Campaña de seguridad vial que no debería dejar a nadie ‘normal’ indiferente

Esteban Viso

4 de junio de 2014

A veces parece que los conductores, como colectivo al que se dirigen las campañas de tráfico o de seguridad vial, son niños pequeños a los que hay que engañar, de alguna manera, para que acepten los argumentos que se les da. Engañar de verdad a un niño pequeño está mal, aquí me refiero a esos «engaños» con los que conseguimos que se sienten a comer tranquilos, que prueben esto o lo otro, que esperen algo aunque no sean capaces.
Con el conductor como colectivo, pasa lo mismo. Parece necesario idear un truco, poner un reclamo, dar un golpe psicológico a base de argumentos que asumamos verosímiles, para que todo haga ‘click’ y que ese ente, el conductor, lo vea por fin meridianamente claro. Eso debieron pensar en Irlanda cuando se publicó un curioso anuncio en el que se vendía, a un precio bastante irresistible, un Subaru Impreza WRX de 2003. Por decirlo mal y pronto, un cochazo con bastante pedigrí, y a un precio muy interesante (3.000 euros).

Subaru_WRX_STi_2
Al «regalar» un bombón de ese calibre, el anuncio fue respondido por 5.000 entusiasmados aspirantes a comprador, y un tal John Murphy les contestaba, a todos y cada uno de ellos, con la misma cantinela en forma de mensaje grabado:

Aquí John. Perdón por no poder responder la llamada. Si llamas por el coche, sí, todavía lo tengo a la venta. Lleva unos seis meses. Es rápido, tan rápido que no la ví. Tenía solo seis años, por el amor de Dios… Hazme una oferta y llévatelo. No puedo verlo nunca más. Simplemente no conduzcas como yo lo hice.

Tras estas palabras, el mensaje terminaba así: «Ofrecido por el Consejo del Condado de Mayo, como parte de una campaña de seguridad vial«. Creo que casi todos, si escuchamos un mensaje así, podríamos sentir al menos un leve runrún, un cosquilleo, un click, un escalofrío… Sí, evidentemente una vez que se dice «ofrecido por…», caemos en que era una campaña, pero si realmente el mensaje anterior conectó, si nos imaginamos lo terrible que debe ser vivir con el remordimiento de haber matado a una niña de seis años por hacer el estúpido… Probablemente colguemos el teléfono y reflexionemos un rato.
Eso, si no somos como los 167 que, aun sabiendo que era mentira, dejaron sus datos para cerrar la compra. Esos son los de sanatorio. O uno al que se le oyó decir «no le dio un golpe al coche, solo golpeó a una niña«. Esa gente es la que preocupa, de verdad, porque se demuestra que no reaccionan con sensatez ni con algo tan emocional (a menos que seas bien poco humano) como es golpear a una niña de seis años (inocente, pura, feliz) por hacer el ganso; si ni tan siquiera con ese caso se paran a pensar que se debe conducir con responsabilidad, apaga y vámonos.
Personalmente, esta campaña de seguridad no me parece de diez, me parece perfecta, entre otras cosas porque no hay nada más que segmente el público objetivo como un anuncio con una jugosa oferta por un deportivo rápido, excitante y que atrae a muchos conductores, entre ellos los que les gusta correr.
Vía | Independent.ie
Foto | Bob McCaffrey