Carril habilitado en sentido contrario

Jaume

24 de junio de 2014

El carril habilitado en sentido contrario al habitual es uno de los signos visibles en carretera cada vez que se produce un desplazamiento masivo de vehículos, normalmente a principios y finales de unas fechas señaladas. Delimitado por conos, se utiliza principalmente para incrementar la cantidad de vehículos que pueden circular en uno de los sentidos de la circulación.
El principio de funcionamiento es sencillo. En cierto lugar, mediante señalización excepcional, los conductores que se desplazan en determinado sentido conocen de la existencia del carril habilitado para la circulación en sentido contrario. Poco más adelante hay un intercambiador abierto, de los que habitualmente están cerrados con cadenas o vallas, que permite atravesar la mediana y adentrarse en lo que habitualmente es el carril izquierdo del sentido contrario de circulación.

Normalmente sólo se trata de un único carril. Es decir, circularemos entre la mediana (a nuestra derecha) y una fila de conos (a nuestra izquierda) que nos separarán de los vehículos que vienen de frente, según su sentido habitual de la circulación.
El otro día tuve la oportunidad de utilizar uno de estos carriles por primera vez. La densidad del tráfico era bastante llevadera, quizá lo peor había pasado hacía ya horas. Pero vi la señalización y tuve ganas de probarlo.
La verdad es que la sensación es un poco de claustrofobia, encajonado entre la mediana y los vehículos pasando en sentido contrario a velocidades de autopista separados de mi únicamente por una línea de conos. Puedo entender por qué es una solución que se utiliza únicamente en casos de desplazamientos realmente masivos.
En cualquier caso, la circulación por los carriles habilitados en sentido contrario tiene un par de normas, que todos aprendimos en su día pero debemos recordar. En realidad son sencillas y no carecen de lógica.
La primera es la limitación de velocidad a 80km/h, que normalmente viene recordada por la señalización excepcional. El motivo es que nuestro camino se ve limitado a un único carril, incluso más estrecho del habitual debido a la ubicación de los conos y al escaso arcén que suele haber en el lado de la mediana.
La segunda norma a recordar es la obligatoriedad de activar el alumbrado de cruce, con el objetivo de incrementar nuestra visibilidad con los vehículos que nos vienen de frente en los carriles adyacentes. Para cualquier conductor, las luces blancas representan la indicación obvia de un vehículo se dirige hacia ellos. Hace visible no sólo la presencia del coche, sino también su orientación, desde mayor distancia. Incluso en pleno día.
Además de estas dos normas, algo que debe tenerse en cuenta antes de afrontar el uso de un carril habilitado en sentido contrario al habitual es hasta donde nos llevará. Igual que necesitamos de la presencia de un intercambiador abierto para atravesar acceder al carril, también necesitamos de una zona habilitada para salir del mismo.
Ésto nos será indicado poco antes de la entrada, de nuevo por la señalización excepcional, con una leyenda similar a «Carril directo a…». Si nuestro destino se encuentra antes del lugar indicado, entonces entrar al carril habilitado no es una opción para nosotros.
Foto | César Ortiz