La dinámica de un vehículo cargado

Igor Zamorano

31 de julio de 2010

El último estudio del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre ha tenido como protagonista conocer de qué forma afecta un coche cargado, ya sea sobrecargado o con la carga mal distribuida, a la hora de tener un accidente.

No es para nada una tontería, la dinámica de un vehículo puede cambiar totalmente de viajar solos y sin carga a hacerlo con pasajeros y cargados de maletas. El problema, hay que ser conscientes de ello antes de salir a la carretera.

Comencemos con los datos puros y duros. Un vehículo cargado influye en su comportamiento dinámico. Es más lento, más torpe, disminuye su agilidad y su estabilidad. Además la capacidad de reacción del motor no será la misma, salvo que tengamos un superdeportivo, mientras que a la hora de frenar, la distancia de frenada se alarga hasta un 17%.

Sin tener en cuenta el tiempo de reacción, el mismo tengamos el coche cargado o no, si circulamos a 55 km/h necesitaremos tres metros más de frenada. Pasamos de los 15 a los 18 metros. Parece poco, pero si nos paramos a pensar, 55 km/h es una velocidad «urbana» (bueno, un poco por encima del límite) y 3 metros equivaldrían a frenar antes o después del paso de peatones.

En el lado contrario colocaríamos la aceleración de nuestro vehículo. Más peso equivale a reacciones más lentas del vehículo. Eso también implica que a la hora de realizar maniobras complicadas como pueden ser incorporaciones desde un cruce, adelantamientos en vías de doble sentido tengamos que pensarnos las cosas dos veces antes de hacerlo.

La potencia de nuestros vehículos suele ser suficiente, y más en los tiempos que corren con potencias de sobra, pero es importante pensar de nuevo, que normalmente viajamos descargados y al coche le cuesta mucho menos. Ante la duda, mejor esperar otra oportunidad. Ningún adelantamientos es tan importante.

Además, es importante colocar perfectamente la carga en nuesto maletero (Cómo cargar el maletero de nuestro coche). Hacerlo bien significará que el centro de gravedad no se vea comprometido y que no dificulte los movimientos con inercias indeseadas.

Más detalles a tener en cuenta son la inclinación de las luces y la presión de los neumáticos. En cuanto a lo primero, la carga en la parte posterior hace que los faros enfoquen más arriba corriendo el peligro de deslumbrar a los que circulan en sentido contrario. Corregirlo será tan sencillo como regular los faros con la ruleta que la mayoría de coches tiene en la parte izquierda del salpicadero.

En cuanto a la presión de los neumáticos, nuestros vehículos suelen contar con cuadros de información en los que nos indican cual deberá ser la presión con el vehículo cargado. Si las recomiendan los fabricantes por algo será, así que antes de iniciar el viaje convendría revisar las presiones y ponerlas a punto.

Un presión incorrecta hará que giros, adelantamientos o frenadas sean menos efectivos y por tanto más peligrosos. Además tendrá efecto en nuestros bolsillos ya que las presiones incorrectas aumentan el desgaste de los neumáticos.

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