Durante esta semana se ha hablado largo y tendido sobre el asunto de la sillita infantil de Gerard Piqué y Shakira, un nuevo capítulo en eso que llamamos dar ejemplo de seguridad vial. De hecho, al no llevar a su bebé en un sistema de retención infantil, la cantante colombiana protagoniza su tercera historia de corte similar, tras lo del casco y lo del baile en medio de la calle.
El hecho sin más es que el futbolista y la cantante aparecieron ante las cámaras llevando a su hijo en un portabebés personal, y no en una silla del Grupo 0 como corresponde. La directora de la DGT, María Seguí, llamó la atención sobre la historia al criticar públicamente, en un encuentro informativo con la prensa, la infracción cometida por la pareja. La expresión utilizada por Seguí fue “mensaje terrible”, y lo mismo valía para el caso de Piqué y Shakira que para el caso de Iker Casillas, sorprendido recientemente mientras conducía con una mano escayolada.
Ojo, ahora hablamos de Shakira y de Piqué, pero nadie está recordando la de veces que a través de los medios de comunicación hemos visto abandonar lujosas clínicas a personajes famosos con un bebé en brazos, sin sistemas de retención infantil, o a entrevistados que responden a las preguntas de un periodista mientras ambos viajan sin un sistema de retención para adultos. Es decir, que el problema no es reciente, viene de largo, casi se diría que está anquilosado e institucionalizado.
La seguridad vial, vista en un espejo
Dice María Seguí que esto de Shakira y Piqué, y lo de Casillas también, es un “mensaje terrible”. ¿Es esto realmente así? ¿Es tan terrible lo ocurrido? Pido que no se me malinterprete, por favor. Los sistemas de retención infantil hay que usarlos siempre, y hay que usarlos bien; para eso están. Explica Juan Carlos González Luque, responsable de la Unidad de Coordinación de la Investigación de la DGT, que en torno a un 12% de los niños viaja sin un sistema de retención adecuado, pese a que estos elementos pueden prevenir entre un 50 y un 80 % las heridas graves o mortales en un siniestro vial.
Es un riesgo vial absurdo. Dejando eso claro ya de entrada, pensemos un poco.
De un lado, podemos considerar al famoso como líder espiritual de un grupo social, y a partir de ahí diríamos que si el famoso incumple la norma está invitando a que otros la incumplan. Quizá por ver a un famoso que no cumple con la norma no va a haber nadie que se lance a imitarle, pero es cierto que el goteo de imágenes de famosos que incumplen la norma hacen muy poco bien a la norma.
Quienes no se han preocupado demasiado por conocer la importancia de los sistemas de seguridad, más allá de lo que hayan visto a través de las campañas de concienciación, pueden llegar a pensar que la ley es exagerada. La idea de no será para tanto… si el líder espiritual va por la vida tan campante sin cumplir las normas y no le pasa nada. ¿Cómo todo un líder pondría en juego la vida de su hijo?
Es decir, que se trata de que rememos toda la sociedad en una misma dirección, y que dentro de la sociedad están las personas con una imagen pública, que equivalen a un coordinador de remeros. Los famosos tienen el doble filo de la popularidad: todo cuanto hacen es contemplado y estudiado por los demás. A las pruebas me remito. ¿Cuántas personas no llevan a sus hijos cada día hasta el cole sin una silla infantil, y en los medios generalistas nadie se escandaliza por ello?
Que se hable de sillas infantiles en la cola del pan
Démosle ahora la vuelta al caso y pongámoslo en positivo. Todo lo que hacen los famosos es contemplado y estudiado por los demás. Y cuando hacen algo indebido, se generan una serie de reacciones que de otra manera difícilmente tendrían cabida en los medios no especializados.
Para buscar un ejemplo no tenemos que irnos nada lejos. Esta semana se ha hablado de sillas infantiles por dos motivos: la propuesta de la DGT para que los niños viajen de espaldas y el caso de Shakira y Piqué. ¿Cuál de los dos temas habrá servido para que se hable de sistemas de retención infantil entre neófitos? Ese es el verdadero valor del mensaje si se sabe aprovechar la oportunidad. Que se hable de asientos infantiles en Circula Seguro —por poner otro ejemplo cercano— no tiene mayor valor. Lo valioso es que se hable sobre niños que viajan sin sillas infantiles… en la cola del pan.
De manera que sí, el mensaje es terrible si no se le sabe dar la vuelta. De lo contrario, no vamos a decir que bienvenida sea la imprudencia, pero es importante que el antiejemplo cunda también. Porque no sólo vivimos de ejemplos. En los próximos meses la DGT se va a emplear a fondo con el asunto de los niños que viajan sin un sistema de retención homologado a talla y peso. El antiejemplo del famoso les puede venir de perlas para que, sin mover demasiados hilos ni forzar mucho la situación, llegue un mensaje de seguridad vial a la población que nunca antes se preocupó por este tema.
Foto | Kike, Daniel Lobo