Sabemos que los coches del futuro serán más autónomos y conectados y que las carreteras tendrán un papel determinante en la forma que nos moveremos y en el objetivo de conseguir que nadie pierda la vida o resulte gravemente herido en un siniestro de tráfico. ¿Cómo serán estas vías en un futuro? ¿Se están asentando ya las bases de estas carreteras más seguras e inteligentes? ¿Cómo las infraestructuras pueden contribuir a reducir la siniestralidad?
Podemos decir que las carreteras del futuro se caracterizarán por tres aspectos que hoy en día ya consideramos fundamentales. Por un lado, serán más seguras. No hay que olvidar que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el Segundo Decenio de Acción por la Seguridad Vial. El objetivo es reducir a la mitad el número de víctimas mortales y heridos graves en siniestros de tráfico para el año 2030. Se espera conseguir que nadie pierda la vida en un siniestro de tráfico en el año 2050. Por lo tanto, estas carreteras deben procurar lograr este reto y deben tener la capacidad para proteger a los usuarios, es decir, su seguridad intrínseca. Es lo que se conoce como carreteras que perdonan errores humanos.
Un segundo factor que caracterizará a las vías del mañana es, sin duda, la innovación tecnológica. Serán carreteras conectadas que nos ofrecerán toda la información necesaria para conseguir una mejor circulación. El tratamiento de datos y la conectividad mejorarán la forma en la que nos desplazamos. Vehículo, carretera y conductor se comunicarán entre sí. Por supuesto, no podemos dejar a un lado la inteligencia artificial y la red inalámbrica. El Big Data, el Machine Learning o el Internet de las Cosas (IoT) serán fundamentales para mejorar la forma en la que nos movemos.
Por último, estas carreteras respetarán el medioambiente, reduciendo el consumo de energía no renovable gracias a sistemas energéticos más eficientes.
¿Qué tipo de innovación encontraremos en estas carreteras del futuro?
Los conductores podremos ver cruces y farolas dotadas de inteligencia, señales de tráfico inalámbricas y conectadas que proporcionarán información a los conductores y se adaptarán a las situaciones del tráfico. Las vías estarán conectadas con los vehículos; éstos no sólo recibirán datos del tráfico, tal y como ocurre en la actualidad, sino que tendrán información sobre el estado de la vía e, incluso, de si la carretera cuenta con posibles daños estructurales. El sistema también será capaz de reportar estas incidencias para que sean solventadas. La inteligencia artificial también entra en juego; una solución desarrollada por Repsol y Acciona busca incluso que los pavimentos sean capaces de repararse por sí solos gracias a una mezcla que trabaja cuando se produce una pequeña fisura en el asfalto.
Uno de los grandes objetivos es que estas carreteras cuenten con sensores y dispositivos de comunicación que permitan detectar, localizar y ofrecer la asistencia adecuada en caso de siniestro de tráfico de la forma más eficiente y rápida. Esta asistencia es vital para que las víctimas puedan recibir la ayuda necesaria lo antes posible.
Se prevé que los vehículos puedan convertirse en fuentes de energía capaces de encender los diferentes tipos de luz dispuestos en las carreteras y, a la vez, las vías podrían cargar automáticamente los vehículos eléctricos. Éste es el caso de eRoadArlanda, que trabaja desde hace unos años en la conversión de las carreteras en fuentes de alimentación de energía para vehículos eléctricos. Ya lo ha desarrollado en un tramo de dos kilómetros entre el aeropuerto Arlanda y Estocolmo.
Por supuesto, los materiales que se utilizarán para estas carreteras serán más resistentes. El grafeno se muestra como la gran alternativa. Es 200 veces más residente que el acero.
En un futuro no muy lejano, los conductores contarán con las intersecciones inteligentes. En este sentido, radares y cámaras detectarán si hay vehículos próximos a la intersección y avisarán a los otros usuarios que circulan por la vía principal.
Se han enumerado sólo algunos ejemplos de los muchos avances que se están desarrollando e implantando en las carreteras para conseguir vías más seguras, conectadas y respetuosas con el medioambiente. Carreteras que buscan contribuir a una mejor movilidad para todos, segura, sana y sostenible.