Sostenibilidad y comodidad componen el binomio perfecto que inspira la movilidad de los coches eléctricos. Pero ¿realmente es así para todos los usuarios? Pongamos el foco en el mero hecho de recargar este tipo de automóviles. Aparentemente, el funcionamiento es muy sencillo: simplemente, hay que extraer el cable del vehículo y conectarlo al enchufe del punto de recarga. De esta manera, la energía de la red pasa a las baterías del vehículo. Pues bien, este acto, aparentemente tan sencillo, es para las personas con movilidad reducida un auténtico esfuerzo, cuando no una auténtica imposibilidad que algunas compañías ya están comenzando a subsanar.
Brazos robotizados
Una de las soluciones que ya se están empezando a probar son los brazos robotizados, que no solo están pensados para las personas con movilidad reducida, sino para las personas de más edad, ya que más allá de la ubicación y la anchura de las plazas de recarga, los propios cables de carga suelen ser pesados a la hora de usarlos.
¿Cómo funcionan los brazos robóticos? El conductor se acerca a la estación e inicia el proceso de recarga a través de una aplicación móvil. En ese momento, y sin que el conductor tenga que abandonar su asiento, se abre la puerta de carga del coche y del poste de la estación sale un brazo robótico que se conecta con precisión al vehículo, gracias a una pequeña cámara que le sirve para posicionarse correctamente.
Recargar desde el techo
Otra versión de este cargador, en la que esta misma empresa ha trabajado en colaboración con la Universidad de Dortmund (Alemania), se sitúa en el techo del aparcamiento. Desde allí baja el brazo que, una vez recargado el vehículo, se repliega en la estación de carga.
La compañía responsable de esta innovación afirma que este robot cargador ya ha superado la fase inicial de pruebas de laboratorio y que ya se han comenzado a realizar ensayos en el mundo real, tanto en plazas públicas de aparcamiento reservadas para personas con discapacidad como en domicilios particulares.
Un robot móvil
En este sentido, otra compañía ha desarrollado una alternativa en forma de robot móvil que también se pone en marcha a través de una aplicación móvil. Se trata de un robot equipado con un sistema de cámaras en cada uno de sus cuatro lados que cuenta con una luz delantera, otra trasera y una banda con múltiples sensores de seguridad. También cuenta con cuatro ruedas para moverse en todas las direcciones, y cada una de estas ruedas puede funcionar de forma independiente. Puede subir y bajar rampas, maniobrar sobre topes de velocidad e incluso girar en esquinas muy cerradas. Tiene dos grandes pantallas a los lados, que no solo sirven para mostrar publicidad, sino también para dar datos sobre sus servicios de carga. Este robot no solo es autónomo, sino que podría instalarse en cualquier sitio, es fácilmente configurable y hace que no sea necesario revisar las instalaciones de estacionamiento ya existentes.
Útil para las grandes flotas
Además de ser una gran ayuda para los conductores que presentan movilidad reducida, esta nueva tecnología robótica podría facilitar la carga de grandes flotas de empresas, y también podría cargar los coches con más potencia y en menos tiempo que los cargadores tradicionales. En este sentido, también se está innovando mucho y, actualmente, algunas empresas energéticas están trabajando en sistemas de carga de vehículos eléctricos por inducción o con pantógrafos, de momento destinados al transporte público.
Sostenibilidad social
Mientras la tecnología trata de solucionar los problemas que surgen con la nueva movilidad, conviene tener presente que aparcar de forma respetuosa con los demás puede ayudar a quien más lo necesita. Por ejemplo, si hay varios puntos de recarga en el mismo lugar, debemos optar por dejar disponible aquel que tenga una mayor accesibilidad para una persona que se desplace en silla de ruedas o el más cercano a la acera. A la hora de utilizar un coche eléctrico hay que tener presente la seguridad y la sostenibilidad, pero esta última también ha de ser social. El horizonte de la movilidad sostenible, al que sin duda caminamos como sociedad, es compartido por el colectivo de personas discapacitadas y con movilidad reducida. Por eso, la movilidad del futuro no solo es una cuestión de tecnología, también es una cuestión de empatía, compromiso personal y responsabilidad como conductores.