Hasta hace muy poco tiempo, los crash tests de EuroNCAP eran una referencia en cuanto a seguridad pasiva, la que reduce los daños derivados de una colisión. En 2009, el consorcio europeo añadió a sus pruebas la seguridad activa, la que trabaja para evitar la colisión, llegando al punto de evaluar en 2010, de forma experimental, el sistema de frenada de emergencia autónoma del BMW 530d, que reducía por sí mismo la velocidad del vehículo al detectar riesgo de colisión.
Ahora, de lo experimental se pasa a lo procedimental. Coche que incorpore frenada de emergencia autónoma, coche que se evaluará en ese sentido. ¿Por qué? Muy sencillo. Este tipo de sistemas tienen una efectividad demostrada en situaciones reales que se cifran en una reducción de la siniestralidad del 27 %. A pesar de esta relevancia, son muy pocos los coches nuevos que incorporan este sistema.
Según un estudio realizado por EuroNCAP, la frenada de emergencia autónoma no está disponible de forma alguna en un 79 % de los vehículos que salen al mercado y en el 66 % de los casos los fabricantes no ofrecen este sistema en ninguno de los modelos de su marca.
Lo que evalúa EuroNCAP pasa a ser objeto de mejora
EuroNCAP es un escaparate para los fabricantes de automóviles, y en los años que corren, inmersos como estamos en una época en la que la seguridad vende, incorporar a las pruebas esta evaluación puede suponer un revulsivo para que más fabricantes monten el sistema en sus vehículos, ayudando de esta manera a la investigación y desarrollo de nuevos sistemas de seguridad activa que sean cada vez más eficientes.
Una forma de ver claramente cómo funciona esto es que desde que EuroNCAP comenzó a hacer públicos sus resultados, en 1997, la seguridad de los vehículos ha dado un paso firme en la dirección de mejorar todos los sistemas de protección que son objeto de evaluación. El último paso en materia de seguridad pasiva lo estamos viendo este año, con la incorporación de sistemas de protección a peatones después de que el consorcio anunciara que evaluaría con más dureza este aspecto.
Ahora, le toca al sistema de frenada de emergencia autónoma. ¿Es para tanto? En porcentaje, ya hemos visto que sí. A la práctica, Esteban nos lo enseñó en Lommel y yo mismo lo probé en Merkenich. La sensación es rara, pero actuar, actúa. ¿Hasta qué punto un coche que frena de repente hace aumentar el exceso de confianza del conductor? Esa es la gran duda.
Quizá para mitigarla, EuroNCAP contempla un campo específico en sus resultados de las pruebas donde se establece muy claramente cuáles son las limitaciones del sistema. Porque, como hemos sostenido siempre, por encima de toda electrónica debe funcionar el mejor sistema de todos: el sentido común. Y el resto es jugársela con la Física. Y esta sigue siendo inapelable.
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