La pintura vial antideslizante también puede ser un problema para los coches

Diego Ávila

5 de diciembre de 2016

Nos adentramos en el último mes del año, diciembre. En esta época las lluvias aumentan, y también aparecen más habitualmente las nevadas, la niebla y las heladas… en definitiva unos factores climatológicos muy típicos del invierno que pueden crear estampas fantásticas. Sin embargo, no son los mejores aliados para conducir.

Con todos ellos la adherencia de la calzada es inferior. Algunos afectan más que otros, pero todos reducen la adherencia de nuestros neumáticos, por lo que debemos actuar con aún mayor precaución de lo que lo haríamos en un soleado día de verano, anticipando las maniobras y circulando con mayor suavidad.

En nuestras calles y carreteras por las cuales está permitida la circulación de vehículos a motor, nos encontramos multitud de señales pintadas sobre la calzada. Esta pintura vial supuestamente es antideslizante, aunque la práctica es muy diferente mostrando un coeficiente de adherencia mucho menor que el del propio asfalto. Muchas han sido las reclamaciones de motoristas y organizaciones, ya que han sufrido caídas al pasar sobre ellas y perder totalmente el control de su moto. Este problema se multiplica cuando la superficie está húmeda.

Si sois seguidores de las carreras de motos de velocidad y habéis visto carreras en lluvia, los comentaristas suelen citar la importancia de no pisar las líneas que delimitan la pista; aunque en ocasiones los pilotos se ven obligados a colocar las ruedas sobre ellas y, al dar gas, frenar o inclinar la moto, es común perder repentinamente la motricidad del neumático, acabando en muchas ocasiones “por los suelos”. Si la pintura utilizada en circuitos del campeonato del mundo resbala, es fácil intuir que la de las carreteras lo hacen aún más.

Por enumerar solo algunas de las señales pintadas sobre la calzada que nos encontramos en nuestras vías tenemos: marcas longitudinales continuas y discontinuas, líneas de borde de estacionamiento, marcas de guía en la intersección, marcas transversales continuas y discontinuas, marcas de paso de cebra, ceda el paso, stop, limitación de velocidad, flechas de selección de carriles, marcas de bifurcación, cebreados…, y así un larguísimo etcétera; y estas son solo algunas de las pintadas en color blanco.

Obviamente, para los vehículos de dos ruedas pasar sobre una pintura mojada es más peligroso que para un coche. Al tener solo dos ruedas, es casi seguro que si una pisa la pintura la otra también lo hace; y no, no es tan “sencillo” recuperar el control de una moto después de habernos sorprendido una brusca pérdida de tracción.

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En el coche jugamos con ventaja respecto a los vehículos de dos ruedas, aunque también nos afecta. La principal ventaja a la que nos referimos es que, al tener dos ruedas a un lado y otras dos al otro, es relativamente complicado que los cuatro neumáticos se encuentren sobre pintura. Además, las marcas suelen estar en los extremos del carril o bien justo en el centro de los mismos, por lo que es habitual que dichas señales pasen entre las cuatro ruedas.

Pero estas marcas viales pintadas sobre el pavimento no solo se encuentran en autovías y en las rectas. El mayor problema (para los coches) viene cuando nos las encontramos en curvas. Las inercias hacen que los neumáticos del lado exterior de la curva sean los que más esfuerzos reciban y, por tanto, lo ideal es que el contacto con el suelo ofrezca una gran adherencia. Los del lado interior, al estar más “liberados de peso” prácticamente acompañan al vehículo, ayudando a la motricidad mucho menos.

Dicho lo anterior, ya te podrás imaginar que la combinación de pintura en el asfalto, agua o humedad y coche trazando una curva puede terminar en un auténtico desastre de graves consecuencias. Si la curva no es muy pronunciada y la velocidad a la que circulamos es reducida, en situaciones normales, no debería ocurrir nada fuera de lo deseado. Pero si invertimos alguno de los dos factores podemos vernos en un apuro, con el coche trompeando, golpeando a otro vehículo o chocando contra un quitamiedos.

Las posibilidades aumentan si nuestro coche no está en las condiciones ideales de mantenimiento, es decir, si nuestros neumáticos están desgastados o si la suspensión ya no trabaja como debería. También aumentarán si hacemos un brusco giro de volante sobre la pintura o si aceleramos o frenamos de forma brusca.

De momento no existe solución para este fenómeno, o tal vez será que no salga rentable económicamente hablando. Sea como fuere, parece ser que las señales pintadas sobre el asfalto no se pueden eliminar, ya que hoy en día son imprescindibles para nuestra circulación.

Por tanto, a todos los usuarios de las vías nos queda la única opción de extremar la precaución: reducir la velocidad suavemente, intentar evitar pisar estas señales, no realizar giros ni aceleraciones o deceleraciones bruscas sobre la pintura y, cómo no, mantener nuestro vehículo en perfecto estado.

Estos consejos, como ya hemos dicho, debemos tenerlos presentes especialmente cuando el suelo está húmedo, mojado o encharcado. También hay que tener cuidado cuando las temperaturas son extremadamente bajas, ya que al ser impermeable y lisa, es más probable la aparición de hielo sobre ella.

Este problema lleva décadas en nuestra sociedad y, aunque la adherencia de las pinturas ha mejorado, sigue sin ser nada comparable con el agarre que ofrece el asfalto. Esperemos que pronto se encuentre una solución que lleva tantos años causando disgustos a los usuarios.

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Fotos | RoniMeshulamAbramovitz, Steve_HardimanTimArbaev y Marchcattle