¿Cuándo debemos cambiar los neumáticos?

Victoriano Flores Corzo

5 de noviembre de 2014

Igual que nos acordamos de la ropa de invierno cuando viene el frío, del paraguas ante las posibles lluvias que se avecinan, debemos acordarnos también de nuestro vehículo, en concreto, de sus neumáticos por el riesgo que supone llevarlos en mal estado. Un ejemplo claro para entender la importancia de llevar unos neumáticos en buenas condiciones sería comparar las ruedas con el calzado ya que los neumáticos son como los zapatos del vehículo y la superficie del neumático en contacto con el suelo viene a ser como la suela de los zapatos.
Pues bien, tal y como explicamos en este artículo los neumáticos no tienen fecha de caducidad, por lo que precisan de una comprobación o revisión periódica con independencia de la fecha de fabricación, para detectar síntomas, bien, por kilometraje o uso que indiquen que han perdido sus propiedades. Con esta obviedad tenemos casi resuelta la pregunta que encabeza el presente artículo pero ampliemos un poco más la respuesta y veamos cuáles son los síntomas de una deficiente adherencia e inadecuadas condiciones de seguridad que tenemos que tener en cuenta para valorar el estado de nuestros neumáticos.

Interpretación de los defectos de un neumático

Digamos que los síntomas que requieren la urgente necesidad de cambiar los neumáticos serían los defectos de su estado como, por ejemplo: presentar ampollas, deformaciones anormales, roturas u otros signos que evidencien el desgaste de alguna capa en los flancos o de la banda de rodadura. Por otro lado, si observamos en alguno de los neumáticos cables al descubierto, grietas o síntomas de rotura de la carcasa, lo suyo sería circular lo imprescindible o solicitar, en caso necesario, la asistencia en carretera a través del seguro de nuestro vehículo ante el peligro de sufrir un reventón.
Otros defectos, ya menos graves, que podemos encontrar en los neumáticos y que deben solucionarse para evitar una inspección técnica desfavorable y, lo más importante, riesgos en la conducción sería, por ejemplo, el desgaste irregular excesivo en la banda de rodadura, interferencia del neumático con otras partes del vehículo por un posible montaje incorrecto del neumático y llevar neumáticos de nieve inadecuados cuando hacen falta o simplemente por no llevar la etiqueta de advertencia de velocidad máxima. No olvidemos que los neumáticos tienen indicadores de desgaste, a modo de avisador dirigido al responsable del vehículo, y que señalan cuándo las ranuras principales de la banda de rodamiento han alcanzado la profundidad mínima de dibujo, con un límite legal de 1,6 mm de profundidad.
Por otro lado, debemos saber que todos los neumáticos tienen que llevar visible la marca de homologación y coincidir sus dimensiones y características con las incluidas en la homologación del tipo de vehículo o con sus equivalentes. Esto implica que si cambiamos uno o más neumáticos, éstos deben ser del mismo tipo en el mismo eje, es decir, pueden tener un dibujo distinto pero tienen que llevar inscrita la misma contraseña de homologación tipo CE que está compuesto por la letra minúscula «e» seguida de la o las letras distintivas del Estado miembro que hay concedido la homologación. (e1 para Alemania, e2 para Francia, e3 para Italia, e4 para los Países Bajos, e5 para Suecia,…. e9 para España, etcétera…)

En neumáticos estamos suspensos

La campaña de revisión de neumáticos efectuada el verano pasado por Michelín y Repsol ha puesto al descubierto que casi la mitad de los vehículos que circulan, lo hacen con baja o inadecuada presión en las ruedas. Una baja presión incrementa la distancia de frenado tanto en seco como en mojado y, según los expertos, si es de 1 bar menos que la recomendada el riesgo de reventón puede ser inminente.
Un dato a tener en cuenta y que podemos solucionar si dedicamos unos minutos en revisar los neumáticos de nuestro vehículo. El Manual de revisión de los neumáticos de Michelin no sólo se preocupa de la presión del neumático sino también de la profundidad de la escultura, paralelismo de la dirección, estado de los amortiguadores, equilibrado, rotación y del cambio de las válvulas cada vez que se cambien los neumáticos, salvo que hayamos tenido algún impacto o roce contra algún bordillo y requiera la visita del taller. En definitiva, con el control del neumático se cuida tan bien el mantenimiento del vehículo.
Por último, desde Circula Seguro, os aconsejamos que en esta época del año y antes de las primeras lluvias es cuando hay que revisar los neumáticos ya que éstos son responsables del comportamiento del vehículo. ¿De qué sirve tener un vehículo con todos los extras y adelantos, si no es capaz, por ejemplo, de utilizar toda la eficacia de los frenos debido a unos neumáticos desgastados?
Más información |Michelín (Guía de mantenimiento)
Foto | Rafael Galán
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