Cuando se compra un coche, uno de los factores que más se persigue es que consuma poco. Debido a las numerosas medidas puestas en marcha, como las Zonas de Bajas Emisiones o el fomento de vehículos eléctricos en la Unión Europea, también se procura abogar por coches que contaminen mucho menos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un vehículo no sólo contamina por los gases que emite, sino que tiene diferentes elementos que si no se desechan correctamente pueden suponer un gran perjuicio para el planeta. Afortunadamente, muchos de estos elementos, como los neumáticos o el aceite, pueden tener una segunda vida. En los talleres se encargan de que estos productos sean desechados correctamente y que no supongan más contaminación para el medio ambiente.
¿Sabías que simple neumático puede tardar hasta 1.000 años en descomponerse? Eso hace que darles una segunda vida sea muy importante. Casi la mitad de los neumáticos utilizados acaban por depositarse en vertederos sin ningún tipo de tratamiento y, en otras ocasiones, siendo quemados y desprendiendo gases tóxicos para el planeta y muy dañinos para la atmósfera, según Ecoembes. Cuando se queman, emiten dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, dioxinas y furanos; en definitiva, gases contaminantes que pueden causas problemas de salud y que son dañinos para nuestro planeta. Por ello, se aconseja descartar totalmente la quema y se aboga por el reciclaje.
Por ejemplo, la goma de los neumáticos se puede reciclar para fabricar pavimentos, losetas de seguridad en parques de juegos e incluso piscinas. También pueden tener una segunda vida como aislantes de sonido en la construcción o se pueden realizar mezclas de caucho para la fabricación de gomas, que puede ser aprovechadas para las pastillas de freno de los camiones e incluso para la suela de los zapatos.
Los neumáticos desgastados son recolectados y los talleres se encargan de llevarlos a centros especializados para su tratamiento. Aquí se clasifican y separan teniendo en cuenta cuáles pueden ser reciclados y cuáles no. Estos últimos son triturados o granulados según se necesite.
Los talleres también reciclan el aceite usado, otro de los productos más contaminantes. De hecho, según SIGAUS, Sistema integrado de gestión de aceites usados en España, un litro de aceite usado puede contaminar hasta un millón de litros de agua. Es especialmente perjudicial si se vierte sobre la tierra, ríos o el mar. Además, puede emitir gases tóxicos y contaminantes si se quema de forma irregular. Este aceite usado puede ser utilizado para la fabricación de bases de lubricantes, aditivos, material para el asfalto o derivados. Y también se utiliza como materia prima o como biocombustible.
Los neumáticos y el aceite no son los únicos elementos de un coche que pueden tener una segunda vida. Las baterías también son muy contaminantes y, afortunadamente, pueden ser recicladas. Por ejemplo, el ácido recuperado de las baterías puede ser empleado como materia prima en la fabricación de detergentes, disolventes y abonos agrícolas. Igualmente, el polipropileno puede ser reutilizado para la creación de nuevos monobloques para las baterías y el plomo de su interior para nuevas baterías.
¿Qué ocurre con las baterías de los coches eléctricos? ¿También se pueden reciclar? La gran mayoría de coches eléctricos tienen baterías de iones de litio. Aunque se trabaja constantemente en su reciclaje, hoy por hoy, el único material de las baterías de los vehículos eléctricos que es reciclado es el cobalto. De momento, no se reciclan el litio, el manganeso y el níquel, aunque se trabaja constantemente en fomentar la economía circular y aprovechamiento de las baterías de este tipo de vehículos. Prueba de esto es el crecimiento de las plantas de reciclaje de baterías. El objetivo no es otro que dar respuesta al fomento del uso del vehículo eléctrico que se está viviendo en toda Europa, sin que esto suponga un deterioro del planeta.
En este sentido, hay que destacar que la normativa europea exige reciclar al menos el 50% del peso de las baterías que se recuperan y los fabricantes deben hacerse cargo de los costes de recogida, gestión y reciclaje de éstas.
Llevar el coche a un centro especializado, supone una ayuda extra en lo que a reciclaje se refiere. Como hemos indicado, ellos se encargan de su gestión y de que estos elementos terminen en el lugar más apropiado. En definitiva, pasos que se dan para conseguir que el vehículo contamine lo menos posible a lo largo de toda su vida útil, protegiendo así nuestra salud y la del planeta.
Realizar una conducción responsable es importante, pero también lo es cuidar de que nuestro vehículo y todos los desechos que este puede generar contaminen lo menos posible. Hazlo por tu salud y la de todos.