Cómo cambiar tú mismo las luces del coche con total seguridad

Carlos R Vidondo

16 de noviembre de 2016

Por lo general (y salvo honradas excepciones), los usuarios de un vehículo somos bastante descuidados con el mantenimiento del mismo, debido principalmente al ritmo de nuestra rutina diaria que nos impide estar siempre al corriente de averías y daños, o simplemente por no haber prestado suficiente atención, como puede ser natural. Pero es por ello, que las autoridades nos advierten continuamente de la obligación de mantener en perfecto estado elementos tan esenciales para nuestra seguridad y la del resto de conductores como son las luces y el alumbrado del coche. En el caso de disponer de faros fundidos podemos exponernos a multas superiores a los 200 euros, con su consiguiente retirada de puntos, además de no superar con éxito la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).

Tipos de faros y cuándo cambiar las bombillas

Algo que seguro que todos tenemos en cuenta a la hora de coger el coche es que a cada circunstancia concreta le corresponde un tipo de alumbrado más o menos adecuado, ya sea por las condiciones meteorológicas del día, el horario o el tipo de trayecto a realizar.

Entre el alumbrado que usamos para ver tenemos las luces de cruce (cortas), que deben usarse siempre de noche por obligatoriedad y de día en casos de baja visibilidad; las de carretera (largas), se usan sólo de noche cuando la vía esté insuficientemente iluminada, o según la normativa, cuando no se pueda leer la matrícula del vehículo que nos precede a menos de 10 metros circulando a más de 40 km/h; y las antinieblas delanteras, son refuerzos luminosos muy potentes y con luz baja y ancha, para seguir los bordes de la calzada. En el caso de las luces para ser vistos, existen las de posición, las de marcha atrás, las antiniebla traseras, las de emergencia y los intermitentes. Hay que tener especial atención con las luces de posición ya que puede pensarse que iluminan y sustituyen a las de cruce, pero no es así, tan sólo complementan indicando posición y altura del coche y deben estar siempre encendidas. Las antinieblas traseras son dos luces rojas muy intensas, obligatorias en casos de niebla, lluvia, nevadas, polvo o humo.

En ocasiones las luces de cruce y las de carretera pueden estar incluidas en una misma lámpara divididas según el largo de sus filamentos, pero siempre debemos revisar los faros uno a uno, si es posible con ayuda de alguien. Es muy recomendable cambiar las bombillas cada dos años o 50.000 kilómetros, ya que con su uso pueden perder hasta un 30% de efectividad, aunque siempre será en función del tipo de lámpara. Podemos encontrarnos con las de incandescencia, en coches de más de 15 años; las halógenas, en la gran mayoría de vehículos, pueden ser de tipo H1 y H4 (sujetas por alambres) o de H7 (fijadas ‘a rosca’); las de xenón, más caras pero con gran proyección (hasta 120 metros); y las luces led, con una vida media de más de 15 años y de color más blanco.

Se deben revisar con cierta frecuencia qué luces se han estropeado y encontrar la raíz del problema, ya sea por el deterioro de la batería (que no arranque), de los fusibles (consultar el manual del coche previamente), por un cortocircuito, un cable averiado o un error del software, o por que la lámpara esté fundida.

Cómo cambiar la bombilla de un faro con seguridad

new car headlights on a white background

Lo primero que hay que tener en cuenta es que las bombillas de la parte delantera son menos accesibles, ya que se encuentran junto al motor. Es por ello que debe esperarse al menos 10 minutos a que se enfríen si se acaba de usar el coche, apagar todas las luces y quitar el contacto para evitar descargas eléctricas o fundir los fusibles. A continuación:

1 – Según el tipo de faro, se debe acceder a él y quitar la goma protectora antihumedad o tapa de estanqueidad y proceder a desconectar la clema de la bombilla para desenchufar totalmente el circuito eléctrico.

2 – Posteriormente tendremos que bajar el clip o alambre metálico que sujeta y mantiene firme a la lámpara para poder extraer el casquillo eliminando la presión en su extremo haciendo un ligero movimiento hacia la derecha. Hay que comprobar los filamentos para saber si efectivamente la bombilla está fundida o hay cualquiera de los otros problemas comentados anteriormente. Es indispensable tener un estuche de lámparas de repuesto en la guantera y poder elegir la que nos convenga en cada caso.

3 – El casquillo de todas las lámparas tiene una serie de pestañas que indican la posición en la que enganchan con el alambre o clip para que se aloje bien en el lugar donde se encontraba ya sea por presión o por giro un cuarto de vuelta. Finalmente se acopla de nuevo el conector o clema y se vuelve a colocar el protector de goma.

Es importante no tocar las bombillas con los dedos (más aún si son halógenas) ya que podrían perder la protección frente al calor del motor y fundirse. Debemos limpiarlas con un trapo al contacto con nuestras manos. Aquí podéis ver un ejemplo audiovisual bastante claro de lo que acabamos de explicar:

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