Parece que el coronavirus (covid-19) ha llegado para variar muchos de los hábitos de nuestra sociedad. En el ámbito del transporte, la bicicleta se ha aupado como uno de los medios de transporte más adecuados para lidiar con la nueva situación. ¿A qué se debe?
«No hace tanto» que nos encontrábamos sumidos en la transición hacia otra forma de movilidad, más sostenible, limpia e inteligente. Esta senda venía dirigida al ritmo que marcan las denominadas smart cities. Dentro de este contexto, existía cada vez más conciencia por parte de los agentes sociales de la necesidad del cambio. El pasado mes de diciembre, la Fundación MAPFRE, a propósito de la COP25, explicaba que no podemos permitirnos el lujo esperar mucho más.
En este contexto, en el que se pretende paliar las emisiones en el transporte y sus males asociados, la bicicleta se presentaba como un preciado recurso entre una amalgama de soluciones.
Las bicicletas y el coronavirus
Ahora, la ecuación se ha modificado con la irrupción de la crisis sanitaria. Es en este punto en el que la bicicleta puede contribuir a combatir el coronavirus, al mismo tiempo que seguimos avanzado por la senda de la movilidad sostenible.
El paréntesis de bajas emisiones que atravesamos durante estas semanas amenaza con un posible auge de la contaminación. Como se viene apuntando, el transporte público disminuirá su utilización en favor del transporte privado. Al menos será así durante todo ese incierto periodo en los que los expertos señalan que tendremos que convivir con el virus. Un estudio de Acierto.com habla de que el transporte público perderá un 20% de usuarios.
De ahí la necesidad de explorar nuevas vías que resulten útiles para no retroceder en cuestión de calidad del aire. Pocos podían imaginar que las bicicletas y el coronavirus podrían mantener una beneficiosa relación, pero así es. Para empezar, porque la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha abogado por su utilización durante la desescalada:
Siempre que sea posible, se debe considerar utilizar la bicicleta o ir andando, algo que contribuye a mantener la distancia de seguridad y a realizar el ejercicio físico que estos días no hemos podido practicar debido al teletrabajo o a la restricción de actividades deportivas o de ocio.
Pedaladas durante la desescalada
¡#GranCanaria también plantea reducir el espacio destinado al vehículo privado para dárselo a medios de transporte sostenibles! ??
? Gran papel del carril bici y el servicio de bicicletas públicas para la desescalada en la «nueva normalidad» canaria.
— Cycling Friendly | Mobility (@CF_mobility) May 19, 2020
Se ha podido leer y escuchar las palabras «fiebre por la bicicleta» en numerosas ocasiones durante denominada desescalada o intervalos en los que las medidas limitadoras de derechos se han ido suavizando. Aquí se encuentra otro nexo de unión entre las bicicletas y el coronavirus.
Personas con pasado deportista o sedentario se han animado a retomar parte de sus actividades a base de pedaladas. En Circula Seguro lo hemos comprobado al concretar para qué podemos utilizar la moto, la bicicleta o los VMP durante la desescalada.
Quienes también lo han constatado han sido los fabricantes de bicicletas y los talleres mecánicos. Resulta prematuro ofrecer una cifra exacta de cuánto se han elevado las ventas y las reparaciones. Aún así, existen otros indicadores que muestran que esa «fiebre por la bicicleta» es real. A los testimonios de las tiendas especializadas y el comercio electrónico se le suma un aumento de un 138% de las búsquedas en Google desde que empezara el estado de alarma.
Muchos países ya han elevado su apuesta por la bicicleta
Milán también favorece la movilidad en bici.
— Circula en Bici (@CirculaenBici) May 17, 2020
Si elevamos la mirada de forma internacional, se comprueba cómo muchas de las grandes ciudades occidentales han acelerado sus planes ciclistas:
- En Nueva York se han disparado las ventas de bicicletas.
- En Reino Unido van a dedicar nada menos que 280 millones de euros para crear una nueva red de carriles bici a nivel nacional para potenciar la alternativa real en relación con las bicicletas y el coronavirus.
- En Francia las autoridades van a dedicar 20 millones de euros en un nuevo plan de apoyo al sector. Este incluirá ayudas públicas de hasta 500 euros para la compra de bicicletas eléctricas o 400 euros para aquellos trabajadores que acudan al trabajo en bici (un tipo de ayuda que en Francia ya habían experimentado).
- En Berlín han modificado de forma temporal sus calles para acomodar los nuevos usos de la bicicleta.
- En Milán, conscientes del aumento de la contaminación que puede vivirse tras su desescalada, han lanzado un plan bajo el nombre de Strade Aperte en el que se crearán más de 35 kilómetros de vías ciclistas. En el caso de Roma, las autoridades hablan de hasta 150 kilómetros más de carril bici.
En nuestro país, tanto Madrid como Barcelona han abierto más espacio para la bicicleta. La pregunta es si esto permanecerá así una vez se supere la pandemia. Las planes de estas ciudades de cara al futuro todavía están pendiente de ver cómo se ejecutarán. En números, hasta 36 ciudades españolas han tomado medidas para favorecer el tránsito ciclista. 16 de las mismas lo han hecho para que sean permanentes.
Reducir la accidentalidad ciclista: ahora más que nunca
Buenas cifras están obteniendo los servicios de bici compartida o bicisharing. El reestablecimiento del servicio parece acelerarse atrayendo a nuevos usuarios.El aumento en el tránsito ciclista va a requerir acciones que van más allá de la apuesta por las infraestructuras (que no deja de ser esencial para la protección de los usuarios de la bicicleta).
Se trata de uno de los colectivos más vulnerables y cuya siniestralidad urbana ha ido en aumento durante los últimos años. Un fenómeno que los peatones, por desgracia, también experimentan. Si la desescalada arroja un panorama concreto para estos últimos, los ciclistas también necesitarán un plan. La nueva relación entre bicicletas y el coronavirus no puede convertirse en un motivo de aumento de las víctimas en la vía.
Por eso es preciso potenciar las labores de concienciación sobre el uso correcto de la bicicleta, las precauciones que se han de tomar para circular con seguridad por ciudad o redoblar la apuesta por la convivencia.
En ese sentido, la Fundación MAPFRE ofrece una guía completa que resulta de gran valor, tanto para los «viejos» ciclistas como para los que se han animado estas últimas semanas a pedalear. Veremos cómo evoluciona la situación y cuál será el hueco real de los ciclistas en las ciudades durante y después de la pandemia.
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