De pequeño, para ir al cole, debía ir en autobús escolar. Como ya me gustaba todo lo relacionado con el automóvil, procuraba sentarme delante para poder ver la carretera (salvo cuando tenía que tenía terminar los deberes, entonces me iba al fondo) y siempre me llamó la atención aquel cartel en el que se podía leer : «Prohibido hablar al conductor». Entonces no entendía el por qué del cartel. Cuando empecé a conducir, lo entendí. Distraer al conductor es una mala idea.
Reconozcámoslo, cuando hablamos o nos hablan mientras conducimos, corremos el riesgo de distraernos con más facilidad. Según la DGT, el 30 % de los accidentes son fruto de la distracción al volante. El propio coche ya nos tienta con muchas distracciones en su equipamiento (música, navegador, etc), pero en muchas ocasiones son nuestros acompañantes los que nos distraen y no nos damos cuenta.
La campaña #stopdistraer, impulsada por BP, Castrol y RACE, ha realizado un video con cámara oculta para mostrar las reacciones de diferentes conductores a los que un acompañante “incómodo” va distrayendo. La idea es sensibilizar tanto al conductor como al acompañante. La campaña cuenta con el copiloto de rallies, Luis Moya, y se ha creado la página web www.stopdistraer.com, con videos formativos, virales e infografías sobre las principales fuentes de distracciones, consejos, así como juegos web, concursos en Facebook y campañas especiales en las redes sociales.
La principal conclusión de la encuesta realizada a principios de este año dentro del marco de la campaña “#stopdistraer” a un total de 1.144 conductores, es que ocho de cada diez aseguran que se distraen más cuando van acompañados.
El estudio recoge otros datos interesantes. Las distracciones que se producen con mayor frecuencia a bordo de un vehículo son: hablar con el conductor (60%), atender a los niños (12%), mirar al acompañante (10%) y las discusiones (4%). En este sentido, el 85% de los conductores encuestados reconoce que se ha distraído por culpa de un acompañante, y en uno de cada cuatro casos se produjo una situación de riesgo, llegando a producirse un accidente o una situación de alto riesgo en un 3%.
A partir del estudio se han determinado seis tipos de acompañantes que pueden distraernos: los peques (los bebés para el 79 % de los encuestados y los menores de 14 años para el 68 %), las mascotas (73 %), el «Discutidor», el «Experto», el «Navegador» y el «Tocón».
¿Por qué no te callas?
Si bien los acompañantes pueden ser una distracción, la responsabilidad última, como conductor, es nuestra. No hay que dudar y dejarles claro que su comportamiento nos distrae. Y es que si no vamos concentrados, ponemos en riesgo nuestra vida, la suya y la de los demás usuarios. Según un estudio del ministerio de transportes de Alberta (Canadá) de 2011, un conductor distraído múltiplica por tres sus probabilidades de sufrir un accidente.
Según varios estudios realizados sobre qué supone hablar por el manos libres, dejamos de percibir hasta la mitad de las señales cuando ha pasado un minuto y medio de conversación. Enfrascados en una conversación desagradable con un ocupante que gesticula al lado nuestro, ya no sólo dejemos de percibir las señales, es muy probable que ya ni veamos el entorno de la carretera.
Si perdemos la concentración, aunque sea un poco, mientras conducimos, nuestros reflejos son más lentos y nuestra capacidad de razonamiento disminuye. Estos dos factores hacen que frente a una situación de riesgo, como un obstáculo en la calzada, reaccionemos tarde y choquemos o bien decidamos esquivarlo de un volantazo sin haber visto que, por ejemplo, teníamos una moto u otro coche en el carril de al lado.
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