Acabo de leer un artículo de Nick Ienatsch, ex articulista de Motorcyclist Magazine y colaborador de Cycle World, sobre ya no una forma de conducir, sino una forma de disfrutar de la carretera minimizando al máximo los riesgos.
Hace años, cuando salía por a «hacer curvas», varios miembros del grupo que frecuento, pero sobre todo uno de ellos (llamémoslo el Capitán Centella) utilizaba una técnica realmente sorprendente: priorizaba la trazada y el paso por curva por encima de la aceleración y la frenada. Hoy me he encontrado un artículo que lo detalla perfectamente. Veamos que es exactamente «El Ritmo».
La conducción buscando constantemente el límite implica que en caso de equivocación colleve consecuencias catastróficas. Reconozco después de muchos kilómetros en carretera, que diariamente te la vas jugando, pero a veces compras boletos de diez en diez, y tarde o temprano te acaba tocando.
A todos aquellos que nos gusta buscar esas sensaciones acabamos rodando en circuito (bueno, sólo los que tienen algún mueble alojado en la «azotea»), pero por carretera también se puede disfrutar… y mucho.
Según los miembros del Minnesota HSTA denominan «El Ritmo» como el control de la moto desestimando las aceleraciones y frenadas bruscas. Con ello, evitan dos formas típicas de accidente. Posicionar correctamente la moto a la entrada de la curva, tirarla fuertemente al ápice y aprovechar completamente tu carril es la filosofía de este estilo.
El freno sólo se aplica antes de la curva, de forma rápida y contundente, pero la entrada siempre se debe hacer ya con los frenos sueltos. Si no eres capaz de adecuar tu velocidad, es que estas por encima de tus límites. Esta práctica te permite incrementar tu habilidad para juzgar la velocidad correcta de paso por curva.
Tu carril es el único que existe. El de la izquierda ni deberías ser capaz de pensar en él. En curvas con total visibilidad y sin tráfico en contra, entra por el extremo abierto de la curva, “tira” la moto relativamente tarde hacia el interior para retrasar el vértice del interior y acelera para salir, rozando el extremo de la salida a medida que la moto se levanta. Como la carretera no es una pista, y el tráfico en contra, la gravilla y otras «trampas» existen, deja un margen de 30 o 40 centímetros a cada lado para esos imprevistos.
Continuará…
Vía | Motosws
Foto | Ducati