La OCU pide cambios en la movilidad urbana tras estudiar las emisiones de diez ciudades españolas

Jaime Ramos

11 de marzo de 2020

La contaminación se ha convertido en una asignatura para la seguridad vial. El cambiante panorama con la movilidad obliga a toda la sociedad a asumir un cambio hacia un transporte más sostenible.

En lo que respecta a España, mucho se ha escrito y hablado sobre las situaciones concretas de Madrid y Barcelona. La resonancia mediática atenúa su intensidad al alejarnos de estas referencias urbanas. Sin embargo, en otros tantos puntos de nuestra geografía la contaminación no deja de suponer un problema similar.

Así lo ha señalado la Organización y de Consumidores y Usuarios (OCU), que junto a Datadista, han recopilado datos sobre la contaminación en diez ciudades españolas:

  • Madrid.
  • Barcelona.
  • Valencia.
  • Sevilla.
  • Zaragoza.
  • Málaga.
  • Palma.
  • Las Palmas.
  • Bilbao.
  • Valladolid.

Para ello, se han contrastado las cifras obtenidas con los márgenes de emisiones que establece la Unión Europea y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la OCU, «los resultados son muy preocupantes».

Ciudades con peor calidad del aire según la OCU

ocu contaminacionLa asociación de consumidores y usuarios no ha dejado de reclamar soluciones y medidas, pues según los expertos que han elaborado el informe las acometidas hasta la fecha son insuficientes. En ese sentido, los cálculos de los científicos sitúan al tráfico rodado como el causante del 40% de la contaminación del aire que viven las ciudades.

Dentro de las diez ciudades españolas objeto del estudio, las que peor resultados arrojan han sido Sevilla, Barcelona, Valencia y Palma en el caso de las PM2,5; a estas se suman Málaga y Las Palmas si ponemos el foco en las PM10. Estas urbes superaron, según los datos anuales de 2018, los listones máximos para la salud pública de la OMS, establecidos en 10 μg/m3 para las PM2,5 y 20 μg/m3 para las PM10.

Aunque bien es cierto que los límites de la UE doblan los de la OMS, y que ninguna ciudad los alcanzó, hay que considerar que las cifras se refieren a medias anuales. Es decir que, durante periodos concretos del año existieron episodios de contaminación con riesgo asociado para la salud.

¿Qué son las PM?

La urgencia y preocupación que transmite la OCU se debe en gran medida al objeto de estudio. Mientras que otros trabajos se centran en agentes contaminantes procedentes de las emisiones como el dióxido de carbono (CO2), este último informe tiene como protagonista a las conocidas por las siglas PM (particular matter o partículas en suspensión).

La categorización entre PM2,5 y PM10 viene dada por el tamaño de las partículas del estudio. Las PM10 poseen un diámetro menor a 10 µm (la milésima parte de un milímetro). Hasta el momento, los vehículos cuentan con filtros anti-partículas más o menos efectivos para contrarrestar sus efectos. No ocurre lo mismo con las PM2,5.

Ambos grupos se asocian a la combustión interna de los motores diésel (pese a que algunos de los motores alimentados por gasolina modernos también las presentan), constituyen una mezcla peligrosa de sustancias como nitratos, sulfatos, amoniaco, hollín, entre otras.

Los males de estas emisiones

Aparte de las enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio, las consecuencias para la salud relacionadas en concreto con las PM se extienden a otros males. Son responsables de aumentar los niveles de colesterol, transformando el llamado colesterol bueno en malo. Y no solo eso, también se relacionan con el autismo o la reducción de nuestras capacidades cognitivas.

Según la OCU, en el caso de las PM2,5, al ser más diminutas, son «potencialmente más peligrosas, pues permanecen más tiempo en el aparato respiratorio y pueden penetrar hasta los alvéolos, acrecentando los riesgos». Señalan que no hay nivel seguro con estas partículas.

Se calcula que en la Unión Europea se producen cada año unas 660.000 muertes prematuras causadas por contaminación. Ese número supera a las provocadas por el consumo de tabaco: las partículas contaminantes más pequeñas (PM 2,5) están entre los principales causantes.

¿Qué propone la OCU para paliar las emisiones?

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La asociación de consumidores y usuarios recopila los planes para luchar contra la contaminación de las ciudades objeto del estudio y les insta a tomar más medidas, sobre todo en lo que se refiere a crear zonas de bajas emisiones como la de Barcelona. Mientras que los protocolos anti-contaminación suponen un remedio temporal, parece que lo idóneo es optar por iniciativas que ataquen a la raíz del problema.

La Fundación MAPFRE nos hablaba, con motivo del pasado COP25, de un cambio de mentalidad que no puede esperar demasiado. Así lo expresaba el director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús:

Lograr un modelo de movilidad sostenible, segura y responsable y que sea respetuoso con las ciudades y las personas exige un cambio de mentalidad. No tenemos excusa, porque existen oportunidades y acciones al alcance de nuestras manos. Sabemos qué hay que hacer, pero no lo hacemos.

No en vano la salud de los conductores es una prioridad esencial entre los objetivos de la Fundación MAPFRE. Ese cambio de mentalidad requiere que todos los agentes de nuestra sociedad pasen a la acción para que la contaminación deje de ser considerado como un problema tangencial.

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