:
- Percepción incorrecta de la velocidad en maniobras
- No mantener la distancia de seguridad
- Neumáticos en mal estado
- Error en la percepción de la distancia
- Falta de atención
- Desvío de la atención (aburrimiento)
- Realizar otras actividades mientras conducimos (fumar, móvil, manos libres, GPS, buscar algún objeto, …)
- Consumo de fármacos
- Tensión, enfado, irritación
- Estrés laboral (asociado al conducir)
- Percepción incorrecta del peligro
- Cansancio, insomnio y fatiga por conducción prolongada
En ambas listas los factores se presentan prácticamente bipolarizados: o se refieren al mal estado de los neumáticos y otras impericias de la conducción, o bien hablan del sueño, el cansancio y las distracciones, así como los trastornos emocionales que los acompañan habitualmente, lo que constituye un clásico de los factores de riesgo de la siniestralidad vial.
Sobre este último punto abunda especialmente el estudio. Se estima que la somnolencia está detrás de un porcentaje que ronda el 15 al 30% de la siniestralidad vial. En el caso de la siniestralidad laboral vial, las alteraciones del sueño están presentes en un 10% de los casos. Por otra parte, uno de cada treinta conductores confiesa que se duerme con facilidad al volante, así que la cosa es seria.
Por eso los autores del texto abogan por la coordinación de las administraciones competentes en materia laboral, sanitaria y de seguridad vial, las instituciones especializadas en el estudio y prevención de los accidentes laborales y viales, y también las empresas, para que se aborden causas como las alteraciones del sueño y los factores adversos, como la turnicidad.
En ese sentido, las medidas que aporta el informe resultan de una claridad meridiana: detección en las empresas del personal que tiene alteraciones del sueño, implantación de estrategias organizativas que eviten el cansancio a los empleados y formación e información sobre la prevención de los accidentes viales y laborales dirigidas a los trabajadores con perfil de riesgo.
Sobre el papel es una buena base. Habría que ver con qué cara se lo toman aquellos que deberían interesarse por estas cuestiones. Al fin y al cabo, reducir la siniestralidad vial es una tarea de conjunto. ¿O no?
Más información | Accidentes laborales de tráfico y Alteraciones del sueño
Foto | Domingo Martín