La cantidad de coches diferentes que se pueden llegar a configurar es abrumadora
Elegir coche nuevo es navegar por un tempestuoso mar de opciones. Y como en el océano de agua, no es muy difícil naufragar sin un rumbo claro y brújula en mano. En este y los próximos dos artículos compartiré con vosotros cómo viví yo mismo el proceso de deshojar la margarita hace unos meses, con la esperanza de que mis experiencias puedan servir de un mínimo apoyo si, en algún momento en el futuro, eres tú quien zozobra ante la marea de marcas, modelos, acabados, opciones y extras.
Recordando lo que hemos estado hablando estas últimas semanas, llegamos al momento de elegir coche nuevo tras una sucesión de decisiones. Empezamos por decidir que nuestro coche viejo ya no tenía reparación, y después tuvimos que discurrir sobre si el futuro de nuestro anterior vehículo era el desguace o el mercado de segunda mano. Por último, tuvimos que descartar hacernos con un vehículo usado.
Tras toda esta serie de decisiones, muy probablemente ya nos hemos hecho una buena idea de qué es lo que queremos en nuestro próximo vehículo. Hasta el punto que hemos decidido que ni nuestro coche antiguo ni las ofertas de segunda mano satisfacían nuestros deseos. Son paquete completos y cerrados, no podemos personalizarlos más allá de cambiar las pegatinas.
La personalización es la parte positiva de acudir a un concesionario. De hecho, hay tantísimas opciones que llegan a ser mareantes. Si sumamos todas las marcas, cada cual con diferentes modelos. Cada modelo con diferentes motorizaciones y diferentes acabados. Y, después, un montón de extras entre los que elegir. Todo ello, hace que la cantidad de vehículos que se pueden configurar sea abismal.
Es imposible tomar ninguna decisión ante tal cantidad de opciones. Por eso es importante tener claro lo que uno quiere. Decidir qué es lo imprescindible permite acotar la búsqueda, reduciendo la ingente cantidad de modelos y configuraciones que podríamos crear a sólo unas cuantas opciones compatibles con nuestros deseos primordiales.

Los configuradores en línea son una herramienta esencial para elegir coche nuevo sin tener que consultar miles de catálogos ni hablar con comerciales
Configuradores en línea
Una vez sepamos más o menos qué es lo que queremos, el proceso de búsqueda es bastante sencillo. Tienen un configurador en su página web que nos permite elegir de entre todas las opciones posibles. Estos configuradores, más allá de especificidades particulares de cada marca, siguen más o menos el mismo patrón.
Primero se elije el modelo. Algunas marcas permiten elegir también un acabado, variantes dentro de los modelos que aglutinan diferentes accesorios (tanto funcionales como de seguridad y estéticos). Después, la motorización, lo que nos permite seleccionar un tipo de combustible y una potencia de entre las opciones disponibles. Por supuesto, una elección que nunca falta es el color. Finalmente, tenemos los extras. Una serie de opciones que añaden características adicionales al vehículo.
Como, en principio, ya tenemos una buena idea de lo que queremos, muchas de estas elecciones serán fáciles de tomar. Como mucho, probaremos uno o dos modelos en cada marca, una o dos motorizaciones, etc. A partir de ahí, una vez garantizado lo imprescindible, se trata de ir jugando con otras opciones que a lo mejor no tenemos tan claras.
En definitiva, ir jugando con diferentes configuraciones. Al hacerlo, iremos refinando aún más la idea de lo que queremos. Descartando algunas configuraciones de entrada, y guardando otras para los siguientes pasos. Un proceso de búsqueda que sería mucho más largo si no hubiéramos tenido claro desde el principio una idea de qué es lo imprescindible.
Y cuando tengamos la búsqueda muy delimitada a unas cuantas variedades, quizá un par de opciones para las tres o cuatro marcas que más nos hayan atraído, se trata de pasar al siguiente nivel: contactar con el concesionario. Pero eso lo dejaremos para la tercera entrega de esta mini-serie.
¿Qué es lo imprescindible al elegir coche nuevo?
Hasta ahora hemos visto lo importante que es tener claro las características fundamentales que debe tener el coche que queremos comprar. Pero aún no hemos dicho nada de cómo hacernos esa idea. Yo dividí el proceso en dos partes: (1) sentar las bases irrenunciables que debe cumplir cualquier coche, independientemente del uso que le vayamos a dar; y (2) pensar en el uso real que le daremos al vehículo.
En primer lugar, ¿qué es lo que no debe faltar en ningún coche, independientemente de su uso? Más allá de lo obvio (ruedas, motor, frenos y volante), para mi, lo primero que consideraba realmente imprescindible eran los sistemas de seguridad. Obviamente a nadie se le ocurre ya vender un coche sin cinturones de seguridad, ABS o airbags frontales. Sin embargo, hay algunos sistemas de seguridad que siguen siendo opcionales en muchos modelos.
Un claro ejemplo es el control de estabilidad, o ESP. Por ejemplo, vi una marca que lo incluía de serie en los modelos más grandes, pero era opcional (con un valor de unos 380 euros) en los más pequeños. Llamadme inocente, pero yo lo habría hecho al revés: los coches más parecen ser más proclives a perder la estabilidad debido a su bajo peso. En cualquier caso, tanto para grandes como para pequeños, a mi hoy en día ya me parece algo irrenunciable. No es una opinión muy compartida, ya que comercial me dijo que era el primero en preguntar específicamente por esa opción…

ESP, o control electrónico de estabilidad
Otros sistemas de seguridad que, aunque quizá no tan vitales, me parecía interesante incorporan eran los antinieblas delanteros (¿alguien me explica por qué son opcionales? vale que la gente no los sabe usar, pero…) y los airbags laterales.
Otra decisión que vale la pena tomar pronto es el tipo de combustible. Ciclo Otto o ciclo Diésel. Gasolina o gasoil. Se han escrito ríos de tinta sobre esta disyuntiva, así que yo no me voy a extender demasiado. Se suele decir que los Diésel son más caros y requieren más mantenimiento, pero consumen menos. Y, además, el combustible es algo más barato. Así que al final depende de si vamos a hacer los suficientes kilómetros para que salga a cuenta. No obstante, yo diría que las diferencias en estos aspectos se han reducido bastante. Sólo decir que, personalmente, me descanté por un Diésel debido a su supuesto menor consumo.
Relacionado con eso, también está bien fijar un rango de potencias. Yo lo hice considerando la comparación con la potencia de mi vehículo anterior. Alguna vez había tenido problemas en incorporaciones y stops. No obstante, no me quería pasar con la potencia, la economía del consumo también era sumamente para mi. Pensé centrarme en el rango de 90-100cv. Aunque quien anuncios de coches por la televisión se sorprenderá de que en los catálogos de modelos compactos hayan motorizaciones muy por debajo de esas cifras, a mi me pareció un buen compromiso para conseguir seguridad en las intersecciones sin sacrificar consumo.
Con esto, creo que ya hemos cubierto más o menos las necesidades básicas del vehículo, independientemente del uso que le vayamos a dar. En la segunda entrega continuaremos con la definición de lo que es imprescindible a la hora de elegir coche nuevo, fijándonos principalmente en las características específicas del vehículo según el uso concreto que le vayamos a dar.
Fotos | pop culture geek, Dan Lynch, Raymondo166