Las temperaturas extremas, tanto el frío como el calor, afectan al funcionamiento de nuestro vehículo. Pero más allá de las averías que pueden producirse por esta causa, nos vamos a centrar en un factor que, independientemente de que hayamos preparado bien nuestro vehículo para las bajas temperaturas, siempre nos va a afectar: el aumento del consumo de combustible. ¿Por qué los coches consumen más durante el invierno?
Lo cierto es que en determinadas pruebas de conducción se ha llegado a la conclusión de que el consumo de combustible puede aumentar entre un 10% y un 15% cuando circulamos y las temperaturas están próximas a cero grados. Hay varias razones que explican este incremento:
Trabajar más de lo normal
En primer lugar, el motor necesita más tiempo para calentarse y llegar a la temperatura ideal, lo que se traduce en un aumento del consumo en los primeros instantes de funcionamiento respecto a otras épocas del año.
Pero las bajas temperaturas no sólo afectan al motor. El frío hace que la eficiencia de las baterías sea menor, lo que unido a un mayor consumo eléctrico (luneta y espejos térmicos, asientos calefactables, etc.) provoca que el alternador tenga que trabajar más de lo normal para producir la energía eléctrica que necesita el coche.
Aceite
Al aceite también le cuesta alcanzar la temperatura idónea y sus propiedades lubricantes también disminuyen con el frío, por lo que la fricción de las piezas del motor también aumenta en los momentos inmediatamente posteriores al arranque. Esto significa más resistencia al movimiento y, por tanto, más energía para realizarlo. ¿Conclusión? Se necesita más combustible. Por eso, es muy importante utilizar siempre el aceite recomendado por el fabricante y realizar periódicamente las labores de mantenimiento necesarias.
La gasolina
El depósito de gasolina también acusa los efectos del invierno, ya que el aire más húmedo y frío que el del verano puede llegar a condensarse en su interior y contaminar el combustible, lo que puede provocar graves averías en el sistema de alimentación del motor. La solución: no “apurar” demasiado la reserva de carburante y procurar, si es posible, que el coche pase las noches resguardado.
Neumáticos
Los neumáticos son otros de los elementos que también se resienten por las bajas temperaturas y que influyen en que tengas que visitar la gasolinera con más frecuencia en los meses más fríos. Y es que no hay que olvidar que el aire que está dentro de las ruedas también se enfría haciendo que la presión de las mismas disminuya. Cuando la presión no es la adecuada aumenta el rozamiento y la fricción con el suelo, y esto se traduce en un aumento en el consumo de combustible. Por eso es muy importante verificar la presión y el estado de los neumáticos con más frecuencia si cabe durante los meses de invierno.
El anticongelante
Es muy importante, además, que vigiles el líquido refrigerante/anticongelante ya que es el elemento que va a evitar que el circuito de refrigeración se congele si las temperaturas llegan a 0º C o por debajo.