Los vehículos con motor junto con los peatones, ciclistas y resto de usuarios, utilizan el mismo espacio. Los que viven en grandes ciudades saben que ese espacio es un bien apreciado y a veces resulta ser escaso y limitado. La afluencia de vehículos detenidos por imperativos del tráfico o ante un semáforo provoca además de ruido, emisión de gases contaminantes. Por eso, ciudades como París y Barcelona han tomado medidas sobre el reparto del espacio en común y la disminución de los efectos sobre el calentamiento global. Veamos qué han consiguiendo.
Más peatonalización y más bici en la ciudad de París
La capital francesa apuesta por reducir el espacio que ocupa el vehículo para dárselo al peatón y al ciclista. De hecho, su alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, quiere eliminar el 72% de las plazas de aparcamiento en sus calles. Una medida que también se llevó a cabo en la ciudad vecina de Lyon, con la reducción de calles, construcción de aparcamientos subterráneos y la mejora del transporte público. Una gestión de la movilidad urbana con muchos ingredientes para conseguir la ciudad perfecta.
Una receta sacada del proyecto Ville du quart d´heure basado en facilitar la proximidad entre dos puntos estratégicos de la ciudad y sin necesidad de utilizar el coche. De ahí su traducción en la ciudad de 15 minutos. Un programa que, además de contemplar la limpieza y seguridad de sus calles, aplicará un reglamento que denomina código de calle. Una especie de recordatorio dirigido a los parisinos para dar prioridad a los más vulnerables, peatones y ciclistas.
Menos coches y menos metro en la ciudad de Barcelona
El confinamiento durante el pasado estado de alarma ha dejado un debate sobre los planes de movilidad urbana. Con las restricciones sobre circulación nos hemos dado cuenta de que podemos disfrutar igualmente de la movilidad de nuestro entorno y sin tener que desplazarnos en vehículo. Por otro lado, el uso de vehículos de movilidad personal (VMP) frente al transporte público, ha contribuido a cumplir, aún más, las medidas sobre el distanciamiento social.
En ese sentido, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también ha emprendido medidas para dar prioridad a las zonas peatonales y los carriles bici en su ciudad. De hecho, ha anunciado la ampliación del aparcamiento regulado en seis distritos para liberar espacio público. Un área de aparcamiento regulado que dará prioridad a los residentes durante los próximos meses. Por otro lado, la Ciudad Condal ya cuenta, desde primeros de año, con la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona además de la implementación progresiva de las conocidas supermanzanas. Una extensión que abarca a sus municipios colindantes y limita el acceso a los vehículos que carecen de distintivo medioambiental.
¿Son posibles las ciudades sin coches?
Sí, son posibles y el ejemplo lo tenemos en la ciudad de Pontevedra. Sus más de 80.000 habitantes vienen disfrutando, desde hace casi veinte años, de la reducción de vehículos con motor por sus calles. De hecho, en el año 2015 ganó el Premio Internacional de Dubái, patrocinado por la ONU, a las mejores prácticas para mejorar el entorno de vida de sus habitantes.
Un entorno donde predominan las zonas residenciales y el límite de velocidad máxima de 30 km/h. Además, con la creación de puntos de estacionamientos gratuitos en zonas apartadas de la ciudad y a pocos minutos del centro han conseguido peatonalizar muchas de sus calles. De esa forma, no sólo han reducido en contaminación sino que además se han evitado siniestros viales y, en concreto, atropellos.
Hace tres años cuando anunciamos la celebración del Día Mundial del Medioambiente, casi avanzamos algo sobre lo que nos venía encima. Uno de los subtítulos del artículo, lo decía todo: La contaminación en las ciudades, una nueva epidemia contra la salud mundial. Fueron los inicios del uso de la mascarilla para evitar la exposición a gases contaminantes. Al final llegó la actual crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus y de nuevo, el uso de la mascarilla. Para terminar y a modo de reflexión, ¿Qué es lo que estamos haciendo mal?
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