Conducir por la izquierda

Javier Costas

18 de febrero de 2011

Esta semana he estado en Reino Unido por primera vez, y se me presentó un nuevo reto-experiencia: conducir “al revés”. Debido a razones históricas que no vienen a cuento ahora, algunos países como Reino Unido conducen por la izquierda, con el volante a la derecha.

Mi asistencia se debió a motivos de trabajo, una prueba de coches, solo que las unidades probadas tenían el volante a la izquierda, es decir, “lo normal”, pero tenía que conducir por el mismo lugar que todo el mundo por razones aplastantemente obvias. Al principio me pareció complicado.

Tenía la sensación de que en cualquier momento mi instinto me llevaría a hacer lo de siempre, entrar a las rotondas por la derecha y salir por mi derecha. ¿Hasta qué punto es más complicado circular en un país como este, con o sin un coche digamos “autóctono”? Veámoslo.

Vauxhall Astra - Volante a la derecha

En un coche con el volante a la derecha de Reino Unido la única dificultad aparente es la de cambiar de marchas. La población es mayoritariamente diestra, y en estos coches hay que cambiar con la mano izquierda. Las palancas de los intermitentes y limpiaparabrisas funcionan exactamente igual, no están invertidas.

Sin embargo un coche así está adaptado a la circulación por la izquierda. Los conductores que se cruzan en sentido contrario quedan encarados y próximos, los pasajeros delanteros dan al arcén. La dificultad “doble” está en tener un coche que a priori está parcialmente inadaptado para ese sentido de circulación.

Por ejemplo, en una autovía el retrovisor derecho es más importante que nunca, porque es el que hay que vigilar constantemente, el tráfico que viene a adelantarnos aparece ahí. El retrovisor izquierdo solo está para vigilar al tráfico que se incorpora (por la izquierda) y para asegurarnos la finalización de un adelantamiento.

Retrovisor derecho

Los conductores británicos, concretamente de la zona de Escocia, me han parecido tremendamente corteses y educados, y en 24 horas no he visto nada de lo que en España es habitual: pirulas, grandes diferencias de velocidad en la misma vía, no mantener la distancia de seguridad… Merece la pena hacer un estudio sobre ello.

Cuando estaba ocupando el carril derecho para adelantar, nadie me estuvo atosigando. La velocidad máxima, de 70 millas por hora (112 km/h), era bastante respetada y no solo en las zonas donde había avisos de radares. Por lo visto, todo radar fijo está señalizado, y hasta avisan de la posibilidad de unidades camufladas.

Cuando tocó salir de la autovía, salí por mi izquierda y me pegué nuevamente al lado más izquierdo. Es simple, solo hay que pensar al revés. No creo que sea algo que cualquiera pueda hacer sin despistarse, pero desde luego me parece algo asequible para un conductor medio. Basta con el “donde fueres, haz lo que vieres”.

Rotonda en Reino Unido

Uno de los puntos más conflictivos son las roundabouts, es decir, rotondas o redondas. Unos carteles bastante llamativos nos recuerdan que hay que entrar por el lado izquierdo. Una vez entramos, hay que mirar al lado derecho, en un coche “autóctono” habría mejor visibilidad. El pasajero debe colaborar no obstaculizando la visión.

El uso de los intermientes debe ser a la inversa, a la derecha para “quedarse” y a la izquierda para salir de la rotonda. Esto me pareció un poco más confuso. Tengo la costumbre desde que me enseñaron en la autoescuela de señalizar hacia la izquierda si mi intención es mantenerme en la rotonda, aunque no cambie de carril.

En la primera roundabout ya me quedó claro el funcionamiento del sistema. Las incorporaciones clásicas ya son otro cantar. Por ejemplo, incorporarse a una vía a nuestra izquierda es más fácil que hacerlo hacia la derecha. Con el volante a la izquierda, la vigilancia del tráfico que viene en sentido contrario es trivial.

Cruce en Reino Unido

Si la intersección contempla tres carreteras a la vez, ya se complica un poquito más. De todas formas a esto se acostumbra uno bastante rápido en mi opinión. Cuestión de práctica. Pero no solo hablaré de este tema, hay otros aspectos de la conducción a considerar. Por ejemplo, hablemos de velocidad.

Si conducimos con un coche británico, el tablero de instrumentación estará en millas. Si vemos un límite que pone “30” y nuestro tablero está en kilómetros/hora, no hay que conducir como mucho a 30 km/h, sino a 30 millas/h, es decir, a 48 km/h. Puede que alguna vez esto llegue a confundirnos.

Las distancias viales están marcadas en yardas y en millas, medidas que no solemos utilizar por aquí. Más complicado es el tema del idioma más allá de lo elemental, porque el vocabulario específico a conocer va más allá del STOP. Por ejemplo, ¿qué es una winding road? Pues mucha curva.

Carretera convencional en Reino Unido

Circulando en carreteras de doble sentido

La autopista es muy fácil, pero la carretera convencional tiene una complicación añadida: los adelantamientos. Lo normal es tener el volante lo más pegado al eje de la carretera, pero cuando el volante no está así, sino al revés, adelantar es una tarea más complicada: no vemos bien el carril contrario si el vehículo a adelantar es mínimamente voluminoso.

En los paisajes británicos es muy común tener los laterales de la carretera algo elevados. Si por ejemplo viene una curva hacia la izquierda, con el volante a la izquierda la visibilidad puede ser tranquilamente cero. El pasajero puede llevarse más de un susto aunque no lleguemos a rozar a los coches que vienen en sentido contrario.

Por otra parte, no es lo mismo trazar una curva tomando la referencia del eje, que la referencia de un borde. Los conductores con menos experiencia, especialmente los noveles, son los que lo pasarán peor por eso de tener referencias. Cuanto más grande sea el coche que conduzcan, peor.

Opel Astra - Volante a la izquierda

Si estamos circulando por una winding road es posible que tengamos varios virajes a ciegas, por lo que hay que mantener nuestra izquierda lo mejor posible. A veces la inexistencia del arcén complica las cosas, y ya no digo nada como el que venga en sentido contrario vaya muy confiado.

Otro peligro a considerar son los radares. Como ya he dicho, todos los que he visto estaban señalizados, y a veces hay aviso de radar fijo cuando no hay ningún cinemómetro. Muchos de ellos están señalizados por segunda vez con líneas negras y amarillas en diagonal. Hay que estar ciego para no verlos, o basta ir distraído.

En ocasiones no sabremos cuál es el límite al que hay que circular. Nos quejamos mucho de España, pero en Reino Unido hay muchas menos señales de limitación de velocidad. Lo mismo puede pasar en Francia en carreteras “pa matarse”. Lo más normal es que encontremos limitaciones de 30 millas en los pueblos y poquito más.

Carretera convencional en Reino Unido

Lo cierto es que comparativamente, me resulta más fácil recordar el límite de velocidad correcto en España que en cualquier otro país donde haya conducido (Francia, Italia, Reino Unido, Holanda, Alemania, Austria y Portugal). Ante la duda, a veces no queda más remedio que ir a 50 km/h, y si luego el límite era de 80 km/h, mejor para nuestro margen.

En algunas ocasiones nos encontraremos con las marcas viales de “SLOW” en el firme, que significa “despacio”. Muchas veces no se concreta numéricamente qué es “despacio”. Los motivos pueden ser muy diversos: una escuela, una curva, la proximidad de algunas obras en la calzada, etc.

Cada vez que viajo al extranjero pienso que en España no estamos tan mal. El lugar donde peor conduce la gente que he visto es en Italia, concretamente en el norte, peor incluso que los españoles. Los alemanes creo que son los conductores más prudentes que me he topado. Lástima que más de la mitad de sus señales no las entiendo…

Autovia en Reino Unido

En resumidas cuentas, es como siempre una cuestión de adaptación al entorno. Si viajamos a ese país y nos montamos en un coche de alquiler con todo a la derecha, nos acostumbraremos más pronto que tarde. Es más complicado llevarse nuestro coche en un transbordador y circular por allí con todo en el lado incorrecto.

Afortunadamente para mi no he probado qué es eso del tráfico intenso en zonas como Londres, que debe ser eso una locura. Pero seguro que será una locura con más pinceladas de civilización y educación vial que en lugares como Madrid. Todavía nos queda mucho que aprender de nuestros vecinos.

De todas formas, choca todo esto con que en verano, los conductores extranjeros son tan incumplidores como los españoles en determinadas zonas, como la AP-7 que bordea la costa este del país. Parece que cuando algunos cruzan los pirineos, se apodera de ellos una extraña enfermedad, y la nacionalidad pasa a ser poco diferenciadora.

Fotografía | Javier Costas (I, III, VI, VIII, IX), didbygraham (IV), JonTandy (V), General Motors (II, VII)