Las carreteras no están siempre en óptimas condiciones, una de las situaciones especiales que nos podemos encontrar mientras conducimos son las obras, ya sea por alguna operación de mantenimiento, como repintar líneas o reasfaltar la calzada, ya sea por obras más importantes, de ampliación o conexión con otras carreteras.
En una situación especial así que no queda otro remedio que establecer unos límites de velocidad específicos también especiales: los límites de velocidad máxima por obras, reconocibles por su fondo amarillo, como el resto de señalización de este tipo.
Debemos recordar que estos límites de velocidad tienen legalmente la misma categoría y tratamiento que cualquier otro límite, genérico o específico, y que por tanto es obligatorio cumplirlos. Desafortunadamente hay conductores que tienen una creencia equivocada acerca de esto.
Y es que la velocidad máxima que indica una señal de obras no se aplica solo cuando hay trabajadores en la obra, solo en horario laboral, o solo de lunes a viernes. Esa limitación de velocidad se aplica siempre, como cualquier límite, de día y de noche, haya o no haya obreros, todos los días de la semana, salvo que hubiera una placa complementaria bajo el límite que especificase otra cosa.
A veces el límite nos parece demasiado bajo
Así que por favor, recordemos que estos límites de velocidad se deben respetar siempre. Están por un motivo. Claro que no es menos cierto que en ocasiones cuando conducimos por una zona de obras puede parecer que el límite es muy bajo, y que se podría circular más rápido.
Puede haber casos en los que tal vez se peca de exceso de celo y se opta por límites para curarse en salud y prudencia. Sin embargo no debemos olvidar que una obra es una situación muy difícil de controlar y en la que pueden suceder muchos imprevistos.
Pongamos un ejemplo. Podemos encontrarnos un tramo de obras con una limitación de velocidad máxima de 60 km/h, en la que las condiciones de la vía parecen invitar a ir más rápido, quizás a 90 o 100 km/h. Sin embargo debemos darnos cuenta de que hay otros factores que implican una velocidad menor, aunque no los veamos.
Además de cuestiones como un carril más estrecho, asfalto en peor estado, un escalón lateral, ausencia de arcén, etc, ese límite de velocidad más bajo es debido a los imprevistos que pueden suceder. Nos podemos encontrar con una nube de polvo que se ha levantado inesperadamente y que nos deja sin visibilidad, o se puede volcar una señal o una valla y nos las podemos encontrar por sorpresa en mitad del carril.
Y eso por no hablar de los momentos en los que se está trabajando, y puede aparecer un trabajador despistado, se incorpora un camión cargado que se mueve lentamente al que le cuesta acelerar en esa situación, o se puede caer algún material que se está manipulando. En algunas obras se trabaja incluso de noche.
Ese peligro debido a lo imprevisto es el que obliga a extremar la precaución, y circular a una velocidad más baja de lo normal, para poder reaccionar rápido, y que haya margen para esquivar o frenar y evitar el accidente. Y será incómodo y nos obligará a ir más despacio, pero es mejor prevenir que lamentar.
En Circula Seguro | Los peligros de la carretera (3): Obras