Cambio de horario y conducción: cómo te afecta y cómo actuar

Redacción Circula Seguro

11 de noviembre de 2022

El cambio de horario de verano a invierno tiene muchas más implicaciones de lo que puede parecer a simple vista. Como siempre, habrá personas que lo noten más que otras, pero está claro que a todos nos afecta: más allá del cambio de ritmo durante el último fin de semana de octubre – que es cuando se fija el paso al horario de invierno-, (una hora más para dormir, comer una hora más tarde, etc.), nuestros biorritmos se trastocan especialmente por el brusco cambio en las horas de luz a las que estamos acostumbrados.

¿Cómo afecta a la conducción?

Con el nuevo horario por las mañanas iniciarás tu jornada con más luz y puede ser que vuelvas a casa ya de noche. Conforme el calendario avance hacia el invierno cada vez habrá menos horas de luz, y eso quiere decir que, sobre todo si te desplazas al trabajo en coche, vas a tener que hacer más uso del alumbrado del vehículo. Por ello, es importante que lo lleves en perfecto estado, revisando que funcione correctamente y con un correcto reglaje. También es importante llevar limpios los cristales del coche.

Utilizar correctamente las luces

No basta con tener las luces en buen funcionamiento, también debemos utilizarlas correctamente, no sólo para ver sino también para que nos vean correctamente: los deslumbramientos son un grave problema en carretera. Por ello, además de llevar la altura de las luces bien reguladas, debemos estar atentos a cambiar las luces (de largas a cortas) al cruzarnos con otros vehículos para evitar deslumbrarles. En cambio, si los afectados somos nosotros, podemos mirar hacia el lado derecho inferior de la carretera y reducir la velocidad para no quedar cegados. Si nos deslumbran a través de los espejos, podemos mover la posición de la cabeza o modificar el ángulo de los retrovisores.

“Miopía nocturna”

Está comprobado que la capacidad visual de un conductor se reduce al 30% de noche, con una reducción de la agudeza visual de un 70% y una importante pérdida del sentido de la profundidad y capacidad para medir distancias. La falta de luz hace que las pupilas se dilaten y que el ojo funcione más con la retina periférica, lo que genera una pequeña miopía nocturna en todos los conductores. De noche también se produce más fatiga visual, lagrimeo y picor de ojos y se pierde visión periférica, por lo que es importante conducir con extremo cuidado y, sobre todo, sin excesos de velocidad y sin saltarse las indicaciones de las señales.

Fatiga

Para evitar el sueño o la fatiga conviene descansar bien antes de ponerse al volante, más cuando se trata de un viaje relativamente largo: conducir de noche supone un mayor esfuerzo en concentrarse, que se acaba traduciendo en más agotamiento. En estos casos es preciso parar a descansar cuando se necesite o cada hora y media, en vez de cada dos horas como se aconseja de día. No hay que olvidar que, en esta época del año, al igual que ocurre durante la primavera, muchas personas se sienten especialmente cansadas.

Algunos consejos para reaccionar ante estas consecuencias del cambio horario son: disminuir la velocidad de conducción en torno a un 20% y extremar siempre las precauciones, sobre todo en el horario entre las 4 y las 6 de la mañana. A estas horas se junta la falta de luz en la carretera con una bajada del nivel de alerta por cansancio.

El cambio de horario se realiza de forma conjunta en varios países de la Unión Europea desde hace décadas, aunque el debate sobre si compensa o no esta alteración en nuestros biorritmos sigue sobre la mesa. Mientras no se tome ninguna nueva decisión al respecto y dado que en octubre cambió la hora, toma todas las precauciones necesarias para que el nuevo horario no afecte a tu conducción.