Una de las principales características de la conducción en ciudad es que la velocidad máxima es inferior a la permitida, por ejemplo, en autopistas o autovías. El objetivo es garantizar una circulación más lenta y aumentar la seguridad de todos los usuarios. Y es que la ciudad debe concebirse como un espacio de convivencia. Por ello, la velocidad debe estar especialmente reducida. Es la única forma de disminuir al máximo las posibles lesiones en caso de atropello.
Peatones, ciclistas, usuarios de patinete eléctrico, motocicletas, ciclomotores, coches, furgonetas, autobuses, y pequeños camiones son los protagonistas de las ciudades, usuarios que deben convivir y compartir la vía y que deben hacerlo en armonía y con seguridad. Reducir la velocidad máxima es una de las medidas más efectivas. Y es que hay una relación proporcional entre su aumento y la probabilidad de que ocurra una colisión, así como con la gravedad de sus consecuencias. Se estima que por cada aumento del 1% en la velocidad media, se incrementa un 4% el riesgo de que se produzca una colisión mortal y un 3% las posibilidades de sufrir una colisión grave. Además, el riesgo de que un peatón fallezca por un atropello frontal por parte de un vehículo también aumenta de manera drástica.
Establecer el límite 30 km/h en las ciudades es una de las medidas que más éxito está cosechando. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta reducción aumenta las posibilidades de que un peatón o ciclista sobrevivan a un siniestro. De hecho, se calcula que en las ciudades en las que se ha instaurado el límite de 30 km/h se ha registrado una reducción del 25 % en las muertes y los heridos por siniestros viales.
Se estima que una reducción del 1% en la velocidad media del tráfico conlleva una disminución del 2% de los siniestros con lesiones, del 3% de los siniestros con lesiones graves y de un 4% de los siniestros fatales. Los datos también revelan que a partir de 80 km/h es prácticamente imposible que un peatón sobreviva a un atropello. A una velocidad de 30 km/h el riesgo de muerte del peatón que sufre un atropello se reduce al 10%.
Además, este límite contribuye a disminuir las emisiones contaminantes y a mejorar la calidad del aire.
Desde la Unión Europea se promueve la limitación de velocidad y el establecimiento de zonas 20 y zonas 30 en aquellos lugares en los que hay una especial presencia de peatones como pueden ser colegios, zonas residenciales o parques. Un estudio realizado por Fundación MAPFRE analizó el cumplimiento de los límites de velocidad en vías urbanas. Entre las principales conclusiones hay que destacar que el 65% de los conductores excedía la velocidad en las proximidades de zonas con usuarios vulnerables. La concienciación y la mayor vigilancia pasan por ser algunas de las principales medidas para conseguir un mayor cumplimiento de estos límites, los cuales se han establecido, como se ha indicado, para garantizar la seguridad de todos y, especialmente, de los más vulnerables.
Respeta siempre los límites de velocidad, en todos los casos. Ten en cuenta que los usuarios vulnerables son los más perjudicados en caso de siniestros. Todos somos usuarios de nuestras vías y podemos sufrir las consecuencias de un exceso de velocidad.