Los resaltos o bandas reductoras de velocidad colocados en la calzada de forma transversal como obstáculos artificiales tienen como objetivo reducir de forma efectiva la velocidad de los vehículos si están debidamente señalizados tanto vertical como horizontalmente mediante señales de tráfico, especialmente en zonas residenciales y de peatones como, por ejemplo, colegios o tramos de travesías peligrosos.
Los resaltos o lomos de asno como coloquialmente se conocen, podemos verlos convertidos en pasos de peatones y también en algunos trazados de vía interurbana para advertir de la presencia de un punto donde se requiere disminuir la velocidad. Pues bien, dependiendo de su diseño, en especial, su anchura y longitud será mas que suficiente para evitar daños en los vehículos a su paso. Pero, de ahí, que se ignoren para evitar pasar por encima de ellos como para evitar un obstáculo lo veo innecesario y peligroso. ¿Qué opinan?
Puedes superar el obstáculo pero no el peligro
Peligro inevitable se considera un peligro constante, es decir, si a sabiendas de que existe un obstáculo y lo ignoramos puede ocurrir que en cualquier momento caigamos en ese mismo error en cualquier momento. Y no sólo eso, sino que además, podemos hacer de un peligro un mal mayor. ¿Cómo?, pues no cumpliendo con la reglamentación adecuada o con las instrucciones al respecto. Por tanto, un resalto está pensado para que, a modo de advertencia, se de a conocer un peligro existente en la vía y si no se tiene en cuenta bien porque no queramos pasar por encima o porque se tenga espacio suficiente para evitarlo, cometemos el error de que nos sorprenda en un momento dado.
Lo cierto y verdad es que hay conductore que evitan los resaltos (reductores de velocidad), bandas o sobresaltos (o parrillas como yo les llamo) cuando ven espacio suficiente para que la rueda pase desapercibida, en especial, cuando por construcción (en forma transerval) colocado en todo el ancho de la calzada o por deterioro (deformación voluntaria o no, incluso, dejadez) donde permite el paso de la rueda, deja sin efecto la función de resalto. Pero, ¿conocemos los efectos secundarios?
Puede que con esa conducta a los mandos de cualquier vehículo ahorremos algunos segundos al ir más rápido pero también podemos cometer una infracción y lo que es peor un siniestro vial sin con la maniobra de desplazamiento lateral invadimos el sentido contrario de la vía (si es de doble sentido), colisionamos lateralmente contra otro vehículo, ciclista o peatón. Un riesgo innecesario que podemos evitar si realmente somos conscientes de los beneficios que supone el cumplimiento de la norma, sobre todo, para garantizar nuestra seguridad y la de los demás.
Realmente, y con esto termino, se equivocan los que piensan que los resaltos están para fastidiarnos las ruedas, neumáticos y suspensión de nuestro vehículo, salvo que la construcción del resalto no cumpla con su normativa que ese sería otro tema. De hecho, muchos de ellos, pueden ser demasiado altos (máximo 10 centímetros), o son demasiado anchos (4 metros de longitud máxima) o su color no es el adecuado (ni amarillos ni rojos). Pero, lo verdaderamente importante es que no podemos ignorar la señalización vertical del resalto que advierte de su presencia y si no se cumple dicha función, poco o nada podemos hacer ante la administración en caso de siniestro vial o sufrir daños nuestro vehículo.