Cómo será el mecánico del futuro

mario

23 de agosto de 2017

El automóvil ha protagonizado una intensa revolución tecnológica durante más de un siglo. En los últimos años la irrupción de la electrónica y la informática no han hecho sino acelerar dramáticamente su evolución, complementando y en muchos aspectos siendo la principal protagonista de las innumerables mejoras. A nivel mecánico los avances han sido sorprendentes y, a pesar del encanto de vehículos con 30, 50 o 100 años, no cabe duda de que ahora son más cómodos, seguros, eficientes y fiables, eso sí, con la consecuencia de complicar el trabajo a los talleres de reparación a medida que la técnica ha ido evolucionado.

Pero, ¿cómo será el mecánico del futuro? Tratamos de responder a través de cómo será el coche del futuro, algo que parece un poco más fácil ahora que hace unas décadas debido a la encrucijada tecnológica sin precedentes a la que nos enfrentamos.

La herramienta básica de siempre, el conocimiento

Si hay algo común a toda época es que en un taller se necesita personal con profundos conocimientos del funcionamiento del automóvil, necesario para realizar el diagnóstico acertado de las averías y saber proceder con la reparación correcta. Si desconocemos cómo funciona un motor es improbable que acertemos con este diagnóstico, y la reparación puede incluso empeorar el estado del vehículo

Antes los fallos de motor solían ser más «analógicos» y paulatinos. El motor empezaba a dar tirones, a hacer ruidos o a perder potencia mucho antes de un fallo total. Por contra, los motores de hoy, refinados y cargados de componentes electrónicos, o bien directamente se paran o bien pasan a modo de fallo con una potencia muy limitada, sin ningún signo exterior aparente. No es hasta que se conecta el ordenador de diagnóstico cuando se pueden empezar a establecer las causas del defecto.

Otro aspecto que ha ido complicando las reparaciones mecánicas es la optimización del espacio en un coche moderno, en el que cada vez hay menos espacio libre para la mecánica debido al mayor número de elementos y la disminución de espacio para el motor en pro del aumento del habitáculo.

El taller, también en plena revolución

A medida que el automóvil se ha ido haciendo más sofisticado, al profesional de la reparación se le ha ido exigiendo mayor conocimiento para poder desempeñar su trabajo. Además, nuevos sistemas se han ido incorporando en una escalada tecnológica de la que ningún fabricante busca descolgarse. Prueba de ello es que en apenas 5 años se han incorporado más sistemas que en los anteriores 20.

Veamos a continuación algunos ejemplos de esas novedades: pantallas LCD en lugar de relojes de instrumentos; conectividad, wifi; funciones de conducción autónoma mediante visión artificial, sensores de radar y ultrasonidos, como la frenada de emergencia automática, asistente activo de carril y conducción autónoma en atascos; freno regenerativo de energía; freno de mano eléctrico; cámaras de visión periférica; motor eléctrico, híbrido; sistema Start-Stop de motor,…

En resumen, mientras el mecánico de antaño prácticamente trabajaba toda su carrera con los mismos conocimientos, el mecánico de hoy día tiene que tener una formación continua para entender el funcionamiento de los nuevos sistemas que se van incorporando al automóvil.

Así como aprender a manejar los complejos equipos de diagnóstico de sus averías. Además, debe poder aplicar las actualizaciones de software que las marcas desarrollan de forma continua. En caso contrario se deberá conformar con trabajar haciendo labores sencillas de mantenimiento en talleres de mecánica rápida, que aun así requieren de conocimientos para el uso de uso de máquinas, software y ordenadores que son necesarios conectar a los modernos coches para realizar casi cualquier operación.

A pesar de que los vehículos tienen funciones de autodiagnóstico, todavía son insuficientes para la correcta identificación de las averías, función que sigue dependiendo en buena parte de los conocimientos y experiencia del jefe de taller.

taller mecánico en el futuro

 

El gran cambio ya está llegando

El rápido aumento de la complejidad, de la mano hoy día con los motores eléctricos e híbridos, hace que los talleres tiendan a la especialización. En lugar de dedicarse a todas las marcas y todo tipo de avería o mejora, los talleres especializan su actividad.

Aun existiendo ya algunos tipos de talleres especializados en equipos de sonido, potenciación de motores mediante reprogramación, reparación de motores, cajas de cambio, chapa y pintura, etc, surgen ahora nuevas necesidades, por ejemplo, especialistas en transmisiones híbridas, en puesta a punto de sensores para conducción autónoma, en Internet y WiFi en el automóvil, en coches eléctricos.

Sin embargo, el rápido aumento de complejidad que sufre hoy día el automóvil puede ser una fase de transición hacia el vehículo 100% eléctrico, mecánicamente mucho más sencillo y fiable que el vehículo híbrido, y hacia el autónomo.

El mecánico del futuro, ¿una profesión más relajada?

Del mismo modo que hoy día funcionan los sistemas operativos de nuestros ordenadores y móviles, el vehículo conectado dispondrá de conexión constante a Internet, gracias a la cual podrá actualizar su software y realizar autodiagnósticos.

Así, los coches, en caso de auto detectarse fallos, pueden acudir a los talleres con las averías ya diagnosticadas, y simplemente le concretarán al mecánico qué secuencia de operaciones de reparación debe realizar. De esta manera el diagnóstico estará en la red y lo realizará quien mejor conoce el coche: el fabricante.

Incluso cuando los vehículos eléctricos sean la norma, las reparaciones mecánicas no van a desaparecer. Los sistemas de freno, dirección, suspensión, neumáticos, siempre van a estar ahí, pero en un coche eléctrico la mecánica se simplifica tanto que posiblemente la palabra mecánico vaya perdiendo el sentido que hoy día tiene.

No olvidemos que los vehículos eléctricos al carecer de motor térmico y de caja de cambios, ni siquiera automática. No necesitarán reparación y mantenimiento de ninguno de los elementos clásicos: cambios de aceite y filtros, inyectores, correas de distribución, turbos, embragues, radiadores. Todas esas palabras no existirían en el vocabulario en un taller de coches del futuro. Más bien estaremos hablando de averías del sistema de regulación eléctrica, de las baterías o de software de control.

HUD de vehículo autónomo futuro

 

En cuanto al mantenimiento y reparación de los sistemas de conducción autónoma, la realizará personal que va a tener un perfil de técnico en electrónica, informática y dominio del inglés técnico. Estará especializado en testear, calibrar y mantener a punto todos los sensores y cámaras con los que el vehículo capta el entorno, así como en la introducción de las actualizaciones y versiones de software adecuadas a las particularidades locales  para adecuarse tanto de características viales como legislativas.

 

En un futuro cercano la coexistencia de los complejos y muy diferentes sistemas de propulsión que son el motor térmico, las cajas de cambio automáticas y manuales, los híbridos y los eléctricos, exigirá una preparación y especialización en aumento para los mecánicos.

Mientras que haciendo una predicción más a largo plazo, en caso de imponerse el vehículo eléctrico y la conducción autónoma la mecánica sufriría una simplificación notable, mientras que la sensórica, la electrónica de potencia y el software tomarían el protagonismo.  Las aptitudes de los profesionales del taller tendrían que cambiar de forma análoga.

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