La prisa, las obras, los atascos, la forma de conducir de los demás, los niños dentro del coche… Existen un montón de factores capaces de influir en nuestra conducción; no obstante, hay un factor que influye claramente por encima de todos: las distracciones. Según la DGT, este factor está presente en un 30% de los percances en carretera, provoca que bajemos la guardia y nos hace perder la necesaria concentración al volante. Hagamos un recorrido por diez de las situaciones más comunes en las que la falta de atención nos puede poner en apuros:
- Uso del teléfono móvil. Es cierto que los sistemas de manos libres están permitidos, pero a no ser que el sistema instalado obedezca a nuestra voz, en la mayor parte de los casos su uso implicará apartar la vista de la carretera, aunque sea por un breve instante. A esto hay que añadir que las propias conversaciones que mantenemos por teléfono también nos pueden distraer. Lo recomendable es prescindir de aprovechar los desplazamientos en coche “para hacer llamadas”. En casos más graves, se utiliza incluso para “chatear” lo que es peligroso hasta estando detenidos en un semáforo.
- Sistema de Navegación. Aunque su no uso suele implicar soltar una mano del volante si provoca que quitemos la vista del entorno. Por ello, es importantísimo programar la ruta o el itinerario a seguir antes de iniciar la marcha. Lo mismo ocurre con el manejo de la radio, dvd, etc. No debemos apartar la vista de la carretera ni un solo segundo. Es mejor programar el sistema de entretenimiento antes de iniciar la marcha y, en todo caso, aprovechar para hacer una pausa si tenemos que volver a programar alguno de estos sistemas.
- Fumar. Este acto implica múltiples distracciones: en primer lugar, el conductor debe centrar parte de su atención entre encender y apagar el cigarro; también debe dar una calada procurando que no se caiga la ceniza y, además, se expone a que el humo dificulte su visibilidad e irrite sus ojos.
- Cuidado al viajar con niños. A veces los niños pueden ser un factor distractor muy importante. Desde que son muy pequeños debemos enseñarles que en el coche hay que ir calmado, no se puede molestar al conductor y mucho menos se debe jugar en el interior del vehículo.
- Llevar mascotas sueltas. Nos expone a una sanción y al mismo tiempo puede provocar situaciones de alta peligrosidad. Las mascotas han de cumplir con la normativa a la hora de viajar en el coche, ocupar el espacio asignado con los anclajes y sujeciones pertinentes, por su seguridad y también por la nuestra. Las reacciones de los animales son imprevisibles.
- El efecto mirón ante cualquier alteración de la circulación o la curiosidad sobre cualquier incidente puede distraernos de la carretera y mermar nuestra capacidad de reacción durante la conducción. Lo mismo ocurre si estamos más pendientes del paisaje, de la publicidad o de las señales verticales u horizontales sin tener en cuenta la velocidad y la proximidad del resto de usuarios.
- Las preocupaciones personales, familiares o laborales deben pasar a un segundo plano mientras estamos conduciendo. Retirar la mente de la carretera es tan peligroso como apartar la mirada. Es el momento de conducir y de asumir la responsabilidad que se tiene al volante. Debemos evitar pensar en otra cosa distinta que no sea conducir, es más, concentrarnos en la conducción puede liberarnos durante el tiempo de marcha de esas preocupaciones.
- Los factores físicos que afectan al conductor, como por ejemplo el sueño, pueden ser causantes de un siniestro vial. La disminución de los reflejos debido a la acumulación de horas sin descansar dificulta el mantenerse atento a la conducción. Por otro lado, la fatiga mental tras una fuerte tensión emocional o de trabajo intelectual intenso afecta a la capacidad de reacción. También en este caso, tengamos en cuenta el consumo de ciertos medicamentos, y de otras sustancias como el alcohol, que pueden alterar gravemente nuestra percepción.
- Evitemos las conversaciones efusivas con el conductor, sobre todo si el conductor utiliza los brazos para gesticular, o trata de seguir la conversación mirando al copiloto. Es la obligación de los demás ocupantes del vehículo dejar que el conductor pueda permanecer concentrado en la carretera.
- Comer, beber, maquillarse o buscar objetos, son actividades incompatibles con la tarea de conducir. Tampoco añadir otra actividad como consultar una agenda o un mapa de carreteras… Por simples que parezcan estas acciones, nos exponen a segundos de distracción que pueden resultar fatales.
Recuerda que es muy importante conocer y evitar las conductas que provocan distracciones al volante. La tarea de conducir implica que el conductor organice y coordine toda la información y los estímulos que le llegan, manteniendo siempre un nivel adecuado de atención selectiva, mantenida y dividida.