Cinco ejemplos de cómo ciudades de todo el mundo solucionan sus problemas de movilidad

Jose Ramon Martinez Fondon

29 de abril de 2019

El crecimiento constante de las ciudades ha puesto en jaque no solamente la movilidad de sus ciudadanos, sino en general el correcto funcionamiento de sus infraestructuras y servicios públicos. Es un problema global, pero no todas las megaurbes necesitan las mismas soluciones; aspectos como la orografía o la renta per cápita pueden condicionar la movilidad de una población. Veamos algunos ejemplos de cómo ciudades de todo el mundo tratan de dar solución a sus problemas de movilidad.

Los semáforos ciclistas de Copenhague

Movilidad en la ciudad

Cada vez es más frecuente en las ciudades encontrarnos con semáforos que se accionan por sensores. Desde aquellos que se ponen en rojo cuando vamos por encima de la velocidad permitida, hasta los que permanecen en verde si ven que hay un mayor número de vehículos circulando, consiguiendo un tráfico más fluido allí donde está más congestionado.

Caso similar es el de Copenhague; en la capital danesa la mitad de su población acude al trabajo en bicicleta, por lo que su consistorio ha querido mejorar su movilidad. Los semáforos no sólo reconocen los grupos de ciclistas y se ponen en verde para darles prioridad, sino que además se coordinan entre ellos para ofrecer a los ciclistas rutas más seguras en las que prácticamente pueden hacer su recorrido entero sin pararse en ningún semáforo.

Parking de precio variable en San Francisco

Movilidad en la ciudad

El uso de sensores para monitorizar el tráfico no es útil solo para reducir la congestión y hacerlo más fluido, sino también para hacer un uso más eficiente de las infraestructuras de pago. Midiendo el flujo de vehículos, por ejemplo, se pueden establecer sistemas de precios variables en peajes de puentes y vías, que se actualicen en tiempo real en función de la demanda en cada momento.

Un sistema parecido es el que ha usado la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco. Con la aplicación de búsqueda de aparcamiento SFPark, monitoriza casi 20.000 plazas de aparcamiento de la ciudad (entre parkings públicos y estacionamientos en la calle), y fija sus precios en tiempo real en función de la demanda y disponibilidad de aparcamiento de cada zona. Un sistema que no trata de aprovecharse de las horas puntas para cobrar más, sino de compensar la enorme desproporción de demanda de aparcamiento que existe en San Francisco según la zona de la ciudad y la hora del día.

Registrar baches con el móvil en Boston

Movilidad en la ciudad

En esta ciudad norteamericana se ha popularizado Street Bump, otra aplicación móvil para conductores y pasajeros que, haciendo uso de los sensores propios de un smartphone, pueden detectar la presencia de baches en la vía cuando se pasa por uno de ellos. Y gracias al sistema de GPS del móvil, identifica la ubicación de ese bache y lo reporta automáticamente a las autoridades municipales. Con ello, la ciudad se ahorra buena parte del coste en tiempo y dinero que supone la programación de un plan de mantenimiento de la vía que abarque toda la ciudad; y el ciudadano está satisfecho porque ve que sus demandas son atendidas con mayor celeridad.

Tomando esta idea, Helsinki y otras ciudades finlandesas quieren ir más allá integrando sensores infrarrojos en el propio cuerpo de la vía. De esta forma, podrían medir la temperatura de la superficie y detectar cuando está helada, cubierta de nieve o inundada por las lluvias. Esta información sería recogida por las autoridades viales, que a su vez reportarían a los ciudadanos a través de aplicaciones móviles.

Ascensores horizontales para los rascacielos de Hong Kong

Movilidad en la ciudad

Esta megaurbe asiática ha visto como, mientras mejoraban a pasos agigantados en sus comunicaciones internacionales y regionales, la movilidad urbana de sus ciudadanos se ponía en jaque. Uno de los principales motivos (aparte de su gran tamaño) ha sido el crecimiento vertical de la ciudad; un problema que afecta en general a muchas de las grandes ciudades del mundo, donde oficinas y viviendas se alzan cada vez más en los grandes complejos de rascacielos.

Por eso Hong Kong está trabajando en mejorar la movilidad «a grandes alturas»; apoyándose en el concepto de Ciudad Colgante, está desarrollando sistemas que mejoran las comunicaciones entre los grandes rascacielos, desde el uso de drones a sistemas de pasarelas o  «ascensores horizontales» como el MULTI de la empresa de elevadores Thyssen Krupp.

El “paso subterráneo” de Toronto

Movilidad en la ciudad

El Path de Toronto es una red de 28 kilómetros de galerías subterráneas que conectan los principales puntos del centro de la ciudad. Así, comunican edificios de oficinas con estaciones de transporte público, tiendas y restaurantes. El objetivo con el que se construyó Path era para que los trabajadores del centro de Toronto pudiesen evitar salir al exterior en los extremadamente meses de frío canadienses.

Toronto no es en absoluto una ciudad pionera; otros ejemplos de ciudades subterráneas son Nápoles y sus catacumbas romanas, Edimburgo y sus bóvedas del siglo XVIII, o el refugio antiaéreo de Beijing (ahora convertido en una ciudad comercial de más de 30 millas cuadradas).

Como vemos, soluciones muy diferentes a problemas de movilidad muy diferentes. Y sin embargo, muchas de estas innovaciones pueden servir de ejemplo para los retos que nos podemos encontrar ahora o en el futuro. ¿Una aplicación para avisar de los baches en la M-30? ¿Semáforos ciclistas inteligentes en las Ramblas de Barcelona? Solo el tiempo nos puede responder a estas preguntas.


Imágenes | Unsplash/Ishan  | Wikimedia/Smaack |  SFPark | Flickr/JoshuaDavisPhotography | ThyssenKrupp | Wikipedia/AlexPakka

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