Sobre la nueva normativa de etiquetado de neumáticos que entrará en vigor el próximo 1 de noviembre hemos hablado ya largo y tendido en Circula Seguro. Se trata de una norma europea que permitirá conocer el producto que adquirimos para adquirir neumáticos más eficientes y más seguros. Así lo aseguran Michelin y el RACC tras realizar un estudio conjunto sobre la nueva etiqueta del neumático.
La normativa relativa al etiquetado de los neumáticos se aplicará a los turismos, vehículos comerciales, 4×4, camiones, autocares y autobuses, y no afectará a los neumáticos clasificados como recauchutados, con clavos, off-road, neumáticos para competición y neumáticos para vehículos de colección.
El nuevo sistema de etiquetado se puede comparar con el etiquetado de electrodomésticos, que nos habla de la eficiencia energética que tienen, o hasta con el etiquetado de alimentos, que nos permiten conocer la identidad de lo que comemos. Si cuando compramos una nevera nos decantamos por la que exhibe la letra A, de máxima eficiencia, frente a la que muestra una D, de escasa eficiencia, al elegir un neumático la etiqueta se convertirá en una herramienta útil para elegir neumáticos con criterio.
¿Qué criterio? Según lo estudiado por Michelin y el RACC, un vehículo equipado con neumáticos de clase A consume 0,5 l/100 km menos que un vehículo que monte neumáticos de clase G, lo que supone un ahorro en carburante del 7,5 % calculado para un coche que consuma 7 l/100 km. En el mismo estudio se comprobó que un neumático A frena sobre mojado en una distancia un 30 % inferior que un neumático G. Además, la etiqueta nos informa del ruido que hacen los neumáticos al rodar, de manera que podemos comparar para elegir el que resulte más respetuoso con el entorno.
De hecho, la Comisión Europea estima que las mejoras de los neumáticos respecto a la resistencia a la rodadura que se alcanzarán a partir de la introducción de la nueva etiqueta podrían redundar en una reducción de las emisiones de CO2 en 20 millones de toneladas al año.
Así, la etiqueta informativa nos ayuda desde esa doble vertiente: la seguridad y el respeto por el medio ambiente, tanto en lo que se refiere a ahorro del carburante y reducción de las emisiones como en la reducción de la contaminación acústica por efecto de la fricción del neumático contra el terreno. Precisamente por eso, la norma eliminará del mercado los neumáticos G en 2014 y los F, en 2018.
Posibles mejoras para el nuevo etiquetado de neumáticos
Con todo, la etiqueta no incluye un aspecto esencial para el usuario: la vida útil del neumático, la durabilidad, que es un valor que puede estar contrapuesto a la economía del carburante y que no es baladí. A todos nos cuesta rascarnos el bolsillo cuando tenemos que cambiar de cubiertas, y si ese cambio es frecuente porque los neumáticos elegidos se gastan demasiado pronto… no los cambiaremos. Ley del bolsillo.
Esa consecuencia de no contemplar en la etiqueta la durabilidad como un aspecto fundamental nos lleva a un escenario en el que potencialmente se pierden dos de los efectos perseguidos: la seguridad, ya que un neumático que no se cambia a tiempo es un riesgo vial, y el respeto por el medio ambiente, ya que una mayor frecuencia en el cambio de neumáticos redunda en un impacto medioambiental que se puede reducir con un producto que cuente con una vida útil más prolongada.
Realmente cuesta conseguir un producto que aúne las tres características esenciales que buscamos en un neumático: ahorro energético, eficacia en la frenada y durabilidad. Por eso, la etiqueta es un paso adelante, pero no el definitivo, ya que no recoge todos los aspectos que necesitamos conocer para elegir el neumático que más nos interesa.
Algunas recomendaciones sobre neumáticos
A la hora de comprar una cubierta, lo principal es exigir la etiqueta informativa, pero también debemos atender a algunos puntos relativos al neumático que no se recogen en ella:
* Duración del neumático, ya que un neumático de larga duración es más rentable.
* Capacidad de adherencia en curvas, donde se produce un 25 % de los siniestros.
* Eficacia en suelo seco, donde se registra un 70 % de los siniestros.
* Equilibrio entre características. No es recomendable comprar un neumático de muy alta calificación en eficiencia energética si a la vez presenta una mala calificación en seguridad.
Finalmente, cabe una precisión de cara a todo conductor de vehículos. De nada sirve elegir un neumático de clases A o B si no lo llevamos a punto en cuanto a un aspecto tan esencial como es la presión de los neumáticos. De hecho, el estudio realizado por Michelin y el RACC demuestra que un neumático A a una presión de inflado incorrecta puede ser tan poco ahorrador como un neumático G.
De hecho, este factor es primordial tanto para el ahorro energético como para la durabilidad del neumático. Circular con una presión de inflado baja, entendida como tal andar con un déficit de un 20 % respecto a la presión de inflado aconsejada, aumenta el consumo de carburante en un 5% y disminuye la duración del neumático en un 25 %.
Y eso no hay etiqueta que lo arregle, depende de cada uno de nosotros como conductores.
En Circula Seguro | Nuevo etiquetado de neumáticos en Europa: te explicamos en detalle cómo será la normativa