Introducción suave al gravamen de vehículos non gratos

Esteban Viso

24 de septiembre de 2011

Hace unas semanas comentamos cómo Holanda pretendía gravar más a los coches que tengan más kilometraje. Esto significaba penalizar el uso del coche por placer, aunque por otra parte podría perjudicar a los profesionales que necesitan el coche para desempeñar su actividad. Como todo, eso sería un mal menor con unas sencillas medidas que discriminasen conductores por placer de conductores por motivos profesionales. Y aclaro que aquí discriminar lo utilizo como “distinguir”, no como “perjudicar a uno de ellos”.

Ahora nos encontramos con una noticia que nos cuenta cómo en Barcelona, más en concreto en los peajes de acceso, los coches que menos contaminen podrán disfrutar de un jugoso descuento del 20%. Aparentemente son dos cosas diferentes, pero en realidad todo esto tiene mucho que ver, son cosas relacionadas y en mi opinión, si todo se plantease desde el mismo punto de vista nos evitaríamos tener que aclarar las cosas con los conductores profesionales del primer caso. Me explico.

Con cada año de vida de un coche se incrementan las probabilidades de que contamine más. Esto es cierto con los modelos digamos “antiguos” (de más de 10 años), y es posible que hoy en día los desgastes en la mecánica y todo lo que implica una mayor contaminación con el paso del tiempo no sea para tanto. No como antes, al menos. Hoy en día los coches se cambian, al menos por lo general, pasados los 7 u 8 años. El parque automovilístico se puede renovar hoy a mayor velocidad que hace 10, 15 o 20 años. Además las tecnologías actuales en cuanto a los motores nos aseguran que son efectivamente menos contaminantes, más eficientes que los antiguos.

Luego está la consideración, que puede ser algo simplista (ya me lo diréis en los comentarios), de que cuantos más kilómetros tiene un coche, tanto más probable es que tenga más años. A menos que seas un profesional, o que tu trabajo te obligue a recorrer 2.000 kilómetros a la semana, como a tantos profesionales les sucede. En el caso de que el kilometraje indique edad del coche, veo normal que se quiera controlar las emisiones, comprobar que todo esté correcto. En el caso del profesional, lo normal es que lleve el “coche al día” en cuanto a revisiones y cuidados, más que nada porque es su arma de trabajo.

Incentiva los coches más eficientes, penaliza a los demás

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Esteban, que te pierdes. El tema de hoy es que en os accesos a Barcelona, concretamente la C-16, C-33, C-32 Maresme y C-32 Garraf, se va a premiar a los vehículos con menos emisiones de CO2 y otros gases contaminantes para limitar la polución en la ciudad. Eso, así dicho está muy bien. ¡No tengo nada en contra de esto! Los coches beneficiados por el descuento serán los de diesel que emitan menos de 108 gramos de dióxido de carbono por kilómetro y los coches de gasolina que emitan menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Ni los más nuevos, ni los más caros, solo los más eficientes.

Hoy se está potenciando el uso de vehículos eléctricos y también de híbridos con más o menos penetración en el mercado. En el caso de las motos o ciclomotores puede haber más impacto y mejores perspectivas de mercado, y sobre todo me refiero a Barcelona, que está apostando duro por ello. ¿Qué implica incentivar el uso de vehículos menos contaminantes? Que se desincentiva el uso de los demás. Y ahora viene cuando digo si me parece bien o me parece mal. Ni una cosa ni la otra, como en muchos aspectos, si todo el mundo fuese lo suficientemente cabal como para determinar dónde, cuándo y con qué frecuencia se utiliza el vehículo propio y en qué casos es mejor optar por el transporte público, no estaríamos en una situación como ahora.

No, no se trata de ser un súper Tacañón de la carretera, me gusta conducir como al que más. Ni se trata de denostar a los trabajadores de ciudades o zonas menos pobladas que necesitan el coche para ir a trabajar. Sin ir más lejos, Extremadura no goza de una red de transporte público interurbano a la altura de estas expectativas, y lo se porque vivo en esa comunidad. Pero si Madrid y Barcelona. La verdad es que no es posible que yo sea nunca alcalde, porque desincentivaría el tráfico rodado por el centro exceptuando autobuses eléctricos y tranvías, así como vehículo exclusivo de profesionales: representantes, médicos, cuerpos de seguridad, reparto…

Por tanto mi conclusión es que si, que está bien hecho, pero en realidad siempre que leo estas cosas pienso lo mismo: las soluciones son incompletas. Me imagino que los impuestos de circulación son un activo importante en las cuentas de cualquier administración, así que cortar por lo sano sin introducir un nuevo impuesto es inviable. Llamémosle “Introducción suave al gravamen de vehículos non gratos”. Pronto un nuevo capítulo, seguro.

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Vía | La Vanguardia