El descaro del peatón

Morrillu

23 de junio de 2009

Delante de donde trabaja mi pareja, existe un paso de peatones regulado por semáforo que divide una de las zonas más transitadas de Gijón. Con tal volumen de peatones, siempre acabas viendo alguna escena que cualquier día podría acabar en tragedia, pero la del otro día ya rozaba lo absurdo.

Hace algún tiempo, comentaba que la mejor opción para la propia seguridad del peatón, es intentar minimizar sus riesgos. Pero no sólo en los casos que comentaba en ese artículo. Cruzar en rojo equivale a ponerse en peligro de forma absurda, con un posible desenlace trágico.

Volviendo al cruce que os comentaba, cuando el semáforo se encontraba en verde rojo para los peatones, un padre con una sillita de bebé, se dispuso a cruzar. No creáis que la calle es estrecha, ni mucho menos. Son tres carriles, dos para un sentido desde donde los coches llegan desde una curva a unos 50 metros, por lo que no se pueden apenas ver; y otro carril en el que los conductores no tienen una buena visión del cebreado porque acceden también desde una curva, mucho más próxima pero con un poco más de visibilidad.

Pues bien, después de cruzar los dos primeros carriles, una moto que circulaba por el siguiente paso a escasos centímetros del carrito. La actitud del motorista no fue la más acertada, y os diré porqué: en los casos que me encuentro un peatón cruzando mal, suelo pasar cerca de él. Es mi forma de hacerle ver que su maniobra era del todo incorrecta. De vez en cuando, una carrerita no viene mal, ¿no? Pero lo que nunca se me ocurriría sería hacerlo con un bebé de por medio.

Ahora bien, una vez regañado al motorista (no siempre los voy a defender), lo que me sorprendió, fue la actitud del padre, que comenzó a increpar al conductor y, me imagino, a llamarlo de todo. ¡Tiene bemoles el asunto!

Alguna vez he pitado a un peatón por cruzar de forma incorrecta, y con todo su descaro, me ha preguntado si es que tenía prisa. Sin embargo, lo que de verdad me pregunto, es que pensaría él si yo me salto el semáforo en rojo y paso, aunque sea a velocidad reducida, por delante de él. ¿Podría preguntarle yo si es que él también tiene prisa?

Empiezo a desear, fervientemente, que la Policía Local multe a los peatones que crucen de forma incorrecta, aunque sea con sanciones leves. Eso, o todos con números en la camiseta a modo de presidiarios. Al menos, podría cogerle la matrícula para intentar no volver a cruzármelo.

Foto | Mimentza
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