Aprovechando la popular campaña en redes sociales que tanto éxito está teniendo estas últimas semanas, Michelin Trendy Drivers lanzó en su cuenta de Twitter esta publicación con la que analizamos la evolución de las víctimas de tráfico en los últimos diez años. El #10YearChallenge en seguridad vial en nuestro país nos muestra una clara mejoría desde el año 2008 hasta hoy: los accidentes mortales se han reducido a la mitad. Unos datos que nos motivan, sin duda, a continuar peleando por cumplir el Objetivo CERO.
Los estudios sobre principales cifras de siniestralidad vial comenzaron a publicarse por la DGT en el año 2003 y ya alcanzan su decimoquinta edición. La seguridad vial ha evolucionado y ha introducido numerosos cambios tanto en sus políticas como en asuntos normativos que han conseguido reducir la cifra de fallecidos de forma verdaderamente significativa. En 2013 se consiguió un mínimo histórico de 1.680 muertos que hoy parece quedar ya muy atrás. El reto #10YearChallenge nos muestra lo que hemos cambiado en estos últimos diez años, pero… ¿No son nuestras vidas lo más importante?
Europa con la mente en el Objetivo 2020
Quizá las políticas europeas hayan tenido mucho que ver en nuestra mayor concienciación en seguridad vial, pero el esfuerzo que hacen en nuestro país instituciones y organismos independientes en la lucha diaria nos ha convertido en uno de los países de la Unión Europea con las tasas más bajas de fallecidos por millón de habitantes en accidente de tráfico. Un quinto puesto histórico en el ranking de países con las cifras más bajas de siniestralidad, mejor incluso que nuestros vecinos de Alemania, Francia, Italia o Finlandia.
Por ejemplo, en el año 2016 nuestra tasa de víctimas mortales fue de 39 fallecidos por millón de habitantes. Un valor muy por debajo de la tasa europea que, en cambio, fue de 51 fallecidos por millón de habitantes. En cualquier caso y aunque debemos de sentir cierto orgullo, nuestra cifra supera aún por dos puntos la tasa objetivo en relación a los fallecidos que recoge la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020. Este proyecto de mejora fue aprobado en febrero del 2011 y establece una serie de trece retos en seguridad vial que se establecieron tras los alarmantes datos de 2009.
1960-2018: 58 Year Challenge
Desde el año 1960 España mantiene cifras anuales de estadísticas que nos muestran, como observamos en el gráfico, la evolución de los fallecidos por accidente de tráfico año tras año. Desde comienzos del análisis la tendencia general fue ascendente hasta el máximo de 1989, en el que se notificaron 9.344 fallecidos. Parece que fue entonces cuando los organismos tomaron cartas en el asunto para conseguir progresivamente ir disminuyendo, de manera más o menos acusada, los datos hasta el mínimo de 1.680 en 2013. Salvo determinados repuntes producidos en la década de los 90 y principios de los 2000, así continuó descendiendo los años posteriores.
En 2016 se observó un aumentó de un 7% respecto al año anterior, un repunte que alcanzó las 1.810 víctimas y que aún 2017 ascendió hasta las 1.830, lo que ha supuesto un incremento por cuarto año consecutivo. Pero 2018 nos ha vuelto a dar esperanzas renovadoras, a falta de la publicación oficial del estudio: en este último año los fallecidos en nuestras carreteras fueron 1.180 personas. Sin duda una buena noticia tras varios años de estadísticas negativas.
¿Y en el global de este #10YearChallenge? Observamos que desde 2008 hasta 2018, son 1.286 menos los fallecidos en nuestras carreteras.
Conocer el por qué de los accidentes…
Esta es una cuestión importante antes de poder ir a la raíz del problema. En España la siniestralidad acontece principalmente por varias cuestiones como son el aumento de la movilidad, el envejecimiento del parque, la velocidad inadecuada, la conducción bajo los efectos del consumo de alcohol y otras drogas, la no utilización del cinturón de seguridad y de los sistemas de retención infantil y la distracción, especialmente la relacionada con el uso de dispositivos móviles.
Desde que en el año 1992 se estableciera la obligatoriedad de que tanto conductor como pasajeros llevaran el cinturón en cualquier tipo de vía, el riesgo de fallecer se ha visto reducido hasta en un 90%, sobre todo en los casos de choque frontal en vías secundarias.
… Para pensar en cómo atacar el problema
De esta forma reducir la siniestralidad supone adaptar nuestras políticas a los cambios en los patrones de movilidad y dar respuesta a las exigencias de los ciudadanos del siglo XXI. La movilidad no motorizada, la fomentación del transporte público frente al vehículo privado, la oportunidad de las calles 30, la bicicleta como vehículo de transporte, las restricciones a la circulación por motivos medioambientales, los vehículos autónomos o el nuevo permiso por puntos, son los protagonistas de esta historia que comienza a dar sus primeros pasos tanto dentro como fuera de nuestras ciudades, con el único objetivo de reducir la accidentalidad.
Unos cambios legislativos que deben ir acompañados de la educación y formación de los conductores, pues su responsabilidad al volante es clave. Establecer hábitos saludables al subirse al vehículo como ponerse el cinturón, evitar conducir si se ha bebido (por poco que sea), no exceder el número de plazas y evitar las distracciones deben de ser más que evidentes. Hábitos, que hace tan sólo unos años no se cumplían de manera tan escrupulosa y que hoy, en cambio, nos permiten presumir de nuestro #10YearChallenge a lo largo y ancho de las redes sociales.
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Imágenes | DGT iStock reddees MartinLisner