Guardia civil en funciones

Morrillu

23 de octubre de 2010

Vaya por adelantado que ningún trabajador de los Cuerpos de Seguridad del Estado se ponga en alerta porque no voy a tratar nada sobre ellos. Con el título simplemente quiero describir a una espécimen en concreto que nos podemos encontrar en la jungla del asfalto y que yo denomino guardia civil en funciones. Se trata nada más y nada menos que del tipico peatón que o fue o le hubiese gustado ser policía municipal o guardia civil ya que aprovecha la más mínima oportunidad para dirigir el tráfico.

Lo que en un principio puede parecer un acto con buenas intenciones, puede poner en peligro al conductor si se fía plenamente del viandante que le hace señales. Ni mucho menos este tiene completamente controlado todo el tráfico y puede hacer que no se percate de otro vehículo o peatón y provoque un accidente de forma fortuita.

Existen situaciones verdaderamente desesperantes. Por ejemplo, cuando sin mala intención intentan facilitar el paso de un vehículo de autoescuela. El alumno a los mandos, que sufre una verdadera saturación en los sentidos e intenta estar atento a todo, encuentra un nuevo factor que indudablemente desvía su atención, pudiendo fácilmente no fijarse por ejemplo, en un paso de cebra, en otro peatón que tiene la intención de cruzar desde el otro lado.

La situación quizás que más me saca de mis casillas es cuando desde lejos se ve a un peatón a punto de cruzar y ya nos hemos detenido para dejarlo pasar al otro lado, pero aun así nos dice que continuemos. Siempre en esos casos se produce una pequeña discusión entre los dos: el me dice con la mano que siga y yo le digo que no, que cruce… y así hasta diez veces e intercambiado gestos con ellos hasta que, cansado, decido bajar la ventanilla y decirle que pase porque con lo que llevamos parados, ya lo hubiésemos hecho de sobra.

¿Qué es lo mejor en estos casos? Pues ignorarlos y hacer como si no existiesen y continuar respetando el código de circulación como hasta entonces. Porque nunca sabes de quien fiarte. Recuerdo hace años un caso con un camionero llevando su tráiler a un muelle de carga y un señor, amablemente le dijo que él le indicaba para hacer la maniobra. Empezó a mandarle ir hacia atrás y cuando quedaba escasamente medio metro le gritó: ¡dale sin miedo! El camión aceleró y estrelló el remolque contra un muro. Acto seguido el supuesto ayudante le espetó: ¡para! Y ahora, dale un poco para adelante. Sinceramente, pensé que el camionero le daba con la llave de las ruedas.

Es un caso extremo pero con ello quiero decir que debemos evitar interferir en la circulación en la medida de lo posible. Nos evitaremos disgustos. Últimamente me dice Josep, que se pasa muchas horas circulando, que ha visto que el número de guardias civiles en funciones ha aumentado. Quizás la disminución de obras en la ciudad a las que echar un ojo obligue a la gente a buscar otros entretenimientos.

Foto | José Antonio Pardo