El debate por los límites de velocidad se reabre

Redacción

24 de octubre de 2007

Cuando se debate sobre seguridad, muy a menudo el primer concepto que a uno le viene a la cabeza es el de la velocidad. La sociedad actual nos hace relacionar directamente velocidad con accidentalidad, mientras que hay miles de factores críticos que se pierden por el camino. Pero esta vez se ha reabierto el debate de la velocidad no debido a una cuestión relacionada con los accidentes de tráfico, sino por la actual cuestión de la reducción de las emisiones contaminantes de los vehículos.

Y para apoyar las bases de los que pensamos que la velocidad es sólo un factor más de la ecuación de la seguridad, no “El Factor”, como a menudo nos hacen ver, el Dr. Ingeniero Juan Francisco Dols, de la UPV, ha realizado un estudio en el que se apunta que la reducción de la velocidad no sólo podría incrementar los índices de contaminación, sino también empeorar la seguridad de las carreteras españolas.

Aunque la última afirmación pueda parecer sorprendente para un país con una cultura de reducción obsesiva de los límites de velocidad como el nuestro, a esta misma conclusión han llegado numerosos estudios realizados en todo el mundo. En el estado de Misuri (USA), por ejemplo, se constató que “la seguridad se incrementa y aparecen menores accidentes cuando el tráfico fluye a velocidad uniforme, ya que los conductores se vuelven menos impacientes y adelantan menos”. O en Buenos Aires (Argentina), un estudió concluyó que cuando se circula despacio, bajan los niveles de atención, aparecen la fatiga y el aburrimiento, y se incrementa la posibilidad de cometer errores.

Pero no hay que irse tan lejos para obtener conclusiones similares. El RACC señala que las congestiones provocadas por la disminución de la velocidad incrementan las situaciones de estrés y frustración entre los conductores, y el EAE constata que con los datos en la mano, la reducción de velocidad no implica automáticamente una reducción de la siniestralidad en las carreteras.

Es evidente que la velocidad se traduce en mayores daños en caso de accidente, no hay duda, pero me quedaré con dos frases que me parecen muy acertadas para finalizar con este asunto, y que vosotros podáis dar vuestra opinión. La primera es de José Antonio Peñaranda, director general de Previene: “Mientras criminalizar la velocidad siga siendo rentable para el Estado, la situación no mejorará” (sobre los límites de velocidad inadecuados a la realidad). Y la segunda es de Mario Arnaldo, presidente de AEA: “El problema en España no es el exceso de velocidad, sino la velocidad inadecuada… y eso, los radares, no lo pueden medir”.

Vía | Mundo Motor