California abre la puerta al coche sin conductor mientras en Europa culmina el proyecto SARTRE

Josep Camós

29 de septiembre de 2012

Curiosa coincidencia en el tiempo. Mientras en Europa llega a su fin el proyecto SARTRE, en América California sigue los pasos del estado vecino, Nevada, y de Florida, y permite ya que los coches se conduzcan por sí mismos. Hasta la fecha, habíamos visto alguna que otra prueba aislada en aquel estado, pero es de suponer que debía estar expresamente autorizada. Ahora, se abre la veda. La conducción autónoma tiene la consideración de legal.

¿Qué importancia tiene este hecho para la seguridad vial? Mucha. Ya comentamos hace un tiempo, a raíz de las pruebas de Google con su coche autónomo, que el futuro de la movilidad podría pasar por máquinas que nos trasladasen por sí mismas de la misma forma que lo hacen los trenes teledirigidos… sólo que en un entorno infinitamente más complejo que la vía del ferrocarril.

De momento, la legislación de California deja muy claro que en el coche tiene que viajar una persona provista de la autorización administrativa necesaria para conducir, de manera que no dejamos de lado la idea de la experimentación. Una experimentación que se remonta a varias décadas de investigación tecnológica.

La idea de la conducción autónoma se vio por primera vez en la sección Futurama, dentro de la Feria Mundial celebrada en Nueva York entre 1939 y 1940. Tras la Segunda Guerra Mundial General Motors hizo sus pinitos con el tema, y a partir de los años 70 Japón en primer lugar, Estados Unidos después y Europa por último investigaron cómo sería un coche que se condujese por sí mismo.

Google Car

La conducción autónoma según Google y según Volvo

Desde principios del siglo XXI quienes más ruido mediático están generando alrededor de la cuestión son los investigadores de Google. Hay otros equipos trabajando en el tema, como los de varias universidades y, o en colaboración con, BMW, Ford, General Motors, Honda, Hyundai, Mercedes, Nissan, Toyota, Volkswagen y Volvo. Pero en Google saben venderse bien, y en ese sentido no dudan en afirmar que la conducción autónoma será de uso común en un plazo de diez años más o menos.

Y ya sabemos que donde Google pone el ojo… pone el interés comercial. Las imágenes que acompañan este texto están tomadas de un vídeo promocional del coche autónomo de Google, que para la ocasión fue probado por un señor invidente con la compañía de un técnico de la empresa de Mountain View.

Ahí es donde Google pone el acento de su prodigio tecnológico, que lo es. Si en agosto los coches autónomos de Google habían recorrido 480.000 kilómetros, echándole un cálculo rápido la experiencia acumulada debe de haber superado ya el medio millón de kilómetros sin un solo siniestro achacable al sistema. La única vez que chocó un coche de estos fue cuando lo llevaba uno de sus conductores en modo manual. Claro, esto le da alas a Google para vender su invento:

¿Y Volvo? ¿Cómo acabó el proyecto SARTRE? Bien, de momento lo que ha acabado es la fase de pruebas realizadas por carreteras abiertas al tráfico. Ahora se están mejorando los procesos de comunicación entre los coches que forman parte del convoy. Recordemos que en el proyecto SARTRE los coches se unen a un grupo de vehículos comandados por un vehículo nodriza, en las pruebas un camión, que es el que dirige toda la operación.

Cuando el coche se une al grupo, el vehículo nodriza toma el control del coche y le indica cuándo acelerar, cuándo desacelerar y cuándo girar. En sí, los mecanismos que emplea ya están en los coches de calle, están probados. Sin ir más lejos, he tenido la oportunidad de probar la combinación de un control de crucero adaptativo con un sistema de seguimiento de carril (en el Honda CR-V, no hace ni un mes) y aunque tenga demasiadas lagunas como para lanzarse tal y como está, lo cierto es que entre líneas se lee que esto ya está a punto de caramelo.

Es decir, que lo que queda por retocar es la comunicación entre vehículos y poco más. Las pruebas se han estado realizando por varias localizaciones, incluso en un lugar tan cotidiano para nosotros como es España. En las autopistas que rodean Barcelona, para ser más precisos, tal y como vemos en este vídeo. Se trata de un bruto (un vídeo sin locución, sólo con declaraciones) en el que vemos de primera mano cómo es eso de que el coche funcione él solito:

La conducción autónoma llegará

Son conceptos diferentes, desde luego. Google va con la idea del uso completo del automóvil autónomo, muy en la línea de la empresa de hacerlo todo vinculado a su tecnología. Volvo opta más por una solución útil para los desplazamientos monótonos. Ambos sistemas tienen sus inconvenientes, pero también sus ventajas.

Grosso modo, los inconvenientes de la conducción autónoma tienen que ver con los recelos que nos puede dar un coche que gira el volante él solito. Porque lo vemos. Cada vez que subimos a un avión volamos gracias a una infinidad de automatismos que requieren del buen hacer del piloto para momentos muy concretos. Sin embargo en el coche no lo acabamos de ver. Es una cuestión de actitud.

Un problema específico de la conducción autónoma según Google es que su producto, como todos los productos de su empresa, necesita de que todo funcione perfectamente integrado y sin fisuras. Falta por saber cómo se resuelven las situaciones críticas, porque las habrá. Y un problema específico de la conducción autónoma más avanzada tiene que ver con la fase mixta, esa en que el grueso del parque automovilístico todavía no se ha cambiado de bando y conviven ambas formas de entender la movilidad. Ahí puede haber un problema.

¿Por qué? Porque se evidenciará el problema que quiere mitigar la conducción autónoma: el factor humano. Esa es, en resumen, la ventaja de la conducción autónoma, una ventaja que llegará tarde o temprano para mejorar la seguridad vial. Si en el esquema actual tenemos que la siniestralidad vial halla su causa en el factor humano (conductor, peatón, etcétera) en un porcentaje que oscila entre el 70 y el 90 %, según las fuentes, la conducción autónoma eliminará buena parte de esa siniestralidad.

El coche de Google y los coches del proyecto SARTRE ni beben ni se drogan ni se distraen, no se cabrean ni se ponen eufóricos, no circulan con exceso de velocidad aunque lleguen tarde al trabajo ni se pirran especialmente por el riesgo. Esa es su mejor baza. Por eso, tarde o temprano, veremos (o nuestros nietos verán) coches autónomos circulando por unas carreteras que dejarán de tener ramos de flores en los arcenes.

Vía | El País
En Circula Seguro | ¿Serán SARTRE y la conducción autónoma la movilidad que nos espera en el futuro?, Conducción autónoma de Google, ¿algún día el futuro de la seguridad vial será así?
En Motorpasión Futuro | Las pruebas del proyecto SARTRE sobre trenes de carretera llegan a su fin