Conducción y medicamentos: peligrosa combinación

Redacción Circula Seguro

17 de noviembre de 2022

Los medicamentos en sí mismos no son enemigos de la seguridad vial siempre que se consuman de forma responsable. No obstante, hay fármacos cuya ingesta es absolutamente incompatible con la conducción de un vehículo. De hecho, la presencia de fármacos en los siniestros de carretera ha aumentado considerablemente en los últimos años, por lo que conviene informarse bien y conocer cómo pueden interferir determinados medicamentos al volante.

La mayoría de los conductores conocen el efecto del alcohol y las drogas, pero un alto porcentaje de quienes consumen a diario medicamentos que pueden influir en la conducción desconocen esta circunstancia o bien la subestiman. La Unión Europea exige desde 1992 que los medicamentos que se comercialicen en los países miembros se clasifiquen en tres categorías según su capacidad para alterar la conducción de vehículos:

  • Presumiblemente seguro
  • Produce efectos adversos leves o moderados
  • Produce efectos adversos graves o potencialmente peligrosos

En la lista de los fármacos del tercer grupo se encuentran los ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos, hipnóticos, antimigrañosos o antiparkinsionanos. Muchos de ellos pueden producir somnolencia, entumecimiento, confusión, alteraciones visuales, pérdida de reflejos, baja concentración, euforia, agresividad…en definitiva, reducen las capacidades para conducir de una persona de forma considerable, lo que supone un peligro tanto para su seguridad como para la del resto de usuarios de la vía.

Pictogramas y prospecto

Pero ¿cómo saber si el fármaco prescrito es incompatible al volante? Lo primero, ya que el medicamento ha de ser recetado por un médico, es preguntar al profesional de la salud. Además, en el envase de algunos fármacos aparece el pictograma de un coche dentro de un triángulo rojo. Esto no significa necesariamente que la conducción esté prohibida al ingerir ese medicamento sino que se nos alerta acerca de la necesidad de leer el prospecto en el que habrá indicaciones precisas al respecto. El prospecto es el “folleto informativo” que aparece en cada medicamento. En él hay que consultar el apartado “Conducción y uso de máquinas” que indica las precauciones que se deben tomar en relación con los efectos adversos en la conducción de ese medicamento.

Además de la información que nos ofrece el propio medicamento hay que tener en cuenta otros factores como:

  • Edad: en las personas mayores, la eliminación de los productos por parte del organismo es más lenta, lo que provoca que se acumulen en el organismo en el caso de los medicamentos, que pueden tener un efecto más prolongado.
  • Consumo de alcohol: combinado con medicación disminuye la capacidad de concentración y reacción.
  • Polifarmacia: la combinación de varios fármacos aumenta el riesgo de efectos secundarios.
  • Trabajo por turnos: Hay que tener especial cuidado con el uso de medicamentos, especialmente con los psicotrópicos, ya que los períodos irregulares de sueño pueden exacerbar los efectos secundarios de los mismos.

Además de estos medicamentos que están contraindicados para conducir, cualquier otra pastilla o jarabe puede provocar algunos efectos en la capacidad para conducir un vehículo. No obstante, en función de su composición, los síntomas pueden ser más o menos importantes. Además, también es necesario considerar la complexión física de la persona para valorar el impacto en su organismo. En cualquier caso, siempre es recomendable consultar con el médico que haya prescrito el tratamiento o bien al farmacéutico que nos lo dispensa.

Señales de alarma

Las señales de alarma que nos pueden hacer pensar que el medicamento que estamos tomando interfiere en nuestra conducción son:

  • Aparición de visión borrosa o doble.
  • Dificultad para concentrarse o permanecer alerta.
  • Sorpresa ante acontecimientos habituales del tráfico (p.ej. frenazo ante un stop o semáforo en el último momento).
  • Dificultad para recordar cómo se ha alcanzado el destino.
  • Dificultad para mantener una trayectoria recta.
  • Frecuentes invasiones de la calzada contraria o conducir por el centro de la carretera.