El verano es tiempo de más viajes en coche de larga distancia con motivo de las vacaciones, para ver a la familia o simplemente por ocio. Seas conductor habitual o seas conductor ocasional, hay un buen consejo que queremos recordarte para que conduzcas siempre con la mayor seguridad posible: cada dos horas de conducción para a descansar.
Cuando uno viaja quiere llegar lo más rápido posible al destino y se nos hace largo el camino. Es por eso que podemos estar tentados de hacernos todo el viaje de un tirón, sin parar en ningún momento, porque creemos que si lo hacemos perdemos tiempo. Pues es un error pensarlo.
Todo tiene un límite, nuestro cuerpo también, aunque podamos ser muy buenos conductores. Incluso aunque hayamos descansando muy bien el día anterior, nuestro cuerpo se va a cansar y fatigar durante la conducción, es irremediable. Y no hay nada mejor para combatir el cansancio y la fatiga que parar a descansar, así de sencillo.
Durante la conducción mantenemos una postura fija permanentemente durante tiempo y además estamos concentrados en la tarea de conducir, atentos a lo que sucede alrededor, a las señales, a la velocidad, a manejar los mandos del vehículo, a frenar, acelerar, trazar curvas, etcétera. Y en esta tarea compleja para nuestro cerebro, nuestros brazos, piernas y espalda se encuentran en tensión. Además nuestra vista también se cansa por tener que ir enfocando a diferentes distancias a múltiples puntos.
Ese cansancio y fatiga que va acumulando nuestro cuerpo a medida que avanzamos kilómetros va disminuyendo progresivamente, muchas veces sin que nos percatemos, nuestra capacidad de atención y reacción. No es un mito, es una realidad: la fatiga nos hace más torpes al volante.
Y además puede aparecer la temible somnolencia que deriba en sueño que atacará sin avisar, por mucho que creamos que podemos seguir conduciendo. Eso por no hablar de que también pueden aparecer otras molestias, como el dolor de espalda.
Así que para conducir con más seguridad, y para evitar peligros, es necesario parar a descansar cada dos horas o unos 150 o 200 km recorridos, según sea la carretera.
Y hay que parar de verdad, sin pensar que estamos perdiendo el tiempo, pues no es así. Hay que parar por lo menos 10 o 15 minutos (y si es un poco más, no pasa nada malo), apagar el coche y bajarnos de él. Así nuestra vista se relajará, podremos estirar las piernas, cambiar de postura y respirar aire fresco. También debemos beber algo y podemos pasar al aseo, aprovechar para repostar el coche o incluso comer algo fresco y ligero.
Recuerda que lo más importante es llegar al destino y no tanto si llegamos un poco más pronto o un poco más tarde.
En Circula Seguro | El mareo de los niños en el coche