Dicen que cincuenta años no son nada, y precisamente estos son los años que lleva el cinturón de seguridad de tres puntos conviviendo con nosotros. Allá por 1959, Nils Bohlin trajo a Volvo el diseño del este tipo de cinturón basándose en los cinturones utilizados en los aviones.
Desde entonces y con cambios mínimos, teniendo en cuenta los años que lleva utilizándose, sigue considerándose como uno de los elementos de seguridad pasiva más importantes para la protección de los ocupantes. El resto de los dispositivos que ahora equipan nuestros vehículos sólo hacen que complementar la eficacia de éste.
Personalmente no soy capaz de usar un vehículo sin llevarlo correctamente abrochado, ya sea en las plazas delanteras como en las traseras. Este simple gesto hace que me sienta integrado con el vehículo, Es más, lo utilizo hasta para mover el coche dentro del garaje, ya que mi cerebro tiene completamente automatizado su utilización.
Por suerte (y como no tengo madera cerca me toco la cabeza), nunca he tenido un accidente lo suficientemente grave como para comprobar su eficacia, pero aun así comprendo perfectamente su importancia. Tanto que me hace mucha gracia cuando escucho a la gente justificarse diciendo que le oprime o que le incomoda. ¿Incomodar?
El cinturón, permite una total libertad de movimientos si está correctamente ajustado. Y esa sensación de opresión es psicológica. El sentido del tacto como otros de nuestros sentidos, se acaba adaptando a las sensaciones que perduran en el tiempo. Es decir, si tocamos algo frío, al cabo del tiempo no lo sentiremos, o si algo nos toca de forma permanente, tampoco la notaremos con el tiempo. ¿A que no estamos sintiendo constantemente el roce de la piel con nuestro cuerpo? Pues es lo mismo.
Os dejo con un anuncio, que demuestra su verdadera utilidad. La que no vemos con nuestros propios ojos.
Foto | Granth
En Motorpasión | Feliz 50 cumpleaños, cinturón de seguridad de tres puntos