En carretera, mucho cuidado con el viento lateral

Josep Camós

12 de abril de 2009

Al mal tiempo, buena cara. Estamos en primavera y eso, en nuestro país, es sinónimo de cambios meteorológicos imprevistos. El imprevisto, como sabemos, es un indicador que sirve para comprobar si nuestra conducción es suficientemente segura y, por tanto, es una prueba de fuego para nuestra seguridad vial.

Cuando el tiempo varía repentinamente, cuando dejamos de ver el sol y de pronto nos cubren las nubes más densas, es frecuente que ese cambio venga acompañado de fuertes ráfagas de viento. Eso, en la carretera, puede suponernos un problema, que será mayor cuanto menor sea nuestra capacidad de reacción. Por eso, si la previsión es la mejor aliada de la seguridad vial, quizá deberíamos saber cómo actuar en caso de encontrar viento en la carretera.

Velero movido por el viento

Los manuales suelen decir que un viento sostenido y constante no es tan peligroso como un viento racheado e imprevisible. Esto es así, pero no significa que un viento sostenido no pueda representar un riesgo para el conductor. De hecho, cuanto mayor sea la superficie lateral del vehículo, mayor será el riesgo de que un viento fuerte lo empuje como si se tratara de la vela de un barco. Si el viento sopla pero no de forma tan extrema, nuestra actuación como conductores debe consistir en moderar la velocidad y compensar el empuje del viento lateral con un leve giro de volante hacia el lado de donde sopla el viento para mantener en todo momento nuestra trayectoria.

En casos de viento sostenido, puede ocurrir muy fácilmente que al adelantar a un vehículo de mayor tamaño que el nuestro o al pasar cerca de edificios aislados, por poner un par de ejemplos, el viento cese de forma repentina, produciéndose el llamado efecto pantalla. En ese momento, si nuestro volante está girado para contrarrestar el viento que ya no existe, quizá nuestro vehículo se acerque peligrosamente hacia ese vehículo o ese edificio que estamos dejando atrás. La forma de proceder será tener en cuenta este efecto pantalla y redirigir el volante en cuanto notemos que el viento que nos empuja se interrumpe, para evitar los efectos que muestra el siguiente gráfico:

Antes de llegar a la altura del camión tenemos el volante ligeramente orientado hacia la derecha para vencer la fuerza del viento. Al pasar junto al camión, ese viento desaparece por el efecto pantalla y nuestro coche se acercará peligrosamente al vehículo que estamos adelantando. Una vez hayamos sobrepasado el camión, el viento nos volverá a empujar hacia la izquierda. Para evitar que esto suceda, conviene estar preparados para enderezar las ruedas en cuanto comencemos a sobrepasar el camión y girar muy suavemente hacia la derecha en cuanto lo dejemos atrás.

Viento racheado, el peor

Cuando el viento sopla de forma caprichosa y aparentemente aleatoria, cuando no nos es posible determinar la fuerza ni la componente (o procedencia) del viento, es cuando nos encontramos con la situación más peliaguda: el viento racheado. En situaciones como esta, la primera medida que debemos tomar como conductores es la absoluta moderación de la velocidad. Por otra parte, sostener el volante con firmeza y sin agarrotamiento, y siempre con ambas manos, será un punto básico para pasar el trance sin mayores problemas.

Y si las circunstancias no mejoran, siempre nos quedará la opción de interrumpir nuestro desplazamiento. Por mucho que nos suponga un fastidio, las consecuencias de llegar algo tarde siempre serán menos problemáticas que contemplar desde la cuneta nuestro vehículo volcado. Cuando un conductor se ve en este tipo de situaciones, suele preocuparse por los cuantiosos costes económicos de lo sucedido, suele aliviarse si no hay víctimas humanas que lamentar y suele pensar en cómo habría ido la cosa si no se hubiese empeñado en proseguir la marcha. A bordo de un vehículo rara vez existe la combinación Ctrl+Z, rara vez podemos darle al comando Deshacer. Lo que sí se puede hacer cuando las cosas se ponen feas, y no siempre se hace, es desistir.

Al fin y al cabo, si los barcos pesqueros no salen a faenar cuando hay temporal, ¿por qué deben hacerlo quienes faenan sobre ruedas? Las razones económicas caen por su propio peso cuando hablamos del coste de un vehículo que vuelca con toda su carga, así que por eso no debería ser…

Foto | © Mikel Bort, rahego

Gráfico | Josep Camós