¿Cómo valorar el uso del casco en la bicicleta?

Esteban Viso

18 de enero de 2014

Me da la impresión de que el debate de casco sí o casco no en bicicleta ha bajado de temperatura en las últimas semanas. Desde que hablamos la última vez sobre si llevarlo siempre, o no y de si nos plegamos o no a la obligatoriedad de uso ha llovido bastante. Que haya llovido no significa que el tema haya pasado de moda, y por eso volvemos a la carga para saber cómo podemos valorar si llevar casco o no influye en nuestro bienestar.
La FUNDACIÓN MAPFRE ha publicado un estudio que, a partir del análisis de las lesiones y secuelas de 2.345 ciclistas accidentados en España entre los años 2010 y 2012, concluye con la importancia del uso del casco, recomendándolo tanto para ciudad como para carretera. El casco en la bicicleta tiene una equivalencia clara con el cinturón de seguridad en el coche.

Soy el primero que se opone a las imposiciones «porque sí», eso que vaya por delante. Creo que cada uno es libre de hacer lo que le parezca, siempre que no infrinja la ley o ponga en peligro a los demás, o sus libertades. En el caso del casco creo que no es la protección total, ni nos protege de colisiones o malos comportamientos, pero también creo que en caso de golpearnos la cabeza sí que nos protege.

La imposición siempre saca a relucir la resistencia

Recuerdo (Sicilia, 1922…) cuando el cinturón de seguridad empezó a ser obligatorio en nuestro país. Se escuchaban argumentos como que era incómodo, arrugaba la ropa, no permitía evacuar rápidamente el coche (!) y muchas otras excusas para no llevarlo abrochado. Se producía la picaresca de llevarlo medio suelto, con pinzas para que no apretase y mil cosas más que servían solo para evitar la multa. Hoy no creo que haya una cantidad importante de conductores que piensen lo mismo, a pesar de que lamentablemente los hay, y no pocos, que no se ponen el cinturón.
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Con el casco de la bicicleta creo que va a pasar algo similar. Insisto en que el debate sobre si existen mil otras formas de asegurar la integridad de los ciclistas que son mejores que el casco (casi todas son preventivas) no me interesa. Es verdad, hay mil otras cosas que mejorar, entre otras la convivencia entre conductores «a motor» y ciclistas. Siguiendo con el paralelismo cinturón-casco, también en aquélla época había muchas otras cosas que atender para disminuir los accidentes de tráfico, imaginaos cuánto camino quedaba todavía por delante entonces.
Eso no quitaba que el cinturón fuese, de forma objetiva, esencial para mejorar la seguridad vial. Hoy lo sabemos todos menos quienes siguen negando la mayor. En el caso del casco, creo que es esencial para reducir las lesiones en la cabeza, siemrpe que el casco sea el indicado y esté bien abrochado, por eso se le llama elemento de seguridad pasiva. Creo que en el debate pro-casco/anti-casco se ha enfocado mal el tema, pensando que el casco iba a solucionar todos los problemas cuando solo sirve para proteger la cabeza.
Con todo, es de recibo poner en relieve algunos datos que se muestran en el informe, por ejemplo que «a principios del año 2013, alrededor del 45% de los ciclistas usaba el casco de protección en el eje Castellana-Recoletos de Madrid. Por otra parte, en junio de 2013, menos del 20% de los ciclistas que NO usaban casco en Madrid indicaban que dejarían probablemente de usar la bicicleta si el uso del casco se hiciera obligatorio». Según el mismo, de ese 20% de ciclistas que dejarían la bici, ua aplia mayoría no veía el casco como un elemento necesario.
Seguramente la información conseguirá mostrar las ventajas del casco en el momento de sufrir un golpe en el cráneo. La obligatoriedad de llevar el casco es contraproducente porque se produce un efecto rebote, o mejor dicho un efecto desobediencia, y por eso siempre estamos insistiendo en que es mejor informar y hablar en positivo que cerrarse en banda y prohibir, u obligar como es el caso. El debate queda, de nuevo, abierto en los comentarios.
Más información | Fundación MAPFRE
Fotos | Richard Masoner