Cuando nos subimos a un vehículo, el hecho de ponernos el cinturón de seguridad suele ser un acto prácticamente inconsciente, tan interiorizado dentro de nuestros hábitos como conductores o acompañantes, que apenas reparamos en ello. Sin embargo, no está de más que pongamos el foco en este acto mecánico y tomemos conciencia acerca de cómo lo hacemos porque ¿sabemos en realidad cómo ponernos correctamente el cinturón?
Aunque la pregunta parezca trivial, no lo es en absoluto, ya que las consecuencias de no abrocharnos adecuadamente el cinturón pueden ser letales. De hecho, podríamos decir que llevar el cinturón mal colocado es casi tan peligroso como no llevarlo puesto. El conocido como efecto submarino es una buena prueba de ello.
Deslizamiento inferior
Precisamente, el efecto submarino se produce cuando el cinturón de seguridad no se coloca bien y el cuerpo se desliza sin ser retenido al producirse una colisión. Ante un impacto frontal o una deceleración muy brusca, si el cinturón de seguridad no cuenta con la suficiente tensión o el respaldo del asiento está muy reclinado – incluso pueden coincidir ambas circunstancias en el mismo momento – el cuerpo presiona la tapicería del asiento hacia abajo y comienza a deslizarse por debajo de la banda abdominal del cinturón de seguridad. Es, por decirlo así, como si el cuerpo se “escapara” por debajo del cinturón.
Si esta circunstancia se produce, podemos sufrir lesiones muy graves que, incluso, pueden ser llegar a ser mortales. En este tipo de daños, la zona del abdomen sufre mucha presión y, en consecuencia, afecta a todos los órganos vitales que se encuentran en esa parte del cuerpo. Tanto adultos como niños, independientemente de su peso y altura, pueden sufrir el efecto submarino, si bien hay que prestar especial atención a los más pequeños, ya que ellos no tienen la capacidad de supervisar si el cinturón está puesto correctamente y muchas veces tratan de zafarse de esta sujeción.
Principales recomendaciones
Con relación a la seguridad de los niños, es importante que seamos conscientes de que tenemos hábitos que debemos corregir y de que hay ciertas recomendaciones a tener muy en cuenta. En primer lugar, cuando su estatura es inferior a 150 cm deben ir sentados en un sistema de retención infantil adecuado a su talla y peso. En algunos países, la normativa fija esta altura en 135 cm. Sin embargo, lo deseable sería que usaran estos sistemas hasta que superaran el metro y medio de altura. ¿Por qué es tan importante? Porque lo que hace el sistema de retención es posicionar la pelvis de niño unos 80 mm más alta; de esa manera, el ángulo desde el anclaje del cinturón de seguridad hasta la pelvis es mayor y, por lo tanto, el riesgo de movimiento hacia arriba de la cinta abdominal se reduce drásticamente.
También hay que evitar el uso de ropas gruesas (abrigos voluminosos, plumas, etc.), ya que se corre el riesgo de que el cinturón no tenga la adecuada posición en la pelvis y eso puede provocar que la cinta pueda “patinar” con mucha más facilidad al no hacer ese contacto con las fosas iliacas de la pelvis.
Además, cuando se fija el cinturón es importante sacar todas las holguras de la cinta estirando la parte pectoral de la cinta todo lo máximo posible: lo ideal es llegar al tope sin causar molestias, claro está.
Otra recomendación es la de evitar que la silla de los niños se recline, ya sea porque la propia silla lo permita o porque el respaldo del coche tenga esa opción. La mejor posición para evitar el efecto submarino es que cada ocupante adopte la forma de un “4”, es decir piernas y espalda a 90 grados. Si vamos reclinado la espalda, sin levantar las piernas, la figura correspondiente al “4” se desfigurará y, por tanto, aumentará el riesgo de sufrir el efecto submarino en caso de colisión.
Puntos a verificar
Tanto para niños como para mayores es importante recordar que la banda diagonal del cinturón debe pasar por el centro de la clavícula (entre el hombro y el cuello) y la horizontal por debajo del abdomen. En este sentido, nunca debemos esconder el brazo por debajo de la banda longitudinal del cinturón de seguridad.
Además, una vez abrochado hay que verificar que el cinturón no esté retorcido ni enganchado o enrollado en alguna parte de su recorrido. Cuando esto ocurre, el cinturón sujeta peor el peso del cuerpo y también resulta muy peligroso.
Por supuesto, no debemos confundirnos con el punto de anclaje -esto suele ocurrir con frecuencia en los asientos traseros, y colocar nuestro cinturón en el anclaje de otro asiento. También es importante tener en cuenta que después de haber sufrido un percance con el coche hay que cambiar los cinturones, ya que el trenzado puede haber perdido su eficacia e, incluso, pueden haberse producido roturas en los sistemas de anclaje.