Cuando se hace una comparación entre un coche de hace un par de décadas o más con uno actual, uno se da cuenta de que los caballos se han vuelto más “torpes” a igualdad de cuadra. Me explico. ¿Quién se acuerda del SEAT 124 D Especial 1800 de 1974? Pues bien, tenía un motor de 114 CV y en su época, era un coche muy rápido. Pesaba 910 kg.
Hoy día, el SEAT León de 105 CV pesa, como poco, 1.350 kg. El León moderno coge más velocidad (187 km/h) frente al 124 1800 (178 km/h), pero porque tiene mejor aerodinámica y el motor entrega la fuerza de forma más eficiente. Eso sí, en aceleración, era más rápido el 124. ¿Dónde se ha quedado la evolución?
Bueno, es que el engorde del León no se debe a un capricho, hay mucha evolución tecnológica desde 1974 (en este caso). En términos de seguridad activa y pasiva es otro rollo completamente diferente, el 124 en comparación, es un coche de juguete. Pero en su época era lo normal.
Por otra parte, el consumo homologado del León 1.2 TSI es de menos de la mitad que el 124 D, aunque el precio de la gasolina era inferior en la época, y creo que salía más barato que ahora. Habría que ajustar el IPC y otras tantas cosas… pero vamos, que en cierto sentido, los coches me recuerdan a los ordenadores.
Un PC de gama media en 1974 no estaba disponible para uso doméstico, pero poco después llegó el Sinclair ZX Spectrum, con 16 KB de memoria, sin disco duro, alimentado por cintas, 8 colores… Hoy día, quitando los relojes de pulsera, casi cualquier aparato electrónico deja esas prestaciones a la altura del betún.
Incluso un PC 80386 de finales de los 80 nos da la risa hoy día. Los sistemas operativos y programas actuales son incapaces de funcionar en máquinas tan antiguas. Si ponemos el motor del 124 D Especial 1800 a mover la carrocería del León, el pobre las iba a pasar canutas con “tanto peso”.
La seguridad activa y pasiva no solo ha cambiado los pesos, también los diseños. Ahora no podemos imaginarnos un parabrisas tan recto, ni de casualidad. El pilar A (que sustenta el parabrisas delantero) está mucho más inclinado, para ofrecer más espacio de seguridad en caso de deformación, y de paso por cuestiones aerodinámicas.
Ahora los coches se diseñan para darse un buen golpe con ellos. En el 124 D cabía el clásico recurso de colocar una estampita del Cristo o Virgen de nuestra elección y pegarlo al salpicadero. La industria se ha adaptado, la gente prefería tener seguridad a coches con relación peso/potencia de vanguardia.
Es cierto que los coches actuales tienen más potencia que los antiguos, y ¿qué me decís de los neumáticos? En los 70 y 80, tener 13 a 15 pulgadas era lo normal, incluso en berlinas. Ahora casi todos los coches nuevos salen con 15 ó 16 pulgadas como poco, y de ancho de neumáticos, es como comparar zapatos de tacón con zapatos de payaso.
¿Qué ha supuesto esto? Pues en la capacidad de frenada, agarre, adherencia lateral… un mundo de diferencia. Comparemos las 175/70 R13 del 124 D con las 205/55 R16 del León. Nada que ver, por no hablar de la diferencia que hay en tecnologías de neumáticos respecto a 1974: consumo, agarre, duración, fiabilidad, etc.
“Es que ahora si no llevas 17 pulgadas vas descalzo” — ¿le suena a alguien? Sí, es un chascarrillo muy manido. Tiene su sentido, los fabricantes ofrecen ahora dimensiones de rueda absurdas para los más veteranos, pero que tienen su justificación en un coche moderno, incluso por propósitos estéticos.
Cuanto menos perfil llevamos, menor será la deriva, porque el neumático se deforma con los esfuerzos laterales. También será menor la filtración de irregularidades del asfalto, evidentemente. Los motores de poca potencia de antes movían mejor las ruedas pequeñas, ahora, como tienen mucha más fuerza los propulsores, se permiten esas licencias.
No solo hay que hablar de caballos, también de fuerza bruta (par máximo), algo que ha mejorado mucho con la inyección electrónica y las distintas innovaciones. El motor del 124 D 1800 daba 153 Nm de fuerza, pero el León 1.2 TSI le barre con 175 Nm (y como motor moderno no destaca que digamos). Además, el motor moderno tiene más fuerza durante más revoluciones.
“Javier, no tengas mala leche, que el 1800 era atmosférico”. De acuerdo, pero lo estamos comparando con un 1.2 moderno, mucha menos cilindrada, aunque tenga turbocompresor. Por eso, comparar caballos de los 70 con caballos actuales, sin tener en cuenta ni pesos, ni desarrollos de cambio, ni aerodinámica, ni neumáticos… es absurdo.
También podemos tener un mejor recuerdo de las prestaciones de los coches viejos porque eran mucho más ruidosos, vibradores y transmisores de lo que había en el motor. Hoy día llevan tanto aislamiento, que unos 20 coches actuales hacen el mismo ruido que un coche de hace 30 años. Y 100 coches modernos (como el León, Euro 5) contaminan lo mismo que un solo coche de los 70.
Y a pesar de tener más peso y más rozamiento por neumáticos en un coche moderno, son más ecológicos ahora. El motor hace un uso más inteligente del combustible, y la aerodinámica hace mucho. Si nos fijamos en el SEAT viejo, era antiaerodinámico. El León, aunque no es el líder de su clase, es mucho más limpio en ese sentido.
El automóvil ha evolucionado para mejor. En el plano estético o emocional puede que no, pero eso es subjetivo. Incluso en precios. Comparemos las pesetas de la época (ajustando IPC y sueldos) al precio del León moderno, y nos daremos cuenta de lo mucho que se pagaba antes por coches que ahora van mucho más equipados.
En informática, igual, el avance ha ido a mejor. Nos quejamos de que el Assasin’s Creed tarda unos segundos en cargar, pero es que un juego de cinta tardaba 10 a 20 minutos, y eso si la carga no fallaba. No todo tiempo pasado fue mejor, dejando al lado los aspectos románticos y sentimentales, al menos hablando de máquinas.
Por cierto, como el segmento D de los 70 era más bien equivalente al C actual, la comparación quizás parezca así menos absurda. Aún así, el León es más largo que su abuelo.
NOTA: No pongo fotos de crash-test de un 124 para no herir a los amantes de los clásicos.
Fotografía | Piel de toro