No es de extrañar que a estas alturas del año se nos cuele un curioso polizón en el coche. Moscas, mosquitos, avispas son animales que siempre están dispuestos a recorrer unos cuantos kilómetros en nuestra compañía, y al final corremos el riesgo de acabar peleándonos a manotazos con ellos para convencerlos de que es mejor que vuelen libremente fuera de nuestro vehículo. Y todo mientras conducimos.
No hay que olvidar que las distracciones son uno de los puntos fuertes de la siniestralidad vial, por lo que evitar situaciones de riesgo debería ser nuestra prioridad cuando estamos al volante. No podemos pasar por alto tampoco que algunos insectos, además de molestos, pueden resultar realmente perjudiciales, como es el caso de una avispa cuando le da por picarnos.
¿Qué podemos hacer en casos como estos?
Lo primero es mantener vivo el sentido común. Si detectamos la presencia de un insecto antes de iniciar la marcha, lo lógico es perder un minuto en asustar al bicho con el vehículo detenido y así olvidarnos del problema antes de que se haga mayor. Si nos esperamos a espantarlo cuando estemos en marcha, lo más seguro es que el insecto se quede igual y el susto nos lo llevemos nosotros.
Si resulta que no nos hemos dado cuenta de la presencia del insecto hasta llevar un rato en la carretera, lo mejor es detener el vehículo en cuanto sea posible y así poder echar al bicho con comodidad. Si no es posible parar, normalmente con abrir las ventanillas será suficiente. Lógicamente en cuanto salga el insecto habrá que cerrar las ventanas para evitar que se repita el suceso.
Otra solución provisional consiste en disminuir la temperatura del aire acondicionado y dirigir el aire hacia el parabrisas, donde normalmente revolotean estos animalitos. El frío lo atontará y eso evitará que nos moleste más de la cuenta. Al abrir las ventanas, el bicho huirá en busca de calor. Si además del insecto nos acompaña en el coche un ser algo más racional, él puede ayudar al animal a encontrar el camino de salida empleando una revista doblada, siempre y cuando que nuestro acompañante no acabe siendo más molesto que el insecto, claro.
En caso de que el insecto nos tome cariño y se nos encarame o incluso nos llegue a picar, es básico mantener las manos al volante para poder detener el vehículo con seguridad y así dedicar toda nuestra atención a la picadura. En este tipo de situaciones hay que tener la serenidad suficiente como para pensar que por el hecho de tocarnos la zona atacada no vamos a mejorar, así que es mejor no complicar la situación. No hay nada más triste que acabar estrellados por el simple picotazo de un mosquito.
Vía | SCT
Imagen | Wikipedia